Abstract
Según la opinión de los actores del sistema de innovación catalán, existen varias dificultades aún por resolver para poder alcanzar el nivel de actividad y resultados en transferencia tecnológica de otros países europeos.
En este trabajo de investigación se han identificado varios aspectos que dificultan la puesta en valor del enorme potencial científico y de recursos humanos existente en Cataluña, y con el propósito de visualizar posibles vías para mejorar la transferencia tecnológica de las instituciones catalanas , se han elaborado 5 recomendaciones fruto de esta investigación, así como de la interacción con los actores del ecosistema .
El sistema de investigación catalán comprende centros de investigación, hospitales, grandes infraestructuras compartidas, parques tecnológicos, entre otras estructuras variadas, además de 12 universidades públicas y privadas (Universitat Autònoma de Barcelona, Universitat de Barcelona, Universitat de Girona, Universitat de Lleida, Universitat Politècnica de Catalunya, Universitat Pompeu Fabra, Universitat Rovira i Virgili y Universitat Oberta de Catalunya). Las universidades privadas en Cataluña son la Universidad de Vic, Universidad Internacional de Catalunya, la Universidad Abat Oliba CEU, Universitat Ramon Llull.
La producción científica dentro del marco universitario de Cataluña está encabezada por las universidades públicas catalanas, y representa el 0,7% de la producción científica mundial (ACUP, 2014). El 43% de la producción científica de las universidades públicas catalanas es realizada en colaboración con grupos internacionales en el marco de proyectos de investigación financiados por la Unión Europea (ACUP, 2014). Además, el ecosistema de investigación catalán cuenta con un extenso sistema de centros de investigación de excelencia, como los centros CERCA, que contribuyen de una forma relevante en la producción científica del país.
La calidad de la producción científica catalana se refleja en el impacto medio de sus publicaciones, las cuales se encuentran posicionadas en un 60% por encima de la media mundial, situando a las universidades catalanas en las primeras posiciones del ranking de universidades españolas y en posiciones destacadas en el mapa de universidades europeas y mundiales. El sistema de investigación catalán se sitúa, junto con Gran Bretaña y Bélgica, dentro del grupo reducido de países que presentan alto impacto de producción con un bajo nivel de gasto en I+D, en relación con su PIB. Asimismo, la producción científica de las universidades catalanas en relación con la población y su PIB están bien posicionadas en la Unión Europea (ACUP , 2015) (ACUP, 2014).
Las Universidades Catalanas publicaron más de 123.000 publicaciones científicas en el periodo 2003-13, representando el 22% de la producción a nivel estatal en ese periodo. Durante este mismo periodo universidades públicas catalanas solicitaron 747 patentes nacionales entre 2003-13 y 246 solicitudes PCT entre 2006-13 (CyD, 2014).
La Universidad líder en producción científica en Cataluña y en España fue la Universidad de Barcelona (Fundación Conocimiento y Desarrollo, 2014). De hecho, la Universidad de Barcelona ocupa la posición 132 en producción científica universitaria mundial (Fundacion Conocimiento y Desarrollo, 2015). A continuación de la Universidad de Barcelona (21.441 publicaciones en el periodo 2009-13), le siguen la Universidad Autónoma y la Universidad Politécnica de Cataluña con 17.758 y 14.343 publicaciones respectivamente.
Además de tener en cuenta la cantidad de publicaciones realizadas, es también importante cuantificar el impacto de éstas a nivel global. Para eso, la variable impacto normalizado mide la relación entre el impacto científico medio de una institución y la media mundial. La Universidad Pompeu Fabra (1,68) se posiciona como la universidad líder en ese periodo (2009-13).
La presencia en revistas científicas de primer nivel, se mide con el porcentaje de artículos publicados en revistas científicas del primer cuartil. La primera institución en esta dimensión es la Universitat de Barcelona con un 62,29% de sus publicaciones en revistas científicas de excelencia.
