La competitividad exterior de las economías española y catalana ha mejorado notablemente a lo largo de las últimas dos décadas, tal y como muestra el hecho que las respectivas cuotas de exportaciones en el comercio global han sido más dinámicas que las de otros países europeos. Para evaluar el grado de sofisticación de los productos exportados, elaboramos el índice de complejidad de las exportaciones (ICE). Observamos que el ICE catalán es significativamente superior al español, lo que refleja una especialización de la economía catalana hacia productos más complejos. Con todo, ambas regiones han experimentado una pérdida de complejidad en los últimos años como consecuencia de la entrada de nuevos exportadores “menos complejos”.
Quisiéramos agradecer la labor de asistencia en la investigación desempeñada por Marta Guasch.
Una de las buenas noticias en materia económica de los últimos años ha sido la mejora de la competitividad exterior de la economía española, tal y como indica la fuerte corrección del saldo por cuenta corriente: de un déficit cercano al 10% del PIB en 2007 a un superávit del 1,7% un decenio después. Dichas ganancias de competitividad, junto con el importante esfuerzo de internacionalización de las empresas, han transformado el modelo productivo, impulsando las exportaciones de bienes y servicios (CaixaBank Research, 2016).
En este contexto, analizamos el proceso de mejora de la competitividad exterior de España y lo comparamos al caso catalán. En concreto, examinamos un conjunto de indicadores usados habitualmente en la literatura para evaluar la competitividad exterior de un país. Empezamos por estudiar la cuota de exportaciones de Catalunya en el mundo, y su evolución comparada con la del conjunto de España y con el resto de países europeos. Como se verá, en términos generales la cuota de exportaciones de Catalunya se ha comportado de manera paralela a la cuota española. Tras la significativa corrección a principios de los 2000, en un contexto de expansión comercial de las economías emergentes, la cuota de ambas regiones se ha ido recuperando a un ritmo especialmente dinámico en comparación con las principales economías de la eurozona.
En segundo lugar, ampliamos este análisis con la evolución del grado de complejidad de los bienes exportados, puesto que incrementos de la cuota de exportaciones pueden no ser indicativos de mayor competitividad exterior si estos se producen a raíz de aumentar las exportaciones de muy poco valor añadido. En este contexto, la literatura académica ha identificado la complejidad de los productos exportados como una variable clave para profundizar en la calidad de las exportaciones y sus spillovers (capacidad de arrastre) sobre otros sectores. A grandes rasgos, una economía es compleja cuando es capaz de exportar una gama diversa de productos que muy pocos países son capaces de producir. La complejidad de una economía es importante porque, tal y como muestran Hausmann et al (2014), está íntimamente ligada al crecimiento a largo plazo de la renta per cápita. En otras palabras, se ha demostrado que la complejidad exportadora es una fuente de prosperidad económica.
Con el fin de evaluar el grado de sofisticación de los productos exportados, elaboramos el índice de complejidad de las exportaciones (ICE) español y catalán. En concreto, calculamos el ICE a partir del índice de complejidad a nivel de producto elaborado por el MIT y de los datos de exportaciones a nivel de producto de DataComex. Observamos que tanto España como Catalunya tienen una complejidad significativa, aunque la complejidad catalana es en todos los periodos significativamente superior a la española, lo que refleja una especialización de la economía catalana hacia productos más complejos. Asimismo, en ambos casos se ha producido una pérdida de complejidad en los últimos años como consecuencia, sobre todo, de la entrada de nuevos exportadores “menos complejos” empujados por la falta de posibilidades en el mercado doméstico español durante la fuerte crisis económica.
El resto del artículo está organizado de la siguiente forma. La sección 2 está dedicada al análisis de las cuotas de exportaciones españolas y catalanas. En la sección 3 se analiza la complejidad a tres niveles de agregación: agregado para el conjunto de la economía, a nivel de sector, y, finalmente, al nivel más desagregado de producto. Finalmente, la sección 4 expone las principales conclusiones.
