Resumen

La progresiva desregulación mediática, las peticiones a la libertad de empresa, la apertura a la tecnología, la exaltación de la competitividad en los mercados internacionales, cruzan y marcan a la televisión contemporánea, ansiosa de novedades, éxitos e ingresos. Por ello introduce cualquier tipo de contenido a cualquier hora sin más miramientos que la rentabilidad económica. Y es precisamente en tal contexto donde una educación para la televisión tiene que continuar y progresar como opción pedagógica, luchar por revertir y transformar las televidencias, y, eventualmente, las mismas televisiones. Las televisiones del sector público han ido progresivamente retirando de sus parrillas de programación los espacios educativos dedicados a los niños, en aras de conseguir mayor rentabilidad económica y poder competir con las televisiones del sector privado. Este fenómeno es muy peligroso por el gran poder de influencia de la televisión. La realidad que refleja la televisión que incide en los niños y adolescentes, es una realidad deformada, consumista y estereotipada, que es lo que le conviene a los poderes fáticos de la sociedad (simulacro de realidad). De hecho, la educación que ofrece la actual televisión tiene como misión instruir a los jóvenes para que se integren en el mundo realizado por el sistema para crear personajes estereotipados y con conductas de comportamiento diseñados para que nos amoldemos y no lo pongamos en duda. Por tanto, la televisión en sí misma no es nada, solo un medio técnico (lleno de posibilidades), que en estos momentos están en manos de un sistema perverso que refleja y para el que educa a los jóvenes. Numerosos investigadores sobre la materia lo resumen en la siguiente frase: La televisión no educa, pero los niños sí aprenden de ella. Por todo ello pensamos, que con la importancia mediática que posee actualmente la televisión, se podría aprovechar para servir de complemento a la formación reglada e inculcar una serie de valores más positivos y humanos. Las ventajas de este uso de los medios de comunicación lo señala el Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual (GECA) en 1995 al afirmar que los niños que ven una programación educativa de calidad de forma regular aprenden más y mejor que los que no la ven; también se demuestra que la ayuda de un educador o los padres durante el visionado de los programas mejora la calidad de aprendizaje del niño. Propugnamos una programación televisiva educativa de calidad, donde claramente segmentamos las franjas horarias para un determinado nivel educativo. Como ejemplo tenemos los antecedentes de los programas de enseñanza de idiomas a través de la televisión como «Follow Me» o «Muzzy». También debemos aprovechar los múltiples soportes digitales existentes, así como la red de redes (Internet) y la televisión por satélite debido a la gran fragmentación de la unidad familiar (casi cada miembro de la familia tiene su propio televisor). Proponemos como modelo de televisión educativa de calidad el programa «Barrio Sésamo», desarrollado por un equipo de pedagogos y cuyo fin es educar, aunque haya sido un éxito rotundo de audiencia. Por todo ello, todos los miembros de la comunidad educativa, incluida las distintas administraciones públicas, debemos hacer el esfuerzo por ofrecer una educación de calidad basándonos en un uso inteligente y eficaz de los medios audiovisuales como es el modelo del programa «Barrio Sésamo».

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Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05

Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25834
Licence: CC BY-NC-SA license

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