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RESUMEN

En los últimos años, las redes digitales han dado lugar a nuevos espacios de socialización, acción y protesta, favoreciendo la aparición de nuevas formas de participación social que generan lenguajes propios y nuevas estrategias simbólicas. A fin de analizar la movilización online en el contexto español y de profundizar en estas realidades, se ha llevado a cabo una revisión sistemática de los artículos empíricos, con metodología propia, publicados en la última década por las revistas españolas de Sociología de mayor índice de impacto. Tras identificar 101 estudios generales que cumplían los criterios de inclusión iniciales, se seleccionaron los 34 que tenían entre su objeto de estudio la movilización social online y/o utilizaban la etnografía virtual como técnica de investigación; de ellos se derivó la muestra de análisis final, compuesta por los 16 que abordaban esta cuestión de forma central. Entre los principales resultados obtenidos se encuentra la escasez de publicaciones sobre la dimensión virtual de la movilización, así como el creciente uso y adecuación de la etnografía virtual como metodología de investigación para el estudio de este campo de conocimiento. Así mismo, destaca la potencialidad de la red para ampliar el impacto de las reivindicaciones, la necesidad de romper la dicotomía online-offline, la creación de nuevas narrativas y la transformación de la producción simbólica de los movimientos sociales contemporáneos.

Palabras clave

Movilización social, comunidades virtuales, ciberactivismo, participación online, comunicación digital, revistas científicas

Keywords

Social mobilization, virtual communities, cyberactivism, online participation, digital communication, scientific journals

ABSTRACT

In recent years, digital networks have given rise to new spaces for socialization, action and protest, favouring the emergence of new forms of social participation that generate their own languages and new symbolic strategies. In order to analyze online mobilization within the Spanish context and in order to explore these realities in more depth, a systematic review of empirical articles with their own methodology was carried out. It includes those manuscripts published over the last decade by Spanish Sociology journals with the highest impact factor. After identifying 101 general studies that met the initial inclusion criteria, 34 were chosen whose subject of study included online social mobilization and/or used virtual ethnography as a research technique. The final sample for analysis was drawn from these, comprising the 16 publications that addressed this issue as the central topic. Among the main results obtained we have the scarcity of publications on the virtual dimension of social mobilization, as well as the growing use and adaptation of virtual ethnography as a research methodology for studying this field of knowledge. Likewise, the potential of the Internet to amplify the impact of demands, the need to break the online-offline dichotomy, the creation of new narratives and the transformation of the symbolic production of contemporary social movements are noteworthy.

Palabras clave

Movilización social, comunidades virtuales, ciberactivismo, participación online, comunicación digital, revistas científicas

Keywords

Social mobilization, virtual communities, cyberactivism, online participation, digital communication, scientific journals

Introducción

La movilización social ha terminado por normalizarse en la sociedad contemporánea, hasta el punto de que algunos/as autores/as la denominan «sociedad de movimientos» o «sociedad de comportamiento colectivo» (Javaloy, 2003). Si bien todas las formas de acción y movilización social tienen como finalidad la transformación de la realidad mediante la participación colectiva, cada contexto, cada conflicto y cada situación de partida son diferentes, existiendo una gran diversidad en su configuración y desarrollo. Esta situación, unida a que los movimientos sociales son agentes puramente prácticos y en constante transformación, dificulta su estudio y teorización, pudiendo ser explicados a partir de variables de muy distinta naturaleza (Asún & Zúñiga, 2013), en especial teniendo en cuenta las particularidades que presentan al combinar lo virtual y lo material.

El uso de recursos electrónicos y el desarrollo de las TIC ha favorecido la aparición de nuevas formas expresivas, convirtiendo a los movimientos sociales, en cierta manera, en medios de comunicación (Valderrama, 2010). Esto les ha permitido organizarse y desarrollarse dentro de las numerosas plataformas online disponibles, provocando la creación de gran diversidad de nuevos espacios de acción y protesta a través de la red. De este modo, la participación online permite «evitar cercos mediáticos» dirigidos tradicionalmente por el Estado y los mass media convencionales (Castells, 2009) y las movilizaciones de carácter político comienzan a dejar de ser consideradas como una forma de «comunicación alternativa» para convertirse en experiencias de «comunicación total» (Treré, 2016: 45).