La cuota de exportaciones1 es uno de los indicadores de competitividad exterior más comúnmente usados. Este indicador, que mide el peso de las exportaciones de un país en el total de las exportaciones mundiales, permite analizar la evolución de las exportaciones de dicho país en relación con la tendencia de las exportaciones de otros. A fin de cuentas, la competitividad exterior es una cualidad relativa y, por tanto, debe medirse en relación con el desempeño de otros países. De este modo, una disminución de la cuota de exportaciones puede ser indicativa de una pérdida de competitividad, aunque no siempre dicha pérdida es sinónimo de un empeoramiento que deba ser fuente de preocupación. Así, por ejemplo, el ingreso de China como miembro de la Organización Mundial del Comercio en 2001 supuso la apertura definitiva del país a la economía global. Ello, de forma irremediable comportó la ganancia de cuota de mercado exportador del gigante asiático en detrimento del resto de países, puesto que la suma de cuotas de los países debe ser igual a 100 (es pura aritmética). Por tanto, este fenómeno, debe tenerse en cuenta cuando se estudia una determinada evolución en la cuota de exportaciones, especialmente, en aquellas economías más maduras, como puede ser la española y la catalana.
La cuota de las exportaciones españolas en el comercio mundial tuvo una tendencia claramente ascendente durante la década de los 80, 90 y los primeros años de los 2000.2 Esta tendencia, sin embargo, se truncó en 2003, cuando la cuota empezó a caer, tanto en el caso de bienes como de servicios (gráficos 1 y 2). La cuota mundial de las exportaciones catalanas de bienes (datos disponibles a partir de 1995) apoyó significativamente la mejora en la cuota española durante los 90 y principios de los 2000 (cerca de dos terceras partes de la mejora en la cuota de bienes puede atribuirse a la mejora en la cuota catalana).3
Entre 2003 y 2012-13 se produjo una caída muy significativa de la cuota española tanto de bienes como de servicios. En ese periodo, la cuota catalana también se deterioró significativamente aunque en menor medida que el experimentado en el resto de las regiones españolas.
¿A qué se debe la fuerte caída de la cuota de exportación a partir de 2003? La entrada de China en la arena global a principios de los 2000, fue, sin lugar a dudas, un elemento clave detrás de esta caída, sobre todo, en el caso de la cuota de bienes, puesto que la economía asiática se convirtió en pocos años en la primera potencia exportadora de manufacturas, adelantando a grandes competidores como Alemania o Japón. Es por este motivo que es relevante analizar qué les ocurrió a otros países europeos durante aquellos años.
La comparativa a nivel europeo durante esos años nos muestra que la pérdida de cuota en las exportaciones mundiales de bienes de España y Cataluña fue parecida a la pérdida de Alemania pero claramente inferior a la acontecida en Francia o Italia (gráfico 3 y 4). Así pues, el caso español y el catalán no fueron excepcionales dentro de las economías de la unión europea. Y más bien entrarían dentro de los países europeos que mejor aguantaron la entrada emergente en el comercio mundial. De hecho, la pérdida de cuota en las exportaciones mundiales de bienes de la UE-28 entre 1999 y 2012 fue sustancial: representaban en torno al 41% de las exportaciones mundiales en 1999, frente al 31% en 2012.
Entre 2012 y 2016, tanto la cuota de bienes española como la catalana experimentaron una considerable mejora (gráfico 1). En particular, en España la cuota de bienes aumentó de un 1,6% en 2012 al 1,8% en 2016, pero todavía es inferior al máximo del 2,1% alcanzado en 2003. En Cataluña la trayectoria fue del 0,41% de 2012 al 0,45% en 2016, también inferior al 0,56% de 2003. Esta mejora también se observa en la cuota de bienes de Alemania e Italia, pero no así en la de Francia, que mantuvo estable su cuota (gráfico 3). De este modo, si comparamos con la cuota de exportaciones de bienes del conjunto de los países de la UE-28, tanto la economía española como la catalana tuvieron un comportamiento más dinámico.4
En el plano de los servicios, sin embargo, España y Cataluña se han comportado de manera distinta en los años más recientes (gráfico 2). Así, en el periodo 2012-16, mientras la cuota catalana de servicios mejoró, la española siguió deteriorándose (con la excepción del último año). De hecho, el buen comportamiento reciente de la economía catalana en el terreno de los servicios no solo se ha situado por encima del de España sino que también ha sido destacable dentro de los países de la UE-28. Y es que las exportaciones catalanas de servicios han crecido en promedio anual un considerable 13,4%, muy por encima del 3,3% de las españolas, del 5,5% del conjunto de la UE-28 y del 6,0% de las mundiales.
