1. Introducción

Son numerosas las técnicas de educación basadas en el Aprendizaje Activo que se pueden implementar en un aula, sin embargo, en diversas ocasiones muchas de estas técnicas no se efectúan debido a problemas relacionados con la dificultad de su ejecución, ya que no se tiene infraestructura o los espacios son deficientes. El Departamento de Industrias de la Universidad Técnica Federico Santa María, cuenta con una Sala de Aprendizaje Activo, la cual posee una serie de herramientas y mobiliario dispuesto para desarrollar diversas actividades acordes a la metodología activa de enseñanza. De modo que, el presente trabajo, tiene por objetivo conocer la percepción que tienen los alumnos respecto a las condiciones ergoambientales de la Sala de Aprendizaje Activo.

Lo anterior, servirá como parámetro comparativo respecto de una futura medición de las condiciones reales mediante sensores instalados en la sala de aprendizaje activo, además de servir como insumo para futuras intervenciones buscando mejorar las condiciones ergoambientales de la sala y con ello la satisfacción de los estudiantes usuarios de esta, además de vincular dicha percepción con el rendimiento del aprendizaje de los estudiantes en estudios futuros.

2. Revisión de literatura

La literatura disponible respecto al carácter formativo de la educación da cuenta de que las mejores metodologías para involucrar al estudiante en el proceso de aprendizaje son aquellas que centran sus prácticas en la actividad del alumno. En este conjunto de metodologías se encuentra el Aprendizaje Activo, el cual ha tomado relevancia en las últimas décadas [1], a pesar de ser un concepto que nace junto al movimiento de la Educación Nueva en Europa y la Educación Progresista en Estados Unidos (1889-1900) [2-3].

El Aprendizaje Activo permite al estudiante tener un papel dinámico en el proceso de construcción del conocimiento, mientras que el profesor desarrolla un nuevo rol como facilitador del aprendizaje y guía en la profundización de conocimiento del alumno [4].

En este sentido, las estrategias de Aprendizaje Activo pueden ser utilizadas para desarrollar en el estudiante las habilidades de orden superior como lo son el pensamiento crítico y creativo, lo que se refleja en la capacidad de explicar los contenidos a un compañero, un grupo o a la clase completa, expresar ideas a través de escritos, explorar sus propias actitudes y valor, dar y recibir retroalimentación y reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje [5].

Específicamente en la educación superior, la aplicación de métodos activos se remonta a algunas iniciativas universitarias experimentales, al inicio del siglo XX, influenciadas por el movimiento de la Educación Progresista [6-7]. La existencia de diversas investigaciones a lo largo de los años genera entonces las condiciones propicias para la emergencia de un discurso oficial sobre la utilización de los métodos de Aprendizaje Activo [1].

Más específicamente, los resultados empíricos indican que los estudiantes que se forman con Aprendizaje Activo muestran un mejor rendimiento que los que se forman mediante clases tradicionales [8]. De esta forma, los autores indican que el Aprendizaje Activo aumenta el rendimiento de los estudiantes en ciencias, ingeniería y matemáticas.

Son numerosas las técnicas de educación basadas en el Aprendizaje Activo que se pueden encontrar en la literatura científica. Metodologías como el Aprendizaje Colaborativo, Aprendizaje basado en Problemas, Aula Invertida, Aprendizaje Móvil, Educación basada en Competencias, entre otras, actúan como mecánicas para realizar actividades que mantengan involucrado al estudiante [9]. Sin embargo, en diversas ocasiones muchas de estas técnicas no son implementadas en el aula debido a problemas relacionados con la dificultad de su implementación, ya que no se tiene infraestructura y espacios deficientes, o simplemente el contexto no lo permite, por lo cual; de manera general sigue predominando el método tradicional donde el aprendizaje es centrado en el profesor y el alumno tiene un alto grado de pasividad [10].

