2005, España: la televisión digital a la vuelta de la esquina. Más canales, más oferta, ¿mayor libertad? Adaptación. Mayor negocio, sin duda. La llegada de la televisión digital terrestre se avecina como uno de los grandes cambios acontecidos desde el nacimiento de ese joven electrodoméstico que entró en nuestros hogares no hace tanto tiempo, y que ha sustituido a la ventana, al patio de vecinas, a la tertulia del café. Es por ello un momento incluso mejor que cualquier otro para retomar el análisis crítico de los medios de comunicación. De cómo y para qué nacieron, para quién trabaja y en qué medida son buenos compañeros de mesa. Sólo entonces podremos decidir si nos creemos las bienaventuranzas de la nueva señal digital. El Estado-Nación desaparece, la vida se transnacionaliza y da lugar a un nuevo objeto de control: la propia vida, la biopolítica. En ella, el sujeto como individuo es integrado en una red de carácter mundial donde las diferencias se anulan en pro de una libertad y democracia global e igualitaria; una democracia virtual donde todos consumimos lo mismo, donde el business está asegurado. ¿Libertad? Sí, pero una libertad comercial, mercantil. Los medios son espejo y a la vez reflejo de esa realidad en la que viven y transmiten. De este modo, los medios son de naturaleza imperial, copian el mensaje emitido por el modelo global y lo difunden, en red, hasta el último televisor encendido en casa de nuestro vecino: una misma televisión para todos, la democracia del mando a distancia. Así potencian y retroalimentan las condiciones de producción del sistema del cual nacieron. Pero a la vez, son el punto de fuga, el talón de Aquiles más vulnerable del sistema. No se ha de olvidar que los medios (y, en mayor medida, la televisión) pueden ser un instrumento eficaz no sólo en manos del poder imperial, sino que su capacidad potencial como generadores de poder puede funcionar en manos de aquel que sepa su funcionamiento. El Imperio debe ser cuestionado desde su seno, y atacado con sus armas y en su campo de batalla. La televisión local, alternativa y provocadora, como potencial destructor de ese modelo imperial puede ser la respuesta. Lo que nació en los años ochenta como vídeos comunitarios tiene su mayor virtud en esa proximidad de la comunidad de vecinos, del pueblo que se niega a integrarse en la globalidad si en ese paso pierde su identidad, su diferencia. El individuo se define como tal en cuanto es diferente al de al lado; si perdemos las diferencias, si anulamos la otredad, ya no habrá motivo para definirnos como sujetos concretos. Es en la proximidad, desde el reconocimiento de nuestra identidad propia, desde donde hay que observar la del vecino en un ejercicio de diálogo de diversidades. Es inútil e imposible negar el proceso histórico que estamos viviendo y cuya tendencia globalizadora nos comunica a nivel planetario. El cambio se debe dar en el cómo, en las pautas de comunicación con nuestros nuevos conciudadanos globales. La política de una nueva televisión local puede despejar el camino para esa hibridación, posibilitando la comunicación de diversidades en red. 2004, Granollers, nace el G9, organización de asociaciones de televisiones locales aprueban un manifiesto en defensa de la televisión local de proximidad donde calidad, diversidad y derecho de información queden por encima de intereses económicos o políticos. El G9 establece unas bases en pro de un nuevo modelo de televisión local y de calidad en los que se abogue por los contenidos de proximidad de calidad y una emisión en redes horizontales, es decir, la unión voluntaria de televisiones locales que se intercambien contenidos como proceso comunicativo entre diversidades. Se busca un impulso de la industria audiovisual descentralizada donde se generen proyectos comunitarios, de pequeños núcleos de población y se eviten las prácticas fraudulentas y contenidos degradantes en la televisión. En este tipo de gestiones es donde, un buen modelo de televisión local independiente y alternativa, puede marcar la diferencia con respecto a políticas de comunicación generalistas y globales.
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Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05
Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25789
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