El presente artículo intenta analizar los factores que se ven implicados en el aumento o descenso de la «televisión de calidad». Para poder ver la implicación de cada uno de ellos es primordial determinar antes cuál es la definición de «televisión de calidad» que vamos a utilizar. Teniendo en cuenta que además de Licenciada en Periodismo (y doctoranda) soy periodista, la delimitación estará marcada por mi trayectoria personal como profesional en los medios de comunicación. Por tanto analizaremos el papel de: - Las empresas informativas. Éstas son las que aportan el capital. Por tanto, son las que dirigen, en las formas y en los contenidos. Aquí es necesario precisar el papel de los conglomerados informativos que dirigen a las televisiones y que conforman la Estructura de la Información. Pero no todas las empresas son iguales. Podemos establecer una distinción inicial entre televisiones públicas y televisiones privadas y las funciones específicas y generales de cada una de éstas. A su vez también diferenciaremos a las cadenas nacionales, de las autonómicas, y de las locales (municipales o privadas). - Los profesionales de la comunicación. Las televisiones están compuestas por personas desde el primer hasta el último escalón. Empezando por el director general y terminado por el becario más nuevo, todos los implicados en el proceso de producción determinan el producto final. Por ello, en los distintos niveles será necesario hacer un esbozo de la formación del informador, de la situación personal y de las condiciones laborales, porque todo esto afectará al nivel de «calidad». Para realizar este acercamiento tendremos que analizar la situación de la Educación , en general, y de las escuelas y universidades de periodismo, en particular. Además de las condiciones laborales el periodismo «orquesta», las figuras del «becario» y el «colaborador» y la externalización de la producción y el papel de las productoras. - Por último, aunque no sea el objeto central de este artículo, no podemos olvidar el papel de los telespectadores, como demandantes de un tipo concreto de televisión. Sin eludir el derecho y la ética de la información. Tras delimitar qué factores confluyen en la creación o no de una «televisión de calidad», el siguiente paso es concretar; si queremos acercarnos a este tipo de televisión (de ser el caso), ¿cómo podemos hacerlo? ¿Qué hace falta? Profesionales formados y con ganas (condiciones laborales y personales que lo propicien) y empresas dispuestas (¿intervencionismo estatal?) Todo esto sin creer que una televisión de calidad tiene que ser una televisión elitista y sin caer tampoco en el error de pensar que todo lo que se emita en televisión nos tiene que gustar a todos.
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Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05
Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25780
Licence: CC BY-NC-SA license
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