En definitiva, tras la significativa corrección en la cuota de exportaciones de España y Cataluña ante la expansión comercial de las economías emergentes (especialmente China), la cuota de exportaciones de ambas regiones parece estar recuperándose. Una recuperación que se sitúa entre las más dinámicas de la Unión Europea (especialmente, en el perímetro de los bienes).
Otra manera de medir la competitividad exterior de un país es analizando la complejidad o sofisticación de los productos que exporta. Para ello hacemos uso del índice de complejidad a nivel de producto (Product Complexity Index o PCI, en su voz inglesa) desarrollado por distintos académicos de la universidad de Harvard y el MIT, en el que se explota la multitud de datos de exportaciones de bienes por países y con una elevada desagregación a nivel de producto.5 Según esta metodología un producto es complejo cuando solo unos pocos países son capaces de producirlo y exportarlo, y además estos países exportan una gama diversa de productos. En otras palabras, el PCI mide la intensidad de conocimiento de un producto al considerar la intensidad de conocimiento de sus exportadores. Así, por ejemplo, los instrumentos médicos son productos altamente complejos porque solo unos pocos países, como EE. UU. o Alemania, los fabrican y exportan, y al mismo tiempo estos países exportan un gran número de otros productos.
A partir de este índice de complejidad de producto (PCI) a 4 dígitos6 elaboramos un índice de la complejidad total de las exportaciones (ICE) de bienes españolas y catalanas como la suma del índice de cada producto exportado ponderado por el porcentaje que representan sus exportaciones en el total de exportaciones de la geografía considerada. Formalmente: denota los productos distintos exportados, las exportaciones de cada bien en el año t, y las exportaciones totales de la región en el año t. Así, el ICE para España en un determinado año t se calcula:
Y para Catalunya:
Una vez calculada la complejidad de las exportaciones españolas y catalanas (el ICE) para los años 1995-2017, procedemos a analizar su evolución temporal y estudiar qué productos determinan su mayor o menor grado de complejidad.7
Antes de entrar en el análisis temporal y comparativo entre España y Catalunya, no obstante, es interesante mencionar que para un total de 124 países el Observatorio de la complejidad económica del MIT elabora anualmente un ranking de complejidad económica (sobre el que nosotros nos basamos para nuestras computaciones). En dicho ranking para el año 2016, España se sitúa en la posición 28. Una posición, sin duda, destacable, aunque algo por debajo de lo que se podría esperar de la decimoséptima economía en términos de exportaciones.
Con la definición de nuestro índice de complejidad de las exportaciones (ICE) y la posición relativa de la economía española en el ranking mundial de complejidad económica como referencia podemos empezar con el estudio más detallado del ICE español y catalán.
El gráfico 5 presenta la evolución temporal del ICE de España y Catalunya entre 1995 y 2017.8 Dos aspectos destacan a simple vista. En primer lugar, Catalunya siempre tiene un ICE superior al de España. Así, teniendo en cuenta la buena posición en el ranking del Atlas of Economic Complexity de España, podemos asegurar que la posición de Catalunya también es destacable. En la sección 3.3 compararemos la especialización productiva de España y Catalunya para analizar los factores que explican por qué Catalunya tiene una mayor complejidad.
En segundo lugar, ambas regiones tienen una evolución paralela del ICE, es decir, la diferencia entre ambos índices se mantiene prácticamente constante a lo largo de los años. En ambos casos, a nivel temporal, se distinguen 4 periodos: en el primero, entre 1995 y 2000, se produjo una significativa mejora de la complejidad exterior; un segundo periodo (2001-2006) de estabilidad; seguidamente se produjo un importante deterioro de la complejidad a raíz de la Gran Recesión y el desplome del comercio mundial (2007-2010)9; y finalmente el periodo 2011-2016, en el que la complejidad se ha vuelto a estabilizar pero en niveles históricamente bajos.
En el gráfico 6 se muestra el promedio del ICE español y catalán en 3 de estos 4 periodos temporales, puesto que se excluye el periodo que comprende los años de la crisis económico-financiera y de la fuerte caída y posterior recuperación de comercio internacional por la disrupción que generaron en los flujos comerciales mundiales. Esta figura muestra, precisamente, la significativa mejora del ICE en el segundo periodo analizado (2001-2006) y el posterior deterioro en los años más recientes. En particular, en España, el ICE promedio entre 1995-2000 fue de 52,1, de 53,4 en 2001-2006 y finalmente de 50,0 en 2011-2016. Asimismo, la evolución temporal del ICE catalán es similar, pero, como ya se ha mencionado, en niveles algo más altos: 54,1 en 1995-2000, 55,4 en 2006-2011 y 52,4 en 2011-2016.
