A lo largo de este artículo intentaremos describir la relación entre espacio y sujeto en las Soledades gongorinas. Basándonos en los trabajos de Henri Lefebrve y Charles Taylor, sugeriremos la correlación entre el surgimiento de un sujeto puntual, abstracto y autónomo, y las comprensiones del espacio como un ente abstracto y sujeto a la razón, pero por ello también independiente e intercambiable (un cambio en la episteme europea que se habría producido durante a la revolución “científica” que afectó a las disciplinas encargadas de teorizar el espacio, la geografía, la navegación y la cosmografía). Centrándonos en sus Soledades, y especialmente en el fragmento teikoscópico situado entre los versos 182 y 211 de la primera Soledad, intentaremos entender este cambio epistémico y su impacto en la literatura áurea y en la obra de Luis de Góngora, ya que todo el poema se concibe, justamente, como un movimiento en el espacio (una peregrinación) salpicada de momentos teikoscópicos donde se produce una mirada “cosmográfica”, cuadricular, estática, sobre el espacio. Argumentaremos así que la Soledad reposa sobre las concepciones del espacio de Abraham Ortelius y la cosmografía culta mientras juega con los “itinerarios” típicos de la Edad Media, mostrando, sin embargo, una subjetividad radicalmente nueva propia de ese espacio abstracto: un “yo puntual”.
Abstract
A lo largo de este artículo intentaremos describir la relación entre espacio y sujeto en las Soledades gongorinas. Basándonos en los trabajos de Henri Lefebrve y Charles Taylor, sugeriremos la correlación entre el surgimiento de un sujeto puntual, abstracto y autónomo, y las [...]