Más allá del impacto tanto estético como promocional que el «activismo digital» (Joyce, 2010) o la «activación digital» (Bustamante, 2019) proporciona a la acción social, se hace necesario profundizar en los nuevos lenguajes y los aspectos profundos y simbólicos generados a través de las diferentes formas de movilización online. De este modo, el presente estudio parte de la práctica inexistencia de revisiones sistemáticas sobre movimientos sociales en el contexto español; si bien es posible encontrar alguna revisión en los últimos años sobre temas específicos, como los resultados políticos (Aguilar, 2019) o la vivienda (Sala, 2018), no ha sido localizada ninguna relacionada directamente con las formas de movilización online. Por ello, se ha llevado a cabo una revisión sistemática de la literatura sobre la participación social en la esfera digital en el contexto español a partir de las publicaciones de carácter empírico de los últimos diez años en las principales revistas españolas de Sociología. En lugar de utilizar la metodología de revisión habitual, consistente en la búsqueda de publicaciones en bases de datos bibliográficas, y a pesar de la mayor dificultad del proceso, se decidió consultar directamente las revistas de mayor impacto, dada su adecuación como fuente formal en este tipo de análisis de la literatura científica (Sánchez-Meca & Botella, 2010). A la hora de analizar los resultados, se ha prestado especial atención a la relación entre el activismo virtual y presencial, así como a los nuevos lenguajes utilizados por los movimientos sociales contemporáneos y el universo simbólico en que se enmarcan.

El estudio de los movimientos sociales contemporáneos

El análisis de la acción social desde las Ciencias Sociales ha incidido tradicionalmente en las consecuencias que a nivel político tienen los movimientos sociales en los contextos en que se desarrollan (Poma & Gravante, 2017), así como en su capacidad para difundir nuevos marcos de significados y promover cambios en el orden social. A partir de la Primavera Árabe de 2011 y los movimientos de indignación a los que dio lugar, la movilización se globaliza desde lo local y la participación se produce al mismo tiempo en las calles y en las redes, dejando atrás el concepto «redes de activistas», ampliamente utilizado hasta entonces, para pasar a hablar de «multitudes conectadas» (Rovira, 2017). Esta difusión global de las protestas, a través tanto de los medios de comunicación clásicos como de las nuevas tecnologías, produjo un efecto contagio en diferentes contextos, «pero también de imitación de las formas de acción, discursos y marcos simbólicos entre movimientos» (Candón-Mena, 2019: 27). En el caso de España, la irrupción del 15M supuso un punto de inflexión en la organización y las dinámicas desarrolladas por las movilizaciones sociales, contribuyendo a su integración o «europeización» (Della-Porta, 2013). Desde el punto de vista académico, generó la aparición de nuevos debates en torno a los movimientos sociales contemporáneos y supuso un reto para la investigación sociológica, aumentando el interés en su análisis, en especial en los aspectos relacionados con los espacios virtuales, que requieren de nuevas claves interpretativas, así como de metodologías de análisis actualizadas. De este modo, a pesar de que aún siguen siendo escasas, en los últimos años se han incrementado las investigaciones centradas en los espacios de acción y protesta a través de la red, analizados principalmente mediante la etnografía virtual, digital o en línea, una técnica de investigación que adapta los conceptos y guías de la etnografía clásica al análisis de los nuevos entornos digitales y las relaciones online (Hine, 2000). Esta metodología se presenta como un intersticio entre investigador/a y objeto de estudio, permitiendo «transformar el propio método y replantear los supuestos teóricos y epistemológicos» del campo de conocimiento (Ardèvol et al., 2003: 18).

Lenguajes profundos y simbologías de la movilización en red

En la sociedad hiperconectada el concepto de espacio público se transforma dando lugar a nuevos contextos para la acción colectiva. Ya a comienzos de siglo, Ibarra señalaba las posibilidades que Internet comenzaba a facilitar a los movimientos sociales, permitiéndoles lograr «un creciente impacto que incrementa sensiblemente su potencial movilizador» (Ibarra, 2000: 285). Las redes digitales permiten aumentar la acción colectiva tanto por el bajo coste del activismo digital como por la posibilidad de coordinarse de forma global, aun movilizándose de manera local (Garrett, 2006; Alonso, 2013). Estos espacios se muestran adecuados para el desarrollo de las denominadas «políticas participativas» por Jenkins et al. (2017), iniciativas políticas por parte de los sectores más jóvenes de la población a partir de movimientos cívicos y activistas innovadores, transformándose tanto las comunidades en que tienen lugar como los actores históricos que las conforman (Gutiérrez et al., 2019). Al mismo tiempo, aparte de las posibilidades de promoción y participación, los entornos digitales dan lugar a nuevos lenguajes, nuevas formas de socialización y nuevos modos de establecer vínculos interpersonales (Rodríguez & Valldeoriola, 2009).

