La televisión actual, en su lucha por la audiencia, no tiene reparo en degradar a los telespectadores con programas progresivamente más violentos y pornográficos, que reclaman a quienes se asoman a ellos la renuncia a la dignidad personal. Faltos del impulso creador, los conjuntos humanos degeneran en meras colectividades, son reducidos fácilmente a la condición amorfa de masas y quedan a la merced de los profesionales de la violencia. La movilización de la sociedad civil se producirá cuando la población emigrante que aún conserva sus ideales y principios ocupe los centros de decisión política.
Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05
Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25690
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