Otro indicador que refleja no solo la alta visibilidad de la producción científica, sino la capacidad de protagonismo de los investigadores de una institución, es el porcentaje de excelencia y liderazgo, que cuantifica las citaciones de los artículos científicos publicados por investigadores españoles (10% publicaciones más citadas). La Universidad Rovira i Virgili, con un 11,52% es quien ocupa el primer lugar.
Figura 1 – Ranking de Universidades principales resultados según la base de datos Scopus de publicaciones científicas 2009-13. 59 Universidades españolas con más de 100 documentos en Scopus. Fuentes: (Fundación Conocimiento y Desarrollo, 2014)
Otro pilar del sistema de I+D+i de Cataluña lo constituyen los centros de investigación, que contribuyen de forma sustancial a su producción científica. Los centros de investigación de Cataluña se encuentran agrupados según su vinculación en: sistema de centros CERCA (Generalitat de Cataluña), centros CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y EURECAT (agrupación de centros tecnológicos comprendida por Ascamm, BDigital, Barcelona Media y CTM). Asimismo, existe una red desarrollada por la Generalitat de Catalunya a través de ACCIÓ, denominada red TECNIO, que más allá de sus afiliaciones específicas, agrupa a entidades desarrolladoras de tecnología y entidades facilitadoras de tecnología en Catalunya, entre ellos LEITAT, CTNS, CTQC, Ecopoltech, Intelligent Pharma y StarLab.
En la opinión de los actores principales del sistema de innovación catalán, existen dificultades varias y muchos problemas aún por resolver para poder alcanzar el nivel de actividad y de resultados en transferencia tecnológica de otros países europeos.
Cuando España en su totalidad, y Cataluña en particular, se compara con países como Inglaterra, Francia, Suiza, Bélgica, Alemania o Suiza, los indicadores clásicos de transferencia tecnológica del ecosistema español son muy inferiores a los de estos países y al promedio europeo.
Figura 2 – Numero de Universidades en la dimensión de transferencia tecnológica. Fuente: Propia, (Fundacion Conocimiento y Desarrollo, 2015)
El detallado y profundo informe de La Fundación Conocimiento y Desarrollo del año 2015 muestra que en el periodo 2012-2014 la cifra de empresas españolas innovadoras que cooperaron con universidades disminuyó en un 9% con respecto al periodo anterior (2011-2013). Asimismo, los ingresos de las universidades españolas, tanto a través de la contratación de I+D, como de otros servicios contratados por empresas privadas, que habían alcanzado la cifra pico de 704 M€ en el año 2008, disminuyeron a partir del año 2009 situándose en una cifra de ingresos de 445 M€ en el año 2014, lo que constituye una notable disminución en comparación con años anteriores.
No obstante, en el periodo estudiado por este informe de CYD, se constata que los resultados relacionados a la cantidad de solicitudes de patentes solicitadas por las universidades, asimismo como el número de licencias firmadas, indican una tendencia positiva.
Figura 3 – Evolución de las solicitudes de patentes nacionales realizadas por las universidades y el porcentaje sobre el total español. Fuente: Propia, (Fundacion Conocimiento y Desarrollo, 2015)
De acuerdo con los datos procedentes de varias encuestas de la RedOTRI, en el año 2013 el número de licencias firmadas en las universidades españolas siguió creciendo, situándose en 238. En particular, se observa una tendencia creciente en estos contratos desde el año 2008 hasta el 2013, aunque en el año 2014 se firmaron menos licencias que en el anterior año (233).
Figura 4 – Evolución del número de contratos de licencia. Fuente: Propia, (Fundacion Conocimiento y Desarrollo, 2015)
Sin embargo, los ingresos obtenidos por concepto de estos contratos de licencia son muy reducidos. Entre los años 2010 y 2014, los ingresos provenientes de contratos de licencias de todas las universidades españolas crecieron de 2,3 M€ en el año 2010 a 2,5 M€ en 2014. Estos ingresos son muy inferiores a los ingresos de las universidades norteamericanas y a al promedio de las universidades europeas.
