Uno de los elementos fundamentales que ha distinguido la evolución de las parrillas de televisiones generalistas españolas desde principios de los años noventa, tanto a TVE como al resto de emisoras públicas autonómicas, y por supuesto a las privadas, ha sido el de la desaparición generalizada de los espacios de debate sobre asuntos de actualidad o, cuando menos, el de su transformación. Los cambios han afectado tanto a lo que podemos considerar aspectos de fondo (esto es, los referidos a los asuntos que se discuten frente a las cámaras, o a la selección que se realiza de invitados o expertos que hablarán sobre la cuestión) como a cuestiones formales (realización audiovisual, asignación de tiempos en las escaletas, etcétera). La inexistencia o la reducción de la presencia visible de los debates serios, o su marginación a horarios o cadenas de segunda fila, ha quedado eclipsada por una creciente preocupación pública por sólo un formato: el debate político realizado con motivo de procesos electorales. La historia televisiva española, en este sentido, aún tiene grabada en la retina de los espectadores los dos grandes momentos de los debates políticos de la democracia televisados hasta la fecha: los «duelos» entre Felipe González y José María Aznar llevados a cabo en las televisiones privadas (Antena 3 y Telecinco) a comienzos de los años noventa. Salvando estos debates y los ríos de tinta acerca de su utilización estratégica por parte de los partidos políticos, ha sido escasa la presencia del género en cuestión como tal, fuera del marco de los comicios electorales. Porque hemos de dejar claro que las tertulias políticas de los espacios informativos matinales no deben tener la consideración de «debates» como tales, en el que dos posturas enfrentadas se encuentran, representadas por diferentes invitados cambiantes cada día en función de la cuestión tratada. En esta comunicación pretendemos esbozar cuál ha sido la transformación de los espacios de debate desnaturalizado, y cómo ha contribuido a la pérdida de calidad del conjunto de la oferta televisiva en España. En el año 2004, sin embargo, han reaparecido en diversos canales algunas experiencias que pueden hacer confiar de nuevo en el resurgimiento de formatos que ya –lógicamente– no pueden tener la factura de míticos espacios de los años de la transición política (caso de «La Clave», de José Luis Balbín, emitido por TVE), pero que sí pueden albergar elementos que permitan apostar por una renovada presencia del debate al menos en las emisoras públicas. Son los casos de «59 segundos» (TVE) o de «Mejor lo hablamos» (Canal Sur Televisión). De esta forma, queremos calibrar en qué medida se puede llegar a considerar la contribución de este género –bien entendido– como elemento que coadyuva a acrecentar la calidad de las programaciones televisivas.
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Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05
Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25815
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