Sin embargo, a pesar de que los nuevos movimientos sociales o cibermovimientos utilizan los recursos digitales cada vez en mayor medida, «no dependen exclusivamente de ellos» (La-Rosa, 2016: 50), pues se (con)forman en la red, pero se legitiman en la calle (Castells, 2009; López-Carrillo, 2016) entrelazando la acción digital y presencial, es decir, las dimensiones online y offline de la movilización. Por ello, han de ser analizados como construcciones sociales que redefinen, en la acción compartida, los significados de los diferentes elementos que componen la cultura de la comunidad donde se desarrollan (Melucci, 1999). A partir del cuestionamiento de los modelos culturales establecidos y las orientaciones generales de la sociedad (Touraine, 1997), ponen en cuestión diferentes códigos simbólicos y proponen significados sociales alternativos, utilizando para ello elementos de la cultura popular y de la cultura mediática, pero también creando elementos nuevos (Candón-Mena, 2019).

La utilización de las nuevas tecnologías determina cada vez más las prácticas y propuestas de los movimientos sociales contemporáneos, pero también sus imaginarios (Tascón & Quintana, 2012), pues involucran «una recreación y resignificación de los universos simbólicos de la sociedad» (Villafuerte, 2007: 177), lo que hace necesario prestar atención a las estrategias simbólicas que desarrollan, el uso que hacen de elementos artísticos y culturales o los símbolos compartidos que construyen las identidades grupales y comunitarias (Cohen, 1985). Es preciso, por tanto, tomar en consideración el imaginario de las movilizaciones, redefinido en los últimos años en torno a la Web 2.0 y las redes sociales (Treré & Barranquero, 2013). En definitiva, cada movimiento social se construye elaborando una serie de valores, lenguajes, símbolos, rituales, y mitos que contribuyen a establecer identidades sociales y psicológicas (Martínez-Herrera, 2011). Las formas de acción social en red, como materialización de la redefinición e innovación de las clásicas movilizaciones, presentan en este punto sus elementos identitarios y de mayor diferenciación. De ahí la importancia de analizar, de manera tanto teórica como empírica, sus nuevos procesos comunicativos atendiendo a dichas realidades, a fin de conocer la totalidad de su naturaleza.

Material y métodos

Pregunta de investigación y objetivos

El presente estudio se plantea la siguiente pregunta de investigación: ¿De qué maneras está siendo analizada, por parte de la investigación sociológica, la dimensión online en el estudio de los movimientos sociales en el contexto español? A partir de ella, se establecen tres objetivos específicos:

  • Analizar la actual investigación en torno a la movilización social en el estado español, ahondando tanto en los campos de estudio como en las metodologías utilizadas, especialmente aquellas relacionadas con los entornos virtuales.
  • Poner en relación las dimensiones online y offline de la participación social, incidiendo en la investigación de los usos de los espacios digitales para la acción colectiva.
  • Profundizar en el análisis sociológico de la construcción de nuevos lenguajes y elementos simbólicos por parte de los movimientos sociales contemporáneos.

Metodología

La revisión sistemática de la literatura es una metodología rigurosa, al limitar el sesgo y error (Cook et al., 1995), que permite, a partir de un método preestablecido y explícito (Sáenz, 2001), identificar, evaluar e interpretar de forma ordenada la producción científica en un campo específico de conocimiento (Fink, 1998).


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En este caso, la revisión sistemática llevada a cabo se centró en el análisis de los movimientos sociales, con especificidad en su dimensión online, por parte de las investigaciones sociológicas de carácter empírico y con metodología propia desarrolladas en el contexto español en la última década. Para realizar esta tarea se utilizaron los estándares PRISMA en cuanto a protocolo, proceso de búsqueda, selección y síntesis de resultados (Moher et al., 2009; Urrútia & Bonfill, 2010), siendo adaptados a nuestro objeto de estudio. De esta forma, los criterios de inclusión iniciales aplicados a partir de la estrategia PICoS (Pertegal-Vega et al., 2019), que tiene en cuenta la población, el fenómeno de interés, el contexto y el diseño del estudio, fueron los siguientes: investigaciones empíricas sobre movimientos sociales; estudios primarios; análisis del ámbito español; publicación en los últimos diez años (2010-2019); publicación en las revistas científicas españolas de Sociología de mayor impacto.