Y aunque se puede percibir una evolución positiva en el número de licencias firmadas en los últimos años, un análisis del volumen de ingresos procedente de estos contratos, nos muestra una tendencia contraria, pasando de 11.300 euros generados por contrato en el 2010 a 11.000 euros en el año 2014.
Figura 5 –Ingresos procedentes de licencias. Fuente: Propia, (Fundacion Conocimiento y Desarrollo, 2015)
Un benchmarking internacional en el mundo de la transferencia tecnológica son los parámetros de actividad de comercialización de tecnologías de las Asociación de Gestores Universitarios de Tecnologías AUTM. Y aunque una comparación con los parámetros de actividad de transferencia de las universidades norteamericanas no es adecuada - considerando las diferencias de tamaño entre España y EE. UU. , nos permite sin embargo comprender a qué aspiran las instituciones catalanas.
AUTM (AUTM, 2016) reporta en su encuesta anual para el año 2015 que el sistema universitario norteamericano generó, 15.953 solicitudes de patentes y 6.680 patentes concedidas, en dicho año. Las instituciones norteamericanas firmaron en el mismo año 7.942 acuerdos de licencia y opciones a licencia. Asimismo, el sistema universitario ha recibido 2.5 miles de millones de dólares por concepto de ingresos por licencias, un incremento de casi 25% comparado con el año anterior. Todo ello sin contar que en el mismo año se crearon 1.012 startups basadas en tecnologías universitarias estadounidenses.
A raíz de nuestra experiencia durante nuestro trabajo en transferencia tecnológica y de las opiniones recogidas por expertos en el ecosistema de investigación e innovación catalán, hemos identificado varios aspectos que dificultan la puesta en valor del enorme potencial científico y de recursos humanos existente. A continuación, destacamos siete puntos que consideramos de gran importancia:
Uno de los problemas mencionados por los actores del sistema es la falta de entendimiento a nivel político, nacional y regional, del profundo impacto positivo que la transferencia tecnológica puede tener en la economía del país. Esta incomprensión por parte de las máximas autoridades públicas se traduce en escasez de recursos, o en algunos casos, en políticas irregulares de financiación de programas de apoyo a la transferencia tecnológica entre universidad, instituciones científicas y el sector productivo e industrial.
Los recursos de agencias públicas destinados a la promoción de actividades de transferencia tecnológica, al fortalecimiento de las oficinas y unidades que realizan esta tarea, y a la financiación de actividades de relacionamiento universidad-empresa, son insuficientes y se adjudican con una planificación irregular y discontinua. Esta irregularidad en el apoyo público a la innovación empresarial, a la transferencia tecnológica y a la relación universidad-empresa, resultan en la erosión del capital humano que trabaja en este sector. En muchos casos, un síntoma de esta disfunción se puede ver en la alta rotación laboral del personal en las oficinas de transferencia tecnológica de las instituciones científicas y académicas catalanas. La rotación está relacionada a una contratación inestable basada en recursos temporales de ayudas externas, asimismo como en un nivel salarial poco competitivo, que promueve en el personal la búsqueda de nuevas oportunidades.
Figura 6 – Personal en funciones de transferencia tecnología. Fuentes: Propia, (Fundacion Conocimiento y Desarrollo, 2015)
Los datos del grafico proceden de la RedOTRI y muestran que el personal dedicado a la transferencia en las universidades españolas ascendió a 1.514 en 2012 y a 1.518 en 2013. Estas cifras suponen un decremento significativo con respecto a la cifra observada en la encuesta del 2011, que se situó en 1.707. (Fuente: Capítulo 3, Investigación y transferencia en las universidades españolas, Informe CYD 2015.)
En la opinión de algunos actores, el compromiso al más alto nivel político, se debe traducir en políticas continuas y planes de apoyo a las actividades de transferencia tecnológica. Esta adjudicación de recursos es esencial para generar en un futuro la formación de profesionales expertos y experimentados, capaces de recoger los frutos de la investigación y transferirlos al sector productivo, para que se transformen en productos y soluciones innovadoras para el beneficio del público en general. Y de esta forma generar un retorno económico en forma de royalties u otros ingresos a las universidades y centros de investigación para beneficio de todo el sistema de innovación.
