Los seres humanos estamos condicionados, en una medida imposible de estimar, por los supuestos de la cultura en que vivimos, y ésta nos impone modos de pensar y de percibir, hábitos, costumbres y usos. La música como forma de expresión cultural siempre ha tenido un papel muy importante en la construcción social de la realidad, es un arte cuyo desarrollo va unido a las condiciones económicas, sociales e históricas de cada sociedad. El presente artículo analiza el papel que tiene la música dentro del universo simbólico de la cultura contemporánea. Para ello centra su estudio en describir cómo nuestra sociedad ha generado multitud de sonidos que se distribuyen libremente a través de los canales establecidos por las nuevas tecnologías permitiendo establecer, a través del proceso de comunicación musical, múltiples identidades culturales que son incapaces de ordenar el discurso musical actual y extraer de él lo que de novedoso pueda presentar. Para ello se analizan los profundos cambios estructurales y simbólicos que está sufriendo la música en la sociedad de consumo y que hacen necesario fijar un nuevo paradigma para su análisis que permita estructurar la diversidad de sonidos de nuestra época, analizar su creación, distribución y consumo. Finalmente, el artículo concluye desarrollando la idea de que hoy, debido al contacto continuo con el hecho musical que se produce en la sociedad contemporánea, ha cambiado nuestra forma de percibir la música; nos hemos acostumbrado a apreciarla como una fuente de placer efímero, a percibirla más como una satisfacción inofensiva que como una necesidad vital.
Published on 28/02/10
Accepted on 28/02/10
Submitted on 28/02/10
Volume 18, Issue 1, 2010
DOI: 10.3916/C34-2010-02-09
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