Las aulas consistentemente bien diseñadas pueden facilitar el aprendizaje activo a pesar de que los detalles de la implementación de las pedagogías pueden diferir [11]. Además del mobiliario necesario para equipar una Sala de Aprendizaje Activo óptima, existen una serie de variables importantes para tener en cuenta respecto al espacio y contexto en el que se desempeñarán las actividades de enseñanza. En este sentido, los factores ergoambientales cumplen un rol fundamental al ser los factores ambientales que constituyen el entorno del sistema hombre-máquina, así como las condiciones físicas que lo rodean y que influyen en su desempeño al realizar diversas actividades. Entre estas condiciones se incluyen: ruido, iluminación y temperatura [12].

En cuanto al ruido, la literatura disponible [13], indica que se puede caracterizar psicológicamente por resultar molesto e indeseable, físicamente por su aleatoriedad espectral y de intensidades, y desde el punto de vista de la comunicación por su bajo o nulo contenido informativo.

La iluminación es un factor que puede interferir en la adecuada visualización de los objetos y entornos, en la eficiencia y eficacia del trabajador, en proporcionar la información adecuada y oportuna de señalización, además de que puede influir sobre el confort y la salud visual [13].

Respecto a la temperatura, la literatura [13] indica que para el ser humano es vital mantener y regular la temperatura interna del cuerpo. La regulación térmica del cuerpo requiere un adecuado balance entre la cantidad de calor que produce el metabolismo y la actividad muscular y el calor que pierde hacia el ambiente, y el objetivo es mantener la temperatura interna entre 36 y 37° C.

En definitiva, la ergonomía ambiental es fundamental para el logro del bienestar y de la salud integral de los individuos, sin importar el contexto en que se encuentren [12]. No obstante, en el contexto educativo cumple un rol esencial.

El punto de partida de toda gestión de calidad en procesos educativos consiste en captar las exigencias de los actores del contexto educativo y analizar la forma de ofrecer soluciones que respondan a sus necesidades [14]. La identificación de las necesidades y expectativas de los distintos segmentos de usuarios de la institución es fundamental para alcanzar su satisfacción. Por tanto, conocer la percepción de los alumnos en este caso, es esencial para mejorar las herramientas que apoyen una metodología de Aprendizaje Activo.

3. Metodología

La metodología del presente estudio consiste en una primera fase exploratoria de revisión de antecedentes y estudios anteriores acerca de aprendizaje activo como metodología de enseñanza-aprendizaje, además del uso de salas de aprendizaje activo bajo el contexto antes descrito, y las condiciones ergoambientales de una sala de este tipo. Particularmente, la sala de aprendizaje activo usada en el presente trabajo es una sala tipo scale-up que cuenta con un área de 72,64 m2, volumen total de 216 m3. Tiene capacidad para 36 alumnos distribuidos en 4 mesas redondas que reúnen a los estudiantes en torno a ellas. Esto hace un ratio de 1,5 m2 por alumno. Posee también 5 proyectores con conexión inalámbrica (Google ChromeCast), sistema de audio Bose, y cámara para grabación de video. Cuenta con 24 metros lineales de pizarra y está provista de 6 ventanas hacia el exterior y 16 bandejas de iluminación.

Complementariamente, con esta primera etapa se logra generar un instrumento de medición que permite conocer la percepción de los estudiantes usuarios de la sala de aprendizaje activo en relación a las condiciones ergoambientales de esta. La segunda etapa de tipo cuantitativa concluyente consiste en la aplicación del cuestionario. En ese sentido, la operación de campo consistió en un muestreo aleatorio simple sobre un total de 177 alumnos de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad Técnica Federico Santa María que cursaron asignaturas durante el primer semestre del año 2019 en la Sala de Aprendizaje Activo. De este modo, el levantamiento de información consideró la aplicación de un cuestionario de 27 preguntas a través de SurveyMonkey logrando un total de 85 encuestas completas. La Tabla 1 muestra las preguntas del cuestionario, de elaboración propia y basadas en la revisión bibliográfica, todas ellas en una escala desde 1 “Muy en desacuerdo” a 5 “Muy de acuerdo”.

