En la llamada sociedad de la información, la generación, el procesamiento y la transmisión de información se han convertido en las principales fuentes de productividad y poder (Marí Sáez, 2002:34). Los avances tecnológicos con la fusión de la informática y las telecomunicaciones permiten que grandes cantidades de información se puedan transmitir de forma instantánea de un extremo a otro del planeta. Sin embargo, y a pesar de esta gran abundancia de información, además de la abundancia de medios que la transmiten, la pregunta que más se repite sigue siendo ¿estamos realmente informados? La información, principal materia prima en esta sociedad, es una mercancía que se compra y se vende constituyendo uno de los negocios más rentables en la actualidad. El interés por controlar este mercado junto con la desregulación del sector de las comunicaciones ha favorecido el surgimiento de grandes corporaciones multinacionales que controlan muchos sectores de actividad relacionada con la comunicación. Esta situación ha provocado, tal como explica Ignacio Ramonet (1998), cambios en algunos de los conceptos básicos del periodismo. Cierta información es más rentable que otra y es aquello que se puede mostrar en imágenes, a ser posible espectaculares con altas dosis de violencia y drama, lo que se convierte más fácilmente en noticia. El medio televisivo sigue teniendo la supremacía imponiendo sus reglas a los otros medios. Entre los distintos géneros televisivos este estudio se centrará en el análisis de los telediarios ya que estos se pueden considerar como la principal fuente de información para la mayor parte de los ciudadanos (Burton, 2002:181). La mayor parte de los televidentes aceptan y creen la información que se les presenta en los telediarios y por ello debemos preguntarnos sobre lo que se nos transmite. El género del telediario, con sus rutinas de producción, su estructura rígida e invariable, su necesidad de simplificar y sintetizar gran cantidad de información en el tiempo establecido y su dependencia de las audiencias y la publicidad, está sujeto más a las leyes del espectáculo que a la exigencia del análisis riguroso y profundo de la realidad. Las noticias son construidas como la ficción (Burton, 2002:185). Se busca más entretener y provocar emociones que ofrecer una explicación adecuada de los acontecimientos que no niegue su complejidad, que remita a las causas y a los contextos en los que estos sucesos se producen. Como parte de las prácticas y discursos dominantes del periodismo televisivo en esta investigación se hablará de las llamadas «noticias blandas» (Ramonet, 1998) u «otras noticias» (John Langer, 2000), entendidas éstas como aquella información que se incluye en los telediarios y que tiene que ver con asuntos que se pueden considerar «menos serios» y no relacionados con cuestiones políticas, económicas y sociales de importancia. Se mostrará si las llamadas «otras noticias» ocupan un importante espacio de tiempo en los telediarios de distintas cadenas televisivas españolas tanto públicas como privadas, si estas noticias pueden ser clasificadas en una serie de categorías relativamente estables que responden a los valores dominantes del periodismo actual y si cumplen un papel importante en la reproducción del orden social existente. Las conclusiones de este estudio ofrecerán ciertas respuestas a la pregunta que nos planteábamos al principio, ¿estamos realmente informados en la sociedad de la información?
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Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05
Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25813
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