En la opinión de alguno de los entrevistados, una deficiencia importante del sistema de Transferencia Tecnológica en Cataluña es la disparidad en los instrumentos de financiación. Por un lado, la investigación científica catalana cuenta con instrumentos de investigación sofisticados, sin embargo los instrumentos para la investigación aplicada y colaborativa academia-empresa son rudimentarios e insuficientes.
Por tanto, los instrumentos de financiación para apoyar la innovación tecnológica (I+D Industrial) en el sector industrial catalán no han tenido continuidad y dependen de complejas negociaciones a nivel político acentuando su falta de estabilidad.
Los instrumentos de financiación provenientes del estado, para el I+D empresarial, han sido hasta ahora de tipo préstamo y no subvención, dirigidos a la empresa y no a investigación aplicada colaborativa. Estas herramientas no generan proyectos colaborativos de investigación entre la empresa y la universidad, y no fomentan la demanda de investigación aplicada por parte de la industria catalana. En este sentido, algunos agentes mencionan la necesidad de contar con recursos específicos para cruzar etapas críticas en el desarrollo de las nuevas tecnologías. Por ejemplo, tanto en las áreas de biotecnología, como en el sector high-tech hardware, si se desea competir a nivel global, es necesario una inversión muy importante tanto de tiempo como de recursos para conseguir prototipos avanzados, solicitudes de patentes que protejan la invención, fomentar la dedicación del equipo de investigación, y realizar estudios que hagan escalar el TRL de la innovación.
Los recursos públicos y privados en España son muy escasos en comparación con otros países de Europa, EE. UU., y países asiáticos dificultando así la introducción de nuevas tecnologías. En la opinión de varios de los actores del ecosistema de innovación, los recursos para realización de pruebas de concepto y maduración de las tecnologías son escasos e insuficientes en Cataluña, perjudicando las opciones de éxito de llegar al mercado, ya que, sin recursos, los proyectos no madurados son abandonados o son “mal vendidos” prematuramente por una compensación inferior a su valor real de mercado.
Algunos actores han mencionado entre las debilidades de la transferencia tecnológica, la falta de un sistema coordinado y eficiente de innovación a nivel de instituciones académicas y empresas en Cataluña, como existe en otras regiones de Europa. Por tanto, se genera una brecha entre la excelente ciencia que se desarrolla en varias de las instituciones académicas y científicas catalanas, y los resultados de transferencia y relacionamiento con el sector productivo local. De hecho, existen mecanismos más accesibles y redituables para financiar la investigación aplicada con fondos públicos, como los proyectos europeos en el marco de Horizonte 2020, que los existentes para el desarrollo de un proyecto entre un grupo académico y una empresa local.
El modelo de innovación de Israel, se ha estudiado como un modelo a seguir, ya que allí el Estado tiene mecanismos separados y equitativos de apoyo a la ciencia básica, y de subvenciones a la I+D competitiva en el entorno privado que tiene como principal objetivo la generación de competitividad y la explotación comercial.
A diferencia de Israel, Cataluña es una de las regiones de Europa que dedica más recursos a la investigación pública, sin embargo, los recursos públicos con los que se compensa la coinversión privada son sustancialmente menores. En este sentido, se ha sugerido que sin mermar los recursos públicos requeridos por la investigación científica en las instituciones públicas catalanas, los organismos del estado deberían asignar nuevos recursos al I+D competitivo empresarial y a la coinversión empresarial en proyectos colaborativos con las universidades.
Esta falta de mecanismos de incentivo a la cooperación entre universidad y empresa, no afectan solamente a los académicos, sino también a las empresas. Estas no encuentran mecanismos públicos accesibles y subvencionados para el desarrollo de la investigación colaborativa con las instituciones científicas, y prefieren realizar sus desarrollos internamente o a través de subcontratación a centros tecnológicos, como Eurecat o LEITAT.