En esta sección analizamos los factores que explican la evolución del ICE en los periodos considerados. En concreto, descomponemos la variación del ICE para España y Cataluña en 2 factores10: (1) el efecto complejidad, que mide el cambio en el ICE debido únicamente a los cambios en el índice de complejidad de cada producto (el PCI), puesto que se mantienen fijos los pesos de los productos exportados sobre el total de exportaciones; y (2) el efecto composición que, por el contrario, captura los cambios en la participación de los productos exportados sobre el total de exportaciones, y mantiene fijo el índice de complejidad de cada producto (el PCI). Matemáticamente:
De forma análoga, se calculan ambos efectos para Catalunya.
De nuevo, se observa un comportamiento similar en la descomposición del ICE para España y Cataluña. En particular, los gráficos 7 y 8 muestran que el aumento del ICE español y catalán entre el primer periodo (1995-2000) y el segundo (2001-2006) se debe en su práctica totalidad al efecto complejidad, es decir, a la mejora del PCI de los bienes exportados. En cambio, la variación en la composición de los bienes exportados tuvo una contribución muy pequeña sobre la mejora total observada. Por otro lado, el descenso de la complejidad agregada (ICE) entre el segundo periodo (2001-2006) y el último (2011-2016) se explica aproximadamente a partes iguales por los dos factores, complejidad y composición. Es decir, en los años recientes, la complejidad de las exportaciones ha retrocedido como consecuencia, del descenso en la complejidad de los bienes exportados (efecto complejidad) y también, por una orientación de las exportaciones hacia productos menos complejos (efecto composición).
En cuanto a la primera cuestión, ¿A qué puede deberse el retroceso de la complejidad de los bienes que España y Cataluña exportan? Es importante recordar que la complejidad económica es un concepto relativo. Si cada vez hay más países capaces de producir y exportar lo que un país ya vende fuera, se pierde complejidad. Por esta razón, el ascenso de las economías emergentes en la arena del comercio internacional en los últimos años ha hecho que perdieran complejidad la mayoría de las economías avanzadas, como es el caso de Portugal, Francia o Reino Unido, excepción hecha de potencias exportadoras como Alemania y Japón, que mantienen una complejidad exportadora elevada. Este efecto, por tanto, sería similar al observado en el análisis de las cuotas de exportación de la sección anterior, en el que observamos como la entrada de las economías emergentes en el comercio global también hizo perder cuota a buena parte de las economías avanzadas.
En segundo lugar, ¿Por qué se observa una orientación de las exportaciones hacia bienes menos complejos? Es decir, ¿a qué se debe el efecto composición? Una explicación plausible es que la debilidad de la demanda interna durante la Gran Recesión obligó a muchas empresas españolas (y catalanas) a lanzarse a la actividad exportadora para compensar la caída de las ventas domésticas. Así, vemos que en este periodo iniciaron la actividad exportadora muchas empresas relativamente pequeñas, generalmente de menor productividad y dedicadas a la producción de bienes no particularmente sofisticados. De este modo, las ganancias de competitividad de los últimos años han impulsado la exportación de una gama de productos cada vez más diversa, tal y como muestra el descenso del índice de índice Herfindahl del grado de concentración de los productos exportados (gráfico 9)11, pero dicha diversificación de la gama de productos no se ha centrado necesariamente en los productos de más elevada complejidad. En la próxima sección analizamos con más detalle esta cuestión con los datos desagregados a nivel sector y después producto.