En primer lugar, se seleccionaron cinco revistas por su inclusión en la edición del año 2019 de Journal Citation Reports (JCR)1 y, tras ello, las 34 presentes dentro del área de Ciencias Políticas y Sociología de la edición 2020 del Ranking de Visibilidad e Impacto de Revistas Científicas Españolas de Humanidades y Ciencias Sociales con sello de calidad FECYT (Sanz-Casado et al., 2020), teniendo en cuenta que cuatro de ellas ya habían sido seleccionadas por su inclusión JCR2. De este modo, el listado final estuvo compuesto por 40 revistas, al haberse añadido por su relación temática cinco, presentes en el listado ESCI (Emerging Sources Citation Index) con el criterio de pertenencia al área de Sociología e inclusión en Latindex3 . El proceso de búsqueda fue llevado a cabo, en cada revista, a partir de ocho términos clave de referencia y acceso a las publicaciones de interés. Los conceptos elegidos fueron: «movimientos sociales», «movimiento social», «movilización», «movilizaciones», «acción colectiva», «participación social», «activismo» y «protesta». Este rastreo inicial se desarrolló entre los meses de febrero y mayo de 2020.

Se creó una base de datos con la totalidad de las referencias seleccionadas sobre investigaciones empíricas de movimientos sociales. En esta primera fase se encontraron, tras descartar el gran volumen de publicaciones teóricas y evaluar de forma individual cada una de ellas, un total de 171 artículos, cuyos textos completos fueron analizados de forma independiente por dos de las personas que han llevado a cabo la presente revisión. Se eliminaron 70 publicaciones que no cumplían con los siguientes criterios: priorización de los movimientos sociales en el objeto de estudio (24); utilización de fuentes de datos primarias (12); información exhaustiva sobre la metodología utilizada (22).

Una vez finalizada esta primera búsqueda, las 101 referencias bibliográficas encontradas se organizaron a través del gestor Mendeley, configurándose una base de datos con las siguientes variables de cada artículo: autores/as, año de publicación, revista, temática/s analizada/s, participación online como objeto de estudio, tipo de estudio, estrategia metodológica y utilización de etnografía virtual.

A partir de esta primera criba general se obtuvo una segunda base con las 34 publicaciones que cumplían los criterios de análisis de la participación online y/o uso de la etnografía virtual como técnica de investigación. De ellas, 18 fueron eliminadas por no hacerlo de forma central. Así, se obtuvo una selección final de 16 artículos (véase la resultante base de datos en https://bit.ly/32iUWgf).


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Análisis y resultados

En esta selección final de 16 artículos (véase resumen en https://bit.ly/3aQNVXW) destacan los años 2016 y 2018, con cinco y cuatro publicaciones respectivamente, como los de mayor producción. Esto nos indica que tanto la participación online como el uso de la red como medio de investigación están cada vez más instaladas en nuestra sociedad. De este modo, en la mitad de los casos los/as investigadores/as se centran en la movilización social de forma genérica, en la red, como temática a estudiar, mientras que en el resto es analizada la dimensión virtual de movimientos sociales concretos como el feminismo (4), el 15M (4), o las reivindicaciones de carácter político. Es entonces cuando entran en relación las formas de acción propias de cada movimiento con las posibilidades que las TIC ofrecen para la visibilización y expansión de sus demandas y propuestas.

Resulta característico de este ámbito de investigación el hecho de ser analizado «desde su propio método», ya que la principal técnica metodológica utilizada es la etnografía virtual (en 12 de las 16 publicaciones), posicionándose como la forma más idónea de conocer estos espacios, dada su flexibilidad y la posibilidad que brinda para el estudio de grupos cuyo acceso para los/as investigadores/as se hace difícil en entornos presenciales (Sádaba, 2012). Atendiendo a las plataformas objeto de estudio de las investigaciones, destaca la red social Twitter, utilizada tanto en el seguimiento de cuentas concretas como, en la mayor parte de las ocasiones, de hashtags utilizados como insignias de las diferentes luchas. También se analizan perfiles o grupos de la red social Facebook o espacios webs particulares.