En este sentido centros tecnológicos como Eurecat o LEITAT, para los cuales la investigación y la publicación de resultados no es una finalidad, se encuentran más cercanos a la cultura del sector productivo. Estos centros tecnológicos ofrecen desarrollos tecnológicos a las empresas catalanas en un sistema de externalización de servicios, que no plantea conflictos de titularidad sobre la propiedad intelectual, protegiendo por lo tanto la estricta confidencialidad exigida por las empresas privadas. Es por esta razón que las empresas catalanas encuentran el diálogo con estos centros tecnológicos más accesible y la contratación de proyectos más rápida y simple de implementar.
En la opinión de algunos de los actores del sistema, uno de los mayores desafíos del sector, son las normas y regulaciones que limitan al sector público. Específicamente, se mencionan las dificultades en la negociación de licencias cuando el estado es co-propietario de la propiedad intelectual.
Por ejemplo, la ley de la ciencia en Cataluña no permite que personas empleadas en el sector público, como son los investigadores y clínicos de los hospitales públicos, tengan participación accionaria de más de un 10% en una empresa basada en innovación generada por estos empleados. Esta limitación desmotiva a los investigadores médicos y enfermeras involucrados en innovación. Y en algunos casos genera la desvinculación de los hospitales, lo que en sí mismo no es positivo, ya que en el sector salud, la vinculación del emprendedor con el hospital es de suma importancia y aporta mucho al desarrollo tecnológico.
Una de las formas de solucionar este problema es creando una legislación que permita la incorporación de personal hospitalario en spin-offs de las instituciones, con menores limitaciones en temas de involucración y propiedad en la empresa, cuidando que todo el proceso sea transparente y los involucrados declaren cualquier conflicto de interés posible.
Otro problema mencionado por los actores en el sector público, es el recelo que todavía genera a nivel de muchos investigadores públicos, la generación de ingresos a través de la innovación. En ese sentido se necesita una política de divulgación interna que permita a los investigadores, médicos y enfermeras entender que la riqueza originada por la transferencia no solo llega a la cuenta bancaria del inventor, sino que se revierte también en el hospital y en el departamento, generando riqueza para todos, incluyendo a los pacientes que son atendidos por esos departamentos.
En la opinión de alguno de los actores, una de las fallas más importantes en la transferencia de tecnología del mundo académico a la empresa, es la falta de relación y comunicación entre ambos mundos. El mundo académico y científico se basa en parámetros de evaluación académica (publicaciones en revistas científicas de alto impacto, participación en grandes consorcios europeos y captación de fondos competitivos para investigación básica). Sin embargo, no se han desarrollado aún una serie de parámetros de evaluación académica paralela que promuevan la generación de tecnología aplicada que sea transferible al sector productivo e industrial.
Algunos actores enfatizan que a pesar de que la ciencia en Cataluña es de excelente nivel, no está diseñada para ser comercializada, sino para ser publicada, ya que las instituciones priorizan los índices de impacto de las revistas científicas.
Otra brecha cultural de importancia la constituye, la misma mentalidad de los académicos, especialmente en las universidades públicas. Parte del mundo académico catalán sigue teniendo una actitud negativa a la transferencia de tecnología de la universidad a la empresa. Este hecho es debido a varias razones, entre las cuales se enumeran la necesidad de mantener la libertad académica de investigación y la dedicación total a las misiones básicas universitarias de educación e investigación básica.
Pero sobre todo, los académicos contrarios a la transferencia consideran que la misma promueve actividades de lucro con la ciencia y distorsiona la misión de la universidad, afectando su cultura de difusión del conocimiento para el desarrollo de la ciencia, el bienestar de la sociedad y de la humanidad. Esta actitud que todavía sigue arraigada en algunas universidades catalanas, ha comenzado a cambiar recientemente, en parte motivado por políticas universitarias favorables a la transferencia y promovidas por una nueva generación de jerarcas universitarios que ven en la universidad emprendedora un motor de desarrollo económico regional y local; la transferencia tecnológica debe por tanto incorporarse a la misión de la universidad.