Se muestra a modo de ejemplo, el formato de tabla en la Tabla 1.

Tabla 1: Cuestionario utilizado

1. La iluminación de la sala resulta ser suficiente durante todos los horarios de clases acordados, desde las 08:00 hasta las 22:30 horas.
2. La proyección y visualización de presentaciones o contenidos expuestos por el profesor cumple con las condiciones necesarias en términos de iluminación.
3. La iluminación resulta ser la misma en términos de intensidad independiente de los puntos de ubicación dentro de la sala, cabe decir, para todas las mesas o puntos de reunión
4. Debiese existir un mayor grado de luz natural en la sala en cuestión
5. Los ruidos externos a la sala multiuso no afectan de mayor forma al desarrollo ideal de una cátedra, reunión o alguna otra actividad.
6. La sala presenta el equipamiento suficiente para aislar ruidos molestos que se puedan ocasionar en salones o salas adyacentes.
7. Con respecto al ruido al interior, se produce reverberación, efecto producido por los rebotes de la onda sonora en paredes, piso, techo y todos los objetos del aula.
8. El sonido desde un punto extremo de la sala hasta otro es entendible con facilidad.
9. La temperatura es adecuada al interior de la sala independiente de la estación del año en el que se encuentre.
10. Se genera un aumento de temperatura cuando las ventanas y puerta se encuentran cerradas.
11. En la temporada de invierno específicamente, la temperatura general de la sala es baja o inadecuada para realizar clases o actividades.
12. Es necesario algún equipo que regule la temperatura al interior tanto como aumentarla, mantenerla o disminuirla cuando sea necesario.
13. Los colores de la sala no representan mayores problemas en su relación con la iluminación.
14. La tonalidad de la sala trae dificultades en términos visuales, ya sea para dilucidar imágenes de proyector o escritura en las pizarras.
15. Existe una diferencia notable en la calidad del aire que circula cuando las ventanas y puerta se encuentran abiertas y cuando no.
16. La circulación del aire a través del interior de la sala es suficiente y cumple con los propósitos establecidos para realizar clases o actividades.
17. Es necesario algún tipo de sistema que ayude a la ventilación y extracción del aire al interior de la sala.
18. El espacio con el cual cuenta actualmente la sala multiuso es suficiente para llevar a cabo actividades para un máximo de 30 personas.
19. La distribución de la sala con respecto a sus mesas, sillas y escritorios, es buena y aprovecha el espacio disponible.
20. El tamaño de la sala debería ser trabajado y así aumentar la capacidad disponible en metros cuadrados.
21. Los espacios de tránsito dentro de la sala resultan ser suficientes para caminar sin problemas.
22. Las mesas que se encuentran en la sala resultan ser un aporte en cuanto a la relación a tamaño y funcionalidad.
23. Las sillas que se encuentran en la sala resultan ser un aporte en cuanto a la relación tamaño y funcionalidad.
24. Dada la distribución actual, la mantención de la limpieza y orden resulta ser sencilla, sin problemas.
25. La sala tiene acceso a salidas de emergencia en caso de cualquier eventualidad.
26. En caso de un accidente la sala tiene los accesos necesarios para la posible entrada de encargados de urgencia o paramédicos.
27. Las terminaciones de construcción, arreglo de cables, calidad del inmueble; se encuentran en un buen estado y no representan peligro para el diario actuar dentro de la sala multiuso.


Una vez obtenido los datos del cuestionario se desarrolló un análisis de los resultados, utilizando IBM SPSS Statistics, con el fin de obtener indicadores que evidencien la percepción de los estudiantes respecto de las condiciones ergoambientales de la Sala de Aprendizaje Activo.

