Abstract
El suicidio se define como todo acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, o un daño, con un grado variable de intención de morir. En Colombia, la mayor parte de los afectados se concentró en el grupo de edad comprendido entre los 20 y 24 años. Se ha determinado que aproximadamente 1100 estudiantes universitarios, se suicidan cada año. Durante la formación médica, se encuentran unos factores de riesgo específicos para esta población como: la sobrecarga de información y de conocimiento adquirido; la falta de tiempo libre, entre otras. Dado que el suicidio es el prototipo de condiciones que solo pueden ser impactadas desde la prevención, y que el gremio médico es considerado como de alto riesgo para asumir este tipo de conductas, es fundamental intervenir escenarios académicos en donde los estudiantes de medicina puedan ser educados con el fin de que desarrollen la capacidad de reconocer en sí mismos y en sus pares, conductas de riesgo, con el fin de evitar muertes prevenibles en estudiantes y profesionales altamente cualificados. OBJETIVO: Realizar una intervención educativa en los estudiantes de medicina de la Universidad de Manizales, con el propósito de prevenir pensamientos y conductas suicidas. METODOLOGÍA: Estudio cuasiexperimental. La muestra intervenida estuvo conformada por 45 estudiantes de medicina de una Universidad de Manizales, matriculados en segundo y sexto semestre. Se utilizó el estadístico t para analizar las muestras pareadas, evaluando por separado los cuestionarios empleados. RESULTADOS: Fueron intervenidos 45 estudiantes de Medicina de la Universidad de Manizales. El 77,8% (n=35) de los sujetos fueron mujeres y el 22,2% (n= 10) hombres. El 44,4% (n=20) de los participantes pertenecían a segundo semestre y el 55,6% (n=25) restante, a sexto semestre. Los cuestionarios y escalas pre-intervención permitieron detectar que: El 11,2% (n=5) de los estudiantes había tenido algún intento de suicidio en el pasado; según la escala CAGE, el 8,9% (n=4) presentaba un consumo de licor de riesgo y el 2,2% (n=1) un consumo perjudicial; mientras que con el cuestionario ISO 30, se determinó que un 20% (n=9) de los estudiantes evaluado tenían un alto riesgo suicida. Las sesiones desarrolladas favorecieron la desmitificación de elementos frecuentemente asociados con el riesgo suicida y permitieron educar a los estudiantes en estrategias saludables para el manejo adecuado de factores como la ansiedad y el estrés. Después del proceso de intervención, y según información obtenida con la escala ISO 30, la cantidad de estudiantes con alto riesgo suicida disminuyó a 11,1% (n=5), y aumentó el número de estudiantes catalogados como de bajo riesgo (31,2%; n=14)