Abstract

En este artículo queremos comparar las consecuencias de la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) al mercado laboral con las de la Inteligencia Artificial (IA). Al investigar acerca de los efectos de las TIC en el mercado laboral, asumíamos que existía una presión sobre los trabajadores no cualificados debido a la alta probabilidad de perder sus empleos. La tecnología permitía la sustitución de actividades no cognitivas o soft skills, desplazando a ciertos trabajadores hacia el desempleo. Sin embargo, el hecho de que las TIC fueran impulsoras de la capacidad mental humana sugería que esta misma capacidad sería clave para prosperar en el mercado laboral. Por lo tanto, la formación y el desarrollo de habilidades para convertirse en un trabajador cualificado se intuían como la solución ante la pérdida de puestos de trabajo debido a la revolución tecnológica.

No obstante, ahora estamos observando un claro cambio de paradigma. Aunque la inteligencia artificial lleva poco tiempo entre nosotros y aún no se han visto todas sus consecuencias, los argumentos que utilizábamos para sostener que los trabajadores de cuello blanco no estaban en riesgo de desempleo ahora se vuelven en nuestra contra. La IA está reemplazando las habilidades mentales humanas, a menudo haciéndolas más efectivas. Aunque puede haber carencias en la empatía, la IA se beneficia de la objetividad de la información para tomar decisiones de una calidad excepcional.

Para abordar el impacto económico de la inteligencia artificial en el mercado laboral, proponemos una metodología cualitativa basada en el análisis de contenido de literatura especializada, incluyendo la revisión de estudios y artículos académicos relacionados con el tema de investigación.

La literatura actual presenta la IA como una extensión de la incorporación de las TIC y la robotización en la industria. Sin embargo, la implementación de la inteligencia artificial en el sector privado y productivo no significa necesariamente que un robot reemplace a un trabajador humano, sino que puede ser un algoritmo que ayuda a organizar y maximizar los puestos de trabajo de estos trabajadores (Estupiñán & Mesa, 2023).

El debate se centra una vez más en si la creación de nuevos puestos de trabajo será suficiente para compensar la pérdida causada por esta nueva revolución tecnológica. Sin duda, será importante que exista esta compensación, pero la extensión de sus efectos a todos los tipos de trabajos, junto con las posibles aunque no evidentes mejoras en la productividad, plantea nuevas paradojas sobre las que debemos reflexionar.

Aún queda mucho por analizar, pero la IA desafía el sesgo habitual de habilidades en la aplicación laboral de la tecnología. Por primera vez, no se trata solo de automatización y sustitución de habilidades no cognitivas y repetitivas, sino que todo el espectro laboral, incluidas las tareas cognitivas y no repetitivas (estructura ocupacional media), está en entredicho.