En cuanto a la forma de hacerlo, no es habitual la combinación de técnicas, pues son únicamente cuatro las publicaciones que presentan simultaneidad entre metodologías cualitativas (estudios 1, 12, 14 y 15), siendo la etnografía virtual utilizada junto a fuentes documentales en dos ocasiones (estudios 12 y 14) y junto a la observación participante y las entrevistas en una tercera (estudio 15). Se echa de menos, en todo caso, un uso de la etnografía virtual que vaya más allá de la mera observación directa y utilice otras técnicas de investigación vinculadas al ámbito digital (participación en foros, entrevistas por chat, grupos de discusión online, etc.), tal y como realiza la etnografía tradicional en entornos presenciales. Tan solo en cuatro de los artículos de la muestra se ha estudiado la participación online desde otras técnicas (estudios 1, 2, 5 y 16), haciéndolo en tres de ellos desde una perspectiva cuantitativa, a través de la encuesta (estudios 2, 5 y 16). Se puede observar, de este modo, que la metodología desde la que se ha estudiado la movilización social en su dimensión online es mayoritariamente cualitativa.

Si analizamos ahora con mayor profundidad los contenidos de los 16 artículos seleccionados, podemos observar algunos puntos en común y cuestiones recurrentes en varios de ellos. En primer lugar, la dimensión política es transversal, de forma más o menos explícita, a casi todos los estudios, lo que hace ver la capacidad e intencionalidad de estos movimientos para tener impacto y provocar cambios en la agenda política y social (estudios 2, 6, 7, 8, 10, 12 y 15). Esto parece indicar que la ciudadanía utiliza con frecuencia la red y la visibilidad que ofrece para manifestar sus demandas políticas y sociales (estudios 6, 7 y 11), conformándose las redes sociales como Twitter, en algunos momentos, como principal espacio de protesta (estudios 3, 7, 8, 10, 11 y 13).

Esto va de la mano del hecho de que el principal uso que se hace de los espacios virtuales sea con fines comunicativos (estudios 1, 2, 3, 4, 5, 7, 8, 10, 12 y 13). Por una parte, para el consumo y difusión de información de forma más pasiva y/o unidireccional, donde se encuentra su potencialidad para visibilizar conflictos, luchas y movimientos en desarrollo en el espacio offline, reforzándolos y generando herramientas o elementos para su crecimiento. Por otro lado, conformando espacios de debate y encuentro entre individuos o colectivos con posturas diversas, pudiendo dar lugar a la creación de redes de apoyo online, pero también de dinámicas de enfrentamiento que, si bien no suelen llegar a materializarse fuera de la web, pueden extremarse al no tener lugar en este espacio mediación alguna (estudios 3 y 8). A raíz de esta principal función comunicadora de las TIC, se posibilita la creación de nuevas formas de entender y llevar a cabo la comunicación (estudios 10, 12 y 14), ofreciendo mayor cercanía, accesibilidad e inmediatez que los medios de comunicación tradicionales. De este modo, por medio de la innovación virtual se da lugar al desarrollo de espacios propios para la participación social, como la web «Change.org», a iniciativas para el apoyo y solidaridad, como la plataforma «Wombastic» (estudio 6) o los «crowdfunding», y al uso de herramientas como el humor para la acción social en red, ya que permite subvertir códigos culturales establecidos a partir de una estrategia simbólica (estudios 6, 9 y 14).

En este sentido, el imaginario del 15M se construye mediante referencias comunes de la cultura popular (cine, series, videojuegos, música, celebridades, emoticonos…), haciendo uso de elementos artísticos y culturales para simbolizar sus diferentes demandas. Al mismo tiempo, se refuerzan los mensajes a través de elementos simbólicos, como ejemplifica el hecho de usar diferentes colores para identificar determinadas luchas («Marea verde» para reivindicaciones educativas, el morado como referencia de las luchas feministas, etc.).

Otro de los puntos en común que los/as investigadores/as de la movilización social online destacan es la capacidad de estos escenarios para generar y reforzar, a partir de la pluralidad de actores y discursos existente (estudios 8, 11, 13 y 14), identidades colectivas. No en vano, Internet permite mantener la memoria colectiva de los movimientos sociales y, desde esa base, construir su identidad (estudio 1). Estas identidades favorecen la unificación y el fortalecimiento de las reivindicaciones comunes (estudios 4, 6, 10, 11 y 12) y facilitan la creación de nuevos espacios de encuentro. Basándose en la autonomía y la horizontalidad como valores básicos implícitos de este tipo de movilización, se generan así organizaciones conformadas por «redes horizontales distribuidas» (estudio 12) que se manifiestan por medio de la experiencia colaborativa, la creatividad espontánea y la innovación.

