En la actualidad la televisión socialmente se está considerando negativa para la educación de los niños y las niñas que la consumen. Nos paramos a analizar la programación que ofrecen las distintas cadenas, y en cierto modo podemos constatar este hecho. Aunque todo ello tiene varios matices; debemos separar el hecho de que hablar de programación existente no es hablar de televisión en general. En primer lugar defendemos la idea de la televisión como un progreso para la escuela porque es una herramienta de gran utilidad didáctica y educativa, pero también un medio por el cual el alumnado puede construir un aprendizaje significativo y relevante, y por lo tanto en lo que se debe insistir es en cómo usarla dentro y fuera de la escuela, y profundizar y concienciar a políticos, directores de cadenas, instituciones escolares, familias... en la necesidad de una programación adecuada Y en segundo lugar, tratando el tema de la programación, es esencial reflexionar qué programas son educativos y al mismo tiempo posibles, y más aún utilizando este medio de agrado para casi todos los niños y las niñas; esto es, las líneas por las que diseñar una programación educativa. Con ello, me gustaría dejar patente, que lo educativo no es sinónimo de aburrido, sino por la razón del público al que va dirigido, un programa educativo o infantil debe tener unos componentes básicos para que su visionado provoque además de desarrollo educativo en la persona, agrado, satisfacción, reflexión, etc. No se trata pues, de enseñar cómo usar la televisión como artefacto, ya que esto se aprende en la socialización de los jóvenes. El uso de la televisión está tan asumido que no supone ninguna traba para su utilización y cualquier niño o niña sabe antes programar un televisor que escribir, incluso que hablar… así que es un terreno conocido. Acorde con todo lo dicho anteriormente, planteamos dos pasos a seguir para utilizar la televisión en la escuela: 1. Análisis crítico de los mensajes. Partimos de la idea de incidir en el análisis crítico de los mensajes televisivos como recurso curricular, porque acceder a la televisión (en el caso español) está al alcance de cualquiera, ya que en casi todas las familias hay al menos un televisor. Por tanto a la hora de trabajar en el aula de manera crítica, el uso de la televisión es adicional. Desde esta perspectiva, debemos partir de prácticas donde se busque la reflexión sobre los mensajes, no la simple proyección de un corto, documental o vídeo… esto es, aunque no se utilice la televisión directamente, es necesario que el profesorado comience a insertar en sus clases estrategias por las cuales se analicen los programas dirigidos a jóvenes, donde cree un ambiente de crítica educativa hacia los medios. La figura del docente es irremplazable, porque será el guía de la interpretación crítica de los mensajes televisivos. 2. La TV como herramienta. La televisión,medio que combina imagen y sonido al mismo tiempo, es una herramienta que puede enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje a la hora de transmitir información. No es una hipótesis lejana la posibilidad de afirmar que el número de información que transmite la televisión en una hora es mucho mayor que la que pueda transmitir un maestro /a en esa misma hora. Por eso, si deseamos insertar esta tecnología al aula, podemos elaborar material de video para las clases (con el alumnado o con material específico), facilitándose así la comprensión de los conocimientos que se deseen tratar. Y por último, es necesario crear unos vínculos entre familia y escuela, para que en casa se contribuya a construir una televisión acorde al desarrollo educativo de los niños y las niñas, para que se comience a cambiar hábitos y seleccionar lo que se ve cotidianamente.
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Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05
Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25867
Licence: CC BY-NC-SA license
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