¿A qué se debe la diferencia entre la complejidad de las exportaciones españolas y las catalanas? Responder a esta pregunta no es una cuestión sencilla. Para empezar a arrojar algo de luz, agregamos la información de los 1.254 productos clasificados a 4 dígitos en sectores de actividad definidos a partir de los 2 primeros dígitos del código taric. Del mismo modo, calculamos un nuevo índice de complejidad a nivel de sector a partir del promedio de los PCI de cada producto a 4 dígitos ponderados según el peso de las exportaciones de dicho producto sobre el total de las exportaciones del sector al que pertenece.12
La tabla 1 muestra los 5 sectores que tienen una mayor contribución al ICE español y catalán, en cada uno de los 3 periodos analizados, y que explican cerca de un 50% de la complejidad exportadora total de cada región. El aspecto más destacable es que las exportaciones españolas y catalanas están dominadas por la industria del automóvil (sector 87) en los 3 periodos considerados. Dado que este sector goza de una complejidad elevada (superior al promedio en todos los periodos) tiene una contribución al ICE (en porcentaje) mayor a su peso en las exportaciones totales. Con todo, es notorio que, en la última década, el peso del sector del automóvil sobre el total de las exportaciones se ha reducido notablemente. En España, ha pasado de representar un 22,7% del total de las exportaciones de bienes en el periodo 2001-2006 a un 17,4% en 20l1-2016, y en Catalunya el descenso ha sido de 3 p. p. (del 19,8% al 16,8%). El descenso del peso junto con el retroceso del PCI del sector han contribuido en una gran parte al descenso del ICE español y catalán. La disminución de peso del sector del automóvil, empero, no debe interpretarse como una pérdida de importancia del sector, que sigue siendo el primer sector exportador de ambas economías con una gran diferencia respecto al segundo, sino que se debe a la aparición de nuevas empresas exportadoras en otros sectores durante la Gran Recesión y el fuerte aumento de la diversificación de la gama de productos exportados que conllevó.
Los otros 4 sectores que contribuyen significativamente a la complejidad exportadora tanto en España como en Catalunya en 2001-2006 y en 20l1-2016 (aunque en menor medida que el sector del automóvil) son: Máquinas y aparatos mecánicos (sector 84), Materiales plásticos y sus manufactura (39), Aparatos y material eléctricos (sector 85), y Productos farmacéuticos (sector 30). Todos ellos también con una complejidad superior a la media y, por tanto, con una incidencia positiva sobre el ICE. Con todo, la contribución al ICE de 3 de estos 4 sectores es ligeramente mayor en Catalunya que en España como consecuencia, en buena parte, a un grado de complejidad de cada sector algo superior en Catalunya.13 Por otro lado, y al igual que ocurría con el sector del automóvil, la contribución de estos 4 sectores a la complejidad agregada (ICE) se ha reducido con el tiempo fruto del menor peso de las exportaciones de estas industrias sobre el total de exportaciones, a su vez debido a la diversificación.
Así pues, hasta el momento, el análisis sectorial de España y Catalunya parece indicar que la mayor complejidad de algunos de los sectores del top 5 en Catalunya junto a una mayor relevancia de estos en el total de la exportaciones explica una parte significativa del mayor ICE catalán. Pero para conocer mejor el porqué de la mayor complejidad exportadora catalana debemos fijarnos también en los sectores que se encuentran al otro extremo de la complejidad. En particular, la mayor parte de sectores relacionados con los productos alimentarios tienen una complejidad baja (inferior al promedio). Y el hecho de que en España estos sectores representen un porcentaje mayor de las exportaciones totales que en Catalunya penaliza el ICE español. Asimismo, el único sector alimentario cuya complejidad es excepcionalmente alta y creciente, el cárnico, es mucho más relevante en Catalunya que en España (cerca del 4% frente al 1,8%, respectivamente), lo cual, en consecuencia, refuerza el ICE catalán.14
Con ello, sin embargo, no debe inferirse que los sectores alimentarios sean una traba a la competitividad exterior de España. Al fin y al cabo, España tiene una clara ventaja comparativa en estos sectores, en especial, en la producción y exportación de frutas y verduras, por lo que no sería lógico no aprovechar esta ventaja natural. Aún así, puesto que la ventaja comparativa es evidente es importante que España trabaje en aumentar el grado de sofisticación o complejidad de estos productos. Pues nadie mejor que ella podrá combinar ventaja y complejidad.
Una vez realizado el análisis agregado y sectorial, el análisis a nivel de producto permite profundizar en los detalles de la complejidad de las exportaciones (recuérdese, disponemos de datos de exportaciones españolas y catalanas para un total de 1.254 productos de 1995 a 2017).
Empecemos analizando los 5 productos que tienen una mayor contribución al ICE español y catalán, con los datos agregados en los 3 periodos analizados (véase la tabla 2). A pesar de la preponderancia del sector del automóvil en el top 5, a este nivel de desagregación sí que se observan algunas diferencias más significativas entre España y Catalunya. Centrándonos en el periodo más reciente (2011-2016), observamos que los productos que ocupan el cuarto y quinto lugar en el ranking de la contribución al ICE español y catalán son distintos.