Estas características de la participación social y el activismo en red no son tan diferentes de las formas tradicionales de protesta. Teniendo la apertura y el comunitarismo como distintivo, los medios de acción social contemporáneos permiten ampliar los círculos tradicionales de participación (estudios 5, 10, 12 y 14) al ofrecer mayor accesibilidad, algo que se ha venido destacando especialmente en la población más joven (estudios 2, 5, 6, 7, 15 y 16). El libre acceso ha sido considerado así la principal clave para favorecer la movilización social en los espacios virtuales, algo que se ha detectado escasamente aprovechado por parte de algunos colectivos o luchas en los que se cuenta con una viralidad limitada (estudios 4 y 13). De este modo, una característica común entre los movimientos sociales en la red es el hecho de contar con dinámicas tendentes a la participación pasiva, de mero consumo y reproducción de información, sin profundizar en debates sobre los contenidos de base de cada realidad y cuestión (estudios 2, 4 y 13). Por otro lado, también es reconocido el peligro que tiene el mitificar las nuevas tecnologías con una ilusión de participación no acorde a la realidad, sobreestimando su alcance real que en muchos casos no va más allá de la «movilización efímera» (estudios 7 y 9). Con ello, buena parte de las investigaciones analizadas concluyen que ambas dimensiones se retroalimentan y complementan, si bien en la actualidad se da un mayor volumen de participación social online que offline (estudios 2, 5 y 16).

En cuanto al uso del lenguaje por parte de la movilización online, cabe destacar en primer lugar el modo en que los/as propios/as investigadores/as se refieren al fenómeno estudiado, con términos ya ampliamente extendidos como «ciberactivismo» (estudios 1, 2, 12 y 16) o «cibermovimientos» (estudio 12), con su concreción como «ciberfeminismo» (estudios 4 y 13), así como otros más específicos como «movimientos tecnopolíticos» (estudio 1) y «tecnoactivismo» (estudio 15), o «movimientos sociales conectivos» (estudio 11).

Centrándonos ya en el análisis de los espacios digitales utilizados por los movimientos sociales contemporáneos, se observa un paso de los discursos y lenguajes tradicionales hacia nuevas formas discursivas y expresivas que permiten acceder a un público más diverso y plural (estudios 1 y 11). Se crean nuevos conceptos propios dentro de cada movimiento, como la masiva utilización de los términos «precariado» en el 15M (estudio 1) o «sororidad» por parte del feminismo (estudio 6). Al mismo tiempo, se difunden discursos específicos con un lenguaje más creativo, imaginativo, referencial y abierto, relacionado con formas populares.

Este lenguaje propio de la actividad virtual y en red se adapta a cada plataforma, organizando los discursos mediante la concisión, la hipertextualidad y el uso de palabras clave, tal y como sucede con los hashtags (estudios 3, 7, 8, 9, 10, 11 y 12), utilizados como emblemas de posicionamiento (estudio 8), o con la reivindicación de demandas políticas en el «campo de batalla gráfico» (estudio 6). En este sentido, las redes sociales se configuran como espacios idóneos para la difusión de mensajes concretos y la condensación de ideas complejas en contenidos simples, generalmente de carácter desenfadado, que provocan el «efecto contagio» y permiten hablar de un nuevo lenguaje (estudio 9). Así, por ejemplo, los tuits suponen una forma expresiva simplificada de participación, de rápido consumo y propagación, que puede inducir a la acción y posibilitar el empoderamiento de la ciudadanía (estudio 10), al tiempo que los memes se presentan como un tipo de comunicación espontánea, sincrética y visual que genera una cadena de retroalimentación creativa (estudio 9). En todo caso, este contexto es así mismo propicio a la proliferación de bulos, «fake news» y otros tipos de desinformación que desvirtúan la realidad (estudio 3). En este tipo de plataformas, los/as propios/as usuarios/as componen «un paisaje multimodal […] de autoría compartida, generada a partir de comentarios y referencias cruzadas» (estudio 4), lo que, a pesar de generar gran número de interacciones en la red, no siempre da lugar a una movilización propiamente dicha (estudios 7 y 9).