Influye asimismo en este cambio de actitud, la movilidad de los académicos más jóvenes de la academia a la industria, desarrollando carreras tecnológicas en la empresa, y el interés de algunos académicos de abordar sus propios emprendimientos tecnológicos. En este sentido es notable el potencial de estudiantes de doctorado y post doctorado, para participar en la creación de spin-offs universitarias, muchas veces apoyados por los académicos más senior, pero sin las limitaciones de una carrera académica más rígida y exigente.
Algunos de los actores del ecosistema no creen en la efectividad del modelo clásico de transferencia tecnológica, ya que en su opinión lograr que una innovación tenga impacto en el mercado va mucho más allá de la calidad de la ciencia y las características tecnológicas. El éxito de un emprendimiento tecnológico depende de numerosos factores relacionados al modelo de negocio, el entorno económico y otros temas netamente empresariales. Es por ello que muchos actores promueven activamente la creación de spin-offs, para la incubación de la tecnología en un marco empresarial, ya que este mecanismo permite que el investigador o la persona que desee desarrollar la tecnología para llevarla al mercado, este profundamente implicado en el proceso empresarial.
El mecanismo clásico de transferencia tecnológica, que consiste en el licenciamiento de la propiedad intelectual de la academia a la empresa para su desarrollo y comercialización, es un mecanismo que ha tenido amplio éxito en el sector químico-farmacéutico. Sin embargo, no ha dado tan buenos resultados en otros sectores, como son las tecnologías de información y comunicaciones, tantos en sus aspectos software como hardware y la industria de electromecánica.
Las tecnologías académicas están generalmente en etapas sumamente tempranas de desarrollo, o han completado solo pruebas de concepto iniciales. Esto significa que no pueden ser transferidas al mercado, sin pasar por un proceso de transferencia que incluye el desarrollo de la tecnología en un entorno empresarial o industrial. Este desarrollo incluye no solo aspectos tecnológicos, sino también el diseño de detallados planes de negocios, inversión de recursos muy importantes en el registro o certificación de los productos y campañas de comercialización intensivas, para poder introducir un nuevo producto en el mercado con éxito. Este desarrollo largo, costoso y de mucho riesgo, es asumido por la empresa y se rige por reglas del mercado y no por políticas públicas. Es por esta razón, que se considera necesario que las normativas institucionales y las políticas públicas permitan la participación de la universidad y los centros de investigación como accionistas en sus spin-offs, pero siempre contemplando que las instituciones deberán invertir y participar en las mismas condiciones que cualquier otro inversor financiero y jugando según las reglas del mercado privado.
Otros actores opinan que a la hora de decidir cuáles son los mecanismos más apropiados de transferencia tecnológica, se tienen que tener en cuenta la naturaleza de los distintos sectores industriales. Por lo tanto, difícilmente el modelo que se pueda usar en un área tecnológica para llegar al mercado se aplicable para una tecnología de otra área pues los clientes objetivo, los inversores y los procesos para llegar al mercado son totalmente distintos.
Aquellas instituciones que vean como esencial la transferencia de sus tecnologías y opten por el mecanismo de creación de spin-offs, deben comprometerse decididamente en acompañar a su spins-offs en todo el proceso de incubación. Asimismo, el Estado debe acompañar este mismo proceso, proporcionando los mecanismos de apoyo público que permitan a las spins-offs sobrevivir las etapas del valle de la muerte, complementando la inversión privada y permitiendo de esta manera crear vehículos híbridos de inversión público-privada. Entendiendo por estos mecanismos un híbrido entre la rigurosidad del inversor financiero y el conocimiento profundo del socio científico o universitario.