En Cataluña, los dos últimos productos del top 5 son la Carne de animales de la especie porcina, fresca, refrigerada o congelada (taric 203) y la Sangre humana, sangre animal para usos médicos y antisueros (taric 3002). Ambos productos con un PCI elevado, especialmente el segundo (PCI de 71,1). De hecho, la relevancia del sector cárnico en Catalunya ya la habíamos constatado en el análisis sectorial. El detalle a nivel de producto ayuda a especificar que se trata de carne de porcino. Análogamente, la importancia del producto sangre en Catalunya revela por qué el sector farmacéutico (al que pertenece el producto sangre) en la región catalana tiene un nivel de complejidad ligeramente superior al español.
En España, en cambio, la cuarta posición del ranking la ocupan los Aceites de petróleo o de mineral bituminoso, excepto los aceites crudos (taric 2710) que tiene un PCI bajo (33,9) y solamente aparece en esta posición por su elevado peso en el total de las exportaciones (4,7%). En quinta posición se encuentran los Vehículos automóviles para transporte de mercancías (taric 8704) que si bien su PCI es superior al ICE español de este periodo (50,0) es inferior al ICE catalán (52,4).
En este caso, un análisis de los productos menos complejos simplemente ratificaría las diferencias en materia de productos alimentarios entre España y Catalunya ya comentadas en la sección 3.3 del análisis sectorial. A modo ilustrativo, los tomates, las cebollas o las uvas, son productos con una baja complejidad pero abundantemente exportados por España. De nuevo, ello no quiere decir que debamos renunciar a la ventaja comparativa que nos proporciona nuestro clima y suelo. Simplemente nos indica que una vía de mejora es precisamente la de aprovechar esta ventaja y otorgarle un grado de complejidad más elevado.
Finalmente, y con el objetivo de ilustrar las exportaciones de bienes en función de su complejidad más allá de los 5 primeros productos incluidos en la tabla 2, en los gráficos 10, 11 y 12 ordenamos los 1.254 productos exportados en función de su complejidad (eje horizontal) y graficamos su peso acumulado sobre el total de exportaciones (eje vertical). De este modo, se puede comparar la distribución completa de las exportaciones catalanas y españolas, en cada uno de los períodos. Observamos cómo, en todos los periodos, la distribución acumulada de las exportaciones españolas se encuentra por encima de la catalana. Ello implica, como ya habíamos visto en el análisis agregado, que los productos de menor complejidad tienen un mayor peso sobre las exportaciones españolas. Estos gráficos ilustran que, más allá de los productos del top 5 mencionados, la mayor complejidad agregada de las exportaciones catalanas no es atribuible a unos pocos productos o una especialización productiva totalmente distinta a la española, sino que refleja que las exportaciones catalanas están más orientadas hacia productos más complejos en términos relativos.
4. Conclusiones
En los últimos años, el saldo exterior español se ha corregido con fuerza y ha encadenado 5 años en superávit. Esta corrección es considerada por muchos como sintomática de una clara mejora de la competitividad externa de la economía española. Pero detectar si efectivamente esto es cierto requiere de un análisis más elaborado, que estudie distintas variables relacionadas con la competitividad exterior. Asimismo, pudiera ser que la mejora en la competitividad exterior no hubiera sido igual para todas las regiones españolas. En este sentido, este estudio se centra, en buena parte, a realizar una comparativa entre el caso español y el catalán.
En primer lugar, el análisis de la evolución temporal de la cuota de exportaciones españolas y catalanas muestra cómo, tras la significativa pérdida de cuota a principios de los 2000, en un entorno de expansión comercial de las economías emergentes, ambas regiones han ido recuperando cuota a un ritmo dinámico en comparación con las economías de la Unión Europea. En particular, la cuota de exportaciones de bienes españolas aumentó de un 1,6% en 2012 al 1,8% en 2016, mientras la cuota de exportaciones catalanas pasó de un 0,41% a un 0,45% en ese mismo periodo.
En segundo lugar, ampliamos este análisis con la evolución del grado de complejidad de los bienes exportados, puesto que incrementos de la cuota de exportaciones pueden no ser indicativos de mayor competitividad exterior si estos se producen a raíz de aumentar las exportaciones de muy poco valor añadido. En concreto, encontramos que la complejidad de las exportaciones en ambas regiones es significativa, pero que la complejidad catalana es siempre superior a la española. Asimismo, ambas tienen una evolución temporal paralela, en la que destaca una pérdida de complejidad en los últimos años como consecuencia de la entrada de nuevos exportadores “menos complejos” empujados por la falta de posibilidades en el mercado doméstico español durante la fuerte crisis económica.