4. Resultados

En relación con las condiciones de iluminación de la sala, un 81,9% de los encuestados manifiesta estar al menos de acuerdo con que es suficiente durante los horarios de clase, asimismo un 71,9% manifiesta estar al menos de acuerdo con que la visualización de las proyecciones cumple con las condiciones necesarias en cuanto a iluminación. Estos porcentajes descienden a un 65,5% cuando se evalúa la percepción de la intensidad de la iluminación en distintas ubicaciones dentro de la sala. Asimismo, un 70,2% de los estudiantes encuestados manifiesta que debería existir mayor iluminación natural en la sala, cabe destacar que la sala se ubica en un subterráneo. Complementariamente, los colores y tonalidades de la sala no representan mayores problemas para la iluminación y visualización de proyecciones o el uso de pizarra dentro de la sala.

En cuanto a las condiciones sonoras de la sala, un 60,7% de los encuestados manifiesta estar al menos de acuerdo con que los ruidos externos a la sala no afectan el desarrollo ideal de las clases al interior de esta, no obstante, un 47,6% de los estudiantes cree que la sala no presenta suficiente capacidad para aislar ruidos de otras salas adyacentes. En cuanto al ruido interior, un 77,4% de los encuestados manifiesta que no existe reverberación del sonido al interior de la sala, lo cual responde de forma positiva al diseño tipo scale up de esta sala, en ese mismo contexto, un 79,8% de los estudiantes percibe que el sonido de un extremo de la sala a otro es entendible con facilidad.

Respecto de la temperatura al interior de la sala, la condición ergoambiental peor evaluada, un 54,8% de los encuestados manifiesta que no es adecuada, mismo porcentaje manifiesta que se genera un aumento de la temperatura al cerrar puertas y ventanas. Por otra parte, solo un 12,0% de los estudiantes cree que la temperatura es inadecuadamente baja en meses de invierno. En definitiva, las bajas temperaturas no parecen ser un problema a pesar de estar ubicada en un subterráneo, al contrario, la percepción negativa en torno a esta condición ambiental tiene que ver con una temperatura muy alta al cerrar puertas y ventanas lo que genera condiciones inadecuadas para el desarrollo de la clase. Esto se refuerza al constatar que solo un 8,4% de los encuestados no percibe diferencias en la calidad del aire cuando las ventanas y puertas se encuentran abiertas, sumado a un 58,5% que percibe una deficiente circulación de aire al interior de la sala.

En relación con los espacios y mobiliario actual de la sala, un 65,1% de los encuestados creen que es adecuado para llevar actividades con un máximo de 30 personas y un 55,4% cree que la distribución del mobiliario al interior de la sala es adecuada y permite mantener el orden y la limpieza al interior de la sala. Por otra parte, solo un 27,4% de los estudiantes considera que los espacios de tránsito dentro de la sala son suficientes, y solo un 10,9% cree que los accesos a salidas de emergencia son adecuados.

Finalmente, un 60,7% de los encuestados cree que es necesario un equipo que ayude a regular la temperatura junto a un 67,9% que cree necesario un sistema que ayuda a la ventilación y extracción del aire al interior de la sala.

5. Conclusiones

En relación con el objetivo principal de este estudio que perseguía conocer la percepción de los estudiantes respecto de las condiciones ergoambientales de una sala de aprendizaje activo, los resultados permiten en primer lugar concluir que las condiciones ergoambientales se pueden desagregar en condiciones ambientales de iluminación, sonido, temperatura, ventilación, y condiciones mobiliarias pertinencia y distribución del mobiliario y accesos. Una vez identificadas esas condiciones y plasmadas en un cuestionario de 27 preguntas, el estudio permitió evaluar la percepción de los estudiantes usuarios de la sala en relación con las condiciones ergoambientales antes mencionadas.

Se pudo constatar que existe una valoración positiva y satisfactoria en términos generales, no obstante, hay ciertos puntos críticos como la temperatura alta, condiciones de ventilación pobres y accesos deficientes, que plantean desafíos en torno a la mejora de esta sala tipo scale up.

