El diseño de bibliotecas ha dejado de hacerse pensando en el almacenamiento de libros. Se proyecta en torno a las personas y sus necesidades. Sin embargo, el libro físico parece seguir estando presente de forma generalizada con una utilidad representativa, incluso imposibilitando el uso para el que fue creado. El libro se utiliza como símbolo iconográfico, para evidenciar que el edificio se trata de una biblioteca. Esta función simbólica parece ser el resultado de la necesidad de evidenciar la condición de bibliotecas de los edificios. Así, su bibliotecidad se aseguraría gracias a un símbolo y no a un programa funcional, pero esto no es necesariamente negativo.
Published on 06/12/22
Accepted on 06/12/22
Submitted on 06/12/22
Volume 16, 2022
DOI: 10.3145/thinkepi.2022.e16a27
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