En conclusión, podemos hablar del surgimiento de una «cultura digital global de la movilización», ligada a la cultura de Internet, a través de la cual un gran número de movimientos sociales consumen, transforman y crean cultura a nivel local a partir de una serie de referentes compartidos (estudio 1), que generan lenguajes y simbologías propias. De este modo, el espacio online se conforma como un nuevo elemento político y social, un nuevo agente que puede traspasar fronteras y generar y asentar sentimientos de identidad, un «nosotros/as virtual» (estudio 13) que en ocasiones inspira la acción colectiva.

Discusión y conclusiones

A partir de la revisión sistemática llevada a cabo se ha podido comprobar, en primer lugar, la escasez de publicaciones existentes en las revistas españolas de Sociología en torno a la naturaleza y particularidades de la movilización social online, lo que sin duda contrasta con la aparente proliferación de estos movimientos en España en las últimas décadas, con su análisis más exhaustivo en otros contextos como el latinoamericano o el anglosajón.

En lo que se refiere a la metodología utilizada, el difícil acceso desde otro tipo de métodos a las nuevas realidades que trae consigo el uso de los espacios digitales por parte de los movimientos sociales contemporáneos hace que las investigaciones que componen la muestra final analizada encuentren en la etnografía virtual una técnica idónea para su análisis. Sin embargo, a pesar de que la complementariedad de técnicas es utilizada en algunos casos, ninguno de los artículos de la muestra final emplea una metodología mixta de investigación, lo que convendría potenciar y ampliar a fin de ofrecer un conocimiento más completo e integral. Así mismo, se encuentra una limitación importante en el uso casi exclusivo de la observación directa como técnica propia de la etnografía virtual, desaprovechando el potencial que brindan otras técnicas de investigación vinculadas al ámbito digital. Se necesita, por tanto, de nuevos planteamientos metodológicos específicos que se adecúen a estas nuevas formas de relación y acción virtual que están transformando el significado de la participación social. En cuanto a los contenidos de las publicaciones seleccionadas, se echa en falta un análisis más exhaustivo y profundo del universo simbólico y mitológico que transmiten las redes y los movimientos sociales contemporáneos, lo que nos ha impedido ahondar en mayor medida en estas realidades. No obstante, se ha podido observar la intencionalidad y capacidad transformadora que las nuevas formas de participación y acción ciudadana tienen para el cambio social, y cómo la dimensión online permite la aparición de nuevos discursos y lenguajes más abiertos y accesibles.

El conjunto de artículos analizados muestra que, a pesar de que la participación social en red y el ciberactivismo son formas diferentes de movilización, tienen características comunes como la organización horizontal, flexible y multinodal, confirmando lo sostenido por autores/as clásicos/as como Melucci (1996), o la búsqueda del cambio de mentalidades, en consonancia con lo afirmado, entre otros, por González-Lizárraga et al. (2016). Mediante nuevas dinámicas en las formas de protesta y en las estrategias comunicativas, los movimientos sociales contemporáneos son capaces de influir en la agenda política y social, destacándose la potencialidad de los espacios web para ampliar el impacto de las reivindicaciones y la capacidad de las redes sociales para reforzar los vínculos sociales e impulsar el compromiso cívico, aunque se advierte del riesgo de que estas nuevas formas de activismo se limiten a una participación pasiva que no tenga su correspondencia en las calles. En este sentido, pese a que en gran medida se ha producido una sustitución de la movilización analógica por la acción digital, tal y como afirman autores/as como Flesher-Fominaya y Gillan (2017), las dimensiones online y offline de la movilización se retroalimentan y complementan (Herrero et al., 2004), de modo que es necesario, especialmente en el ámbito académico e investigador, romper dicha dicotomía y vincular todas las formas de acción para conseguir configurar una visión panorámica del estado actual de la movilización social. Para ello, en futuras investigaciones sería interesante realizar una puesta en relación de ambas formas de participación, especialmente centrada en sus contenidos y en su dimensión interna (mensajes, lenguajes…), así como analizar las propuestas de acción en las que se actúe en los dos niveles, de manera que puedan ser analizadas «en una lógica de ampliación del repertorio y no en una dinámica de sustitución de lo físico por lo virtual» (Treré, 2016: 48). Por otro lado, las investigaciones revisadas muestran la existencia de una nueva narrativa en la movilización social online que utiliza un lenguaje más cercano, referencial y abierto, y en la que la hipertextualidad y el componente visual cobran especial relevancia. Así, cada colectivo encuentra una voz propia en el marco de los diversos formatos expresivos, otorgándoles mayor visibilidad y posibilidad de acceso al conjunto de la población. Al mismo tiempo, partiendo de lo local, se produce una resignificación simbólica globalizada desde la cultura popular y digital que genera una identidad colectiva y que convierte a cada movimiento en «un laboratorio de producción simbólica que necesita comunicar» (Rovira, 2017: 9).

