En 2011 se lanzaron por primera vez las convocatorias Apoyo y acreditación de Centros de Excelencia Severo Ochoa y a Unidades de Excelencia María de Maeztu. Desde entonces estas acreditaciones se han convertido en uno de los ejes de la política científica española, distribuyéndose 186 millones de € y acreditando a 26 centros y 16 unidades. A nivel bibliométrico uno de los criterios de evaluación más llamativos es la necesidad de que los investigadores garantes tengan un Impacto Normalizado de, al menos, 1,5. En este trabajo analizamos críticamente el origen, en los años ochenta, de este indicador bibliométrico normalizado, las variantes que se han propuesto y las limitaciones de su uso en esta convocatoria nacional. Finalmente se ofrece una serie de recomendaciones prácticas para un uso más adecuado y preciso del indicador de Impacto Normalizado con fines evaluativos.
Published on 03/04/18
Accepted on 03/04/18
Submitted on 03/04/18
Volume 27, Issue 2, 2018
DOI: 10.3145/epi.2018.mar.15
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