El sector de la construcción se caracteriza por tratarse de un ámbito donde conviven equipos fuertemente multidisciplinares, trabajando en escenarios con severas condiciones y en permanente cambio. Además, nos encontramos en la actualidad con un nivel tan extremo de competitividad que está convirtiendo en práctica habitual las bajas temerarias, cuando no suicidas, como medio para optar a conseguir las licitaciones. A esto se le añaden problemáticas vinculadas con la presentación prematura de la documentación, a menudo insuficientemente preparada o que no se corresponde bien con los intereses de los propietarios, también por poca elaboración. Así, cada proyecto termina convirtiéndose en un pequeño milagro donde no resulta extraño encontrar importantes sobrecostos ante cualquier cambio o modificación, lo cual resulta inevitable. Todo ello pone de manifiesto la urgente necesidad de una mayor coherencia, mayor integración y mejor gestión de la información de la obra.
En paralelo, estamos asistiendo a una gran renovación tecnológica que está modificando de forma drástica la manera en que concebimos, diseñamos, fabricamos y utilizamos todos los bienes y servicios. Disciplinas y tecnologías emergentes, y no tan emergentes, tales como la robótica, la fabricación aditiva, el internet de las cosas, la computación en la nube, drones, las aplicaciones de realidad virtual y aumentada, además del creciente número de aplicaciones móviles para todo tipo de actividades. Todo esto queda reflejado en lo que se ha venido a denominar la cuarta revolución industrial o industria 4.0, que absorbe el imparable proceso de digitalización en todas sus dimensiones, una oportunidad de renovación para todos aquellos procesos estancados en prácticas ya obsoletas o ineficientes.
El proceso de digitalización aplicado al sector de la construcción parece estarse articulando a través del “Modelado de Información de Construcción” (BIM, Building Information Modeling) que, como bien es sabido, incluye no solo la representación tridimensional (3D) de las obras, sino sus muchas otras dimensiones, tales como la información temporal, el presupuesto, la sostenibilidad, servicios, etc. El BIM, como tecnología, proceso y ecosistema, está efectivamente ofreciendo soluciones para todo el ciclo de vida de un proyecto, en sus fases de diseño, ejecución y operación, y para todos los agentes vinculados en el mismo, es decir, para todos los profesionales del sector de la construcción sin excepción.
Así, de forma equivalente a la manera en el CAD cambió drásticamente la manera de diseñar y delinear planos en los estudios de arquitectura e ingeniería, sustituyendo grandes tableros de dibujo y plumillas por computadoras y plotters, el BIM está llamado a alterar de nuevo todas las herramientas y procedimientos de los profesionales, permitiendo un diseño más integral de los edificios e infraestructuras, incluyendo el cálculo de sus estructuras, los materiales a emplear, las mediciones y presupuestos, además del cronograma de ejecución en obra.
Ahora bien, todas estas novedades son fáciles de visualizar en la fase de proyección, en los despachos. Sin embargo, si la ambición del BIM incluye todo el proceso de la construcción, desde su concepción hasta su demolición y reciclado, ¿tiene sentido aplicarlo sólo en esta fase, a nivel de oficina, o también para las fases de ejecución y operación?
¿Es factible llevar el BIM, esta revolución digital, todas estas nuevas herramientas que se tienen en la oficina al lugar de construcción, a la obra? Esta pregunta incluye, además, dos direcciones: ¿cómo llevar el BIM, la información digital, los bytes, hasta la obra? ¿cómo llevar la obra, los ladrillos, hasta el BIM?
El concepto BIMtable nace de considerar que es justamente la obra, el entorno más complejo, por cambiante y severo, el escenario más interesante para incorporar las novedades que ofrece el BIM, así como todas las tecnologías que le complementan, para lograr la digitalización de la construcción en su sentido más amplio. Es en la obra donde puede realizarse una monitorización en tiempo real de su avance, mediante sensores y el IoT, cámaras o la información proporcionada por los propios trabajadores. Es en la obra donde los diferentes profesionales necesitan acceder a la información del proyecto, tal y como ha sido gestada y modelada, para seguir y ejecutar debidamente las instrucciones del arquitecto.
Este proyecto ha sido cofinanciado por la Unión Europea y por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación (2013-2016). Programa Estatal de I+D+i Orientada a los Retos de la Sociedad. Subprograma RETOS COLABORACIÓN RTC-2016-5020-7
[1] Y. Rosenfeld, «Root-Cause Analysis of Construction-Cost Overruns,» Journal of Construction Engineering and Management (ASCE), vol. 140, nº 1, 2014
[2] Oscar Liébana, “Más allá de BIM : Transformación digital en la industria de la construcción”, 1ª Jornada I+C+i Retos en la Industria de la Construcción, 2016
[3] Marc Bach, ¿Digital o papel?, 09 de junio de 2016, http://leanbimconstruction.com
[4] Taboada et al, “Detección de interferencias e incompatibilidades en el diseño de proyectos de edificaciones usando tecnologías BIM”
[5] Bimetriclab, Efecto del BIM en las Fases del Ciclo de Vida de un Proyecto, 27 Abr 2016, http://www.espacioleanbim.com
Published on 01/01/2017
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