Por último, existe un debate entre quienes defienden el poder de transformación y producción social de las redes digitales bajo ideas como la de «cultura participativa» de Jenkins et al. (2016), cayendo en ocasiones en la «tecnofascinación» o el «tecnoutopismo», en consonancia con autores/as como Orihuela (2008), y quienes, como MacKinnon (2012), critican este tecno-determinismo, señalando el impacto limitado de las redes, y poniendo el foco en cuestiones negativas como la contrainformación online, que hace uso de la posverdad como elemento retórico del relato político. La mayor parte de los estudios analizados, sin embargo, parecen abogar por un punto intermedio, en la línea de autores/as como Treré (2018) o Rendueles y Sádaba (2019), quienes, valorando la potencialidad de estos espacios, consideran limitado su impacto real para la movilización.

En todo caso, a pesar de que es preciso reconocer las limitaciones del presente estudio al analizar únicamente artículos de revistas de alto índice de impacto y no teniendo en cuenta otro tipo de publicaciones, la revisión sistemática llevada a cabo ha permitido comprobar la potencialidad que Internet, y en concreto las redes sociales, tienen como herramienta de la ciudadanía, mostrando las formas de acción de la movilización social online como un reflejo de la pluralidad de pensamientos existente en la sociedad contemporánea. En definitiva, como venimos insistiendo, es necesario un mayor análisis de las nuevas dinámicas generadas por los movimientos sociales contemporáneos, así como la puesta en marcha de estrategias metodológicas que, junto a la etnografía virtual, integren diferentes técnicas de investigación cualitativa que permitan un acercamiento integral, pero pormenorizado, a estas complejas realidades. (1)

Notes

  1. «Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social»; «Aposta, Revista de Ciencias Sociales»; «Gazeta de Antropología»; «Prisma Social»; «Sociología y Tecnociencia, Revista digital de Sociología del Sistema Tecnocientífico».
  2. «América Latina Hoy»; «Arbor», «Áreas, Revista Internacional de Ciencias Sociales»; «Ciudad y Territorio, Estudios Territoriales»; «Cuadernos de Trabajo Social»; «Digithum»; «Empiria, Revista de Metodología de Ciencias Sociales»; «Encrucijadas», «Revista Crítica de Ciencias Sociales»; «Gestión y Análisis de Políticas Públicas»; «IDP, Revista de Internet», «Derecho y Política»; «Investigaciones Feministas»; «Masculinities and Social Change»; «Methaodos, Revista de Ciencias Sociales»; «Migraciones»; «OBETS. Revista de Ciencias Sociales»; «Papeles del CEIC», «International Journal on Collective Identity Research»; «Papers, Revista de Sociología; Política y Sociedad»; «Relaciones Internacionales»; «Res Publica, Revista de Historia de las Ideas Políticas»; «Revista CIDOB d'Afers Internacionals»; «Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos»; «Revista de Paz y Conflictos»; «Revista Española de Ciencia Política (RECP)»; «Revista Española de Discapacidad» (REDIS); «Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS)»; «Revista Española de Sociología» (Sociology); «Sociología del Trabajo»; «Teknokultura: Revista de Cultura Digital y Movimientos Sociales»; y «adComunica, Revista Científica de Estrategias, Tendencias e Innovación en Comunicación».
  3. «REIS. Revista Española de Investigaciones Sociológicas» (incluida en el área Sociology); «RIS. Revista Internacional de Sociología, Historia y Política» (Political Science), «Revista de Estudios Políticos» (Political Science) y «Comunicar. Revista Científica Iberoamericana de Comunicación y Educación» (Education & Educational Research y Communication; incluida además en el ranking FECYT 2019 dentro del área de Ciencias Sociales).

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Published on 30/06/21
Accepted on 30/06/21
Submitted on 30/06/21

Volume 29, Issue 2, 2021
DOI: 10.3916/C68-2021-04
Licence: CC BY-NC-SA license

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