En consecuencia, futuros estudios relacionados a este mismo tema buscarán profundizar en mediciones reales, y no solo perceptuales, respecto de las condiciones ambientales de la sala para poder comparar entre ambos puntos de vista, y luego evaluar el impacto de estas condiciones en el rendimiento del aprendizaje de los estudiantes, generando así contribuciones tanto teóricas como prácticas en torno a la implementación de salas scale up.

Referencias

[1] M. J. Barbagelata y C. C. Silva, “Taller De Aprendizaje Activo En Aula Para El Desarrollo De Habilidades Requeridas Para Un Rendimiento Efectivo En Educación Superior”, en Octava Conferencia Latinoamericana Sobre el Abandono en la Educación Superior, Panamá, 2018, pp.744-752.

[2] L. Luzuriaga, La educación nueva. Buenos Aires: Losada, 1944.

[3] J. Oelkers, “Reformpädagogik vor der Reformpädagogik”, Paedagogica historica, vol. 42, no 1-2, pp. 15-48, 2006.

[4] M. Dueñas, A. Salazar, B. Ojeda, H. de Sola, y I. Failde, “Aplicación y evaluación de los métodos de aprendizaje activo colaborativo en la docencia de Salud Pública en Fisioterapia”, Educación médica, vol. 17, no. 4, pp. 164-169, 2016.

[5] J. Eison, “Using Active Learning Instructional Strategies to Create Excitement and Enhance Learning”, Jurnal Pendidikantentang Strategi Pembelajaran Aktif (Active Learning) Books, vol. 2, no. 1, pp. 1–10, 2010.

[6] K. Reynolds, “Progressive ideals and experimental higher education: The example of John Dewey and Black Mountain College”, Education and Culture, vol. 14, no. 1, pp. 1-9, 1997.

[7] B. Townsend, L. Jackson, and M. Wiese, Creating distinctiveness: lessons from uncommon colleges and universities. Washington, D.C.: The George Washington University, School of education and human development,1992.

[8] S. Freeman, S. L. Eddy, M. McDonough, M. K. Smith, N. Okoroafor, H. Jordt, and M. P. Wenderoth, “Active learning boosts performance in STEM courses”, Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 111, no. 23, pp. 8410-8415, 2014.

[9] S. Z. Zepeda-Hernández, R. A. Abascal-Mena, y E. L. López-Ornelas, “Experiencia de didáctica lúdica para incentivar el aprendizaje”, Pistas Educativas, vol. 36, no. 112, pp. 552- 569, 2018.

[10] P. R. Gaitán y G. T. Tepale, “Motivación en los Estudiantes de la Ibero”, Didac, no. 59, pp. 59-60, 2011.

[11] R. J. Beichner, “History and evolution of active learning spaces”, New Directions for Teaching and Learning, no. 137, pp. 9-16, 2014.

[12] M. T. Escobedo Portillo, L. Cuautle Gutiérrez, A. Maynez Guadarrama, y V. Estebané Ortega, “Escala de Satisfacción Laboral a partir de factores socioculturales y ergoambientales para los docentes de las instituciones de Educación Superior en México”, Ciencia & trabajo, vol. 16, no. 51, pp. 177-184, 2014.

[13] E. L. Krüger and P. H. Zannin, “Acoustic, thermal and luminous comfort in classrooms”, Building and Environment, vol. 39, no. 9, pp. 1055-1063, 2004.

[14] G. Sanjuán Gómez, M. Gómez Martínez, O. Rabell Piera, L. Arcia Arcia, and I. C. Morales Velázquez, “Resultados preliminares del grado de satisfacción con el empleo del aula virtual de la Facultad de Ciencias Médicas General Calixto García”, Revista Habanera de Ciencias Médicas, vol. 10, no. 1, pp. 114-125, 2011.

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Published on 13/03/20
Submitted on 14/01/20

Volume 2, 2020
Licence: CC BY-NC-SA license

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