CaixaBank Research (2015), “Los deberes pendientes: la PIIN y la calidad de las exportaciones”, Informe Mensual 04/2015.
CaixaBank Research (2016), “La devaluación interna, clave en el auge de las exportaciones”, Informe Mensual 07/2016.
CANALS, C. Y FERNÁNDEZ, E. (2008), “Luces y sombras de la competitividad exterior de España”, Documentos de Ecomía, CaixaBank Research.
GHEMAWAT, P. Y VIVES, X (2009), “Competitividad en Cataluña el reto de una sociedad”, IESE.
HAUSMANN, Ricardo, et al. (2014), “The atlas of economic complexity: Mapping paths to prosperity”. Mit Press.
URIBE-ETXEBERRIA, A. M. (2008). “La sofisticación de las exportaciones de las comunidades autónomas españolas”. Cuadernos de Información económica, (203), 89-99.
(1) El cálculo de las cuotas se realiza con datos en términos nominales.
(2) Véase Canals y Fernández (2008) para un análisis de la competitividad exterior española anterior a la llegada de la crisis.
(3) La falta de datos históricos en las exportaciones de servicios en el caso de Cataluña no permite una comparativa de la cuota de servicios española con la catalana. Sin embargo, el desarrollo económico de España y su proceso de apertura durante la década de los 80 y 90 hacen muy plausible que en esos años la tendencia de Cataluña fuera parecida.
(4) Según datos de la Organización Mundial del Comercio, Datacomex e Idescat.
(5) Véase Atlas of Economic Complexity, https://atlas.media.mit.edu/en/.
(6) En concreto, usamos la clasificación del PCI de productos HS 96, disponible para los años 1998-2015 en el Atlas of Economic Complexity, puesto que esta es la clasificación usada en Datacomex (códigos taric a 4 dígitos), nuestra fuente de datos de las exportaciones españolas y catalanas de 1.254 productos para los años 1995-2017, ambos incluidos. Para aquellos años en que no disponemos de datos de PCI (1995-1997 y 2016-2017), asignamos el PCI del año disponible más próximo (1998 y 2015, respectivamente). Por último, reescalamos el PCI para que tome valores entre 0 y 100 usando una transformación uniforme de los datos originales.
(7) Véase Uribe-Etxeberria (2008) para un análisis de la complejidad a nivel de comunidades autónomas.
(8) El año 2007 se excluye de la muestra puesto que presenta un repunte debido a un fuerte aumento, aparentemente anómalo, del PCI de ciertos productos en ese año. De hecho, si se usa el PCI de 2006, ese repunte no se observa.
(9) Los datos del ICE para este periodo deben interpretarse con cautela puesto que las estadísticas de comercio están fuertemente distorsionadas por el desplome del comercio internacional de 2009 y la posterior recuperación de 2010.
(10) Este cálculo se realiza de forma separada para España y para Catalunya.
(11) El índice Herfindahl mide el grado de concentración (o diversificación) de los productos exportados en una escala de 0 a 100 (el índice es igual a la suma del cuadrado de los pesos de cada producto exportado a nivel taric de 4 dígitos sobre el total de exportaciones de bienes, multiplicado por 100). El índice Herfidahl muestra un marcado descenso en el periodo analizado, sobre todo en Espanya y en menor medida en Catalunya.
(12) Nótese que el PCI para cada sector será distinto para el caso de España y para el de Catalunya, puesto que el porcentaje de las exportaciones de cada producto dentro de cada sector son distintas.
(13) En Ghemawat y Vives (2009) se destaca precisamente que más de la mitad de exportaciones catalanas tienen un contenido tecnológico medio-alto. Asimismo, un porcentaje elevado de sus exportaciones están en el rango alto de la tecnología y se centran precisamente en el sector farmacéutico y de la electrónica. Véase también CaixaBank Research (2015) para un análisis agregado del contenido tecnológico de las exportaciones españolas.
(14) Los sectores alimentarios (excluyendo el cárnico) representan un 15% del total de las exportaciones de bienes en España y un 10% en Catalunya.
Published on 10/05/18
Accepted on 14/04/18
Submitted on 13/03/18
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