La experiencia de algunos actores recomienda la generación de fondos de inversión para tecnologías universitarias incipientes, cogestionados por inversores privados e instituciones científicas. La colaboración de los diferentes centros de investigación en la generación de un fondo de inversión público-privado de esta clase, puede generar enormes sinergias que beneficien la financiación de tecnologías incipientes en diferentes sectores.
Las oficinas de transferencia tecnológica de Cataluña necesitan funcionar como traductores entre dos entornos, el entorno científico, académico y el entorno privado. En la opinión de algunos de los actores de este ecosistema, es necesario profesionalizar e internacionalizar la transferencia tecnológica en Cataluña. Por ello se entiende la introducción de capacidades a nivel de los directores y gestores de las oficinas de transferencia y licenciamiento, que permitan a las instituciones vincularse con el entorno productivo y con el capital privado de forma proactiva y eficiente, para lograr concretar la realización de negocios de transferencia exitosos.
La profesionalización de la transferencia tecnológica comprende la implementación de procesos de tomas de decisiones similares a los que se utilizan en el mundo corporativo y de las inversiones privadas. Estos procesos pueden influir positivamente en la evaluación de tecnologías, selección de proyectos, distribución de recursos para protección de la propiedad intelectual y el desarrollo de pruebas de concepto, entre otros. A su vez pemitirá desarrollar un lenguaje común que sea comprensible por el mercado empresarial y financiero.
Esta profesionalización, deberá contemplar también el desarrollo de metodologías de market pull, es decir conocer las necesidades de los diferentes sectores productivos y llevar estas necesidades al laboratorio del investigador para generar una transferencia tecnológica centrada en las necesidades del mercado, en vez de las metodologías de market push, - desarrollos tecnológicos iniciados en el laboratorio del investigador y que buscan aplicaciones comerciales -, que es lo más común en la transferencia tecnológica universitaria actual. En este sentido, se ha sugerido crear un programa similar al iCREA, pero en este caso en vez de aplicarse al fichaje de investigadores de alto nivel, se aplicará para buscar la incorporación de directores y gestores profesionales experimentados en transferencia tecnológica a nivel internacional.
Con el propósito de visualizar posibles vías para mejorar la transferencia tecnológica de las instituciones catalanas, presentamos a continuación una selección de 5 recomendaciones que hemos ido elaborando en el transcurso de nuestra experiencia e investigación, así como a través de la rica interacción con los actores del ecosistema.
Varios de los actores del sistema han recomendado la conjunción de esfuerzos para poder lograr masa crítica a la hora de transferir la tecnología desarrollada en las instituciones catalanas. Sea tanto a través de la agrupación de centros de investigación para compartir experiencias e identificar sinergias, como a través de la creación de redes de innovación bajo una marca común que permita disfrutar de una mayor difusión y mejor relacionamiento con las empresas y la industria catalana.
Esta agrupación podría incluso llevarse a las universidades públicas catalanas, que podrían fusionar sus oficinas y unidades de transferencia tecnológica en una sola organización. Esa unión convertiría la organización de transferencia tecnológica resultante en un verdadero líder en transferencia tecnológica académica a nivel mundial. Podría pensarse en una fórmula similar a la que llevan a cabo varias universidades públicas de EE. UU. , como la universidad pública de California o la de Massachusetts. La ‘University of California’, por ejemplo, tiene oficinas de transferencia tecnológica en sus 10 campus (UC Berkeley, UC Davies, UCLA, …) concentrando toda su oferta tecnológica bajo una misma estructura y organización
Asimismo, se ha recomendado la organización de todas las oportunidades tecnológicas del sistema de innovación catalán en sectores específicos, como es el sector salud, por ejemplo, para crear un punto de contacto unificado para las grandes corporaciones internacionales que buscan tecnologías avanzadas y competitivas en Cataluña. Y de esta forma ofrecer una oferta tecnológica amplia, posicionado la tecnología catalana a nivel internacional, no confinándola al nivel local.
Es interesante notar que este proceso comenzó ya en el periodo 2009 al 2015, a través de la fusión y concentración de centros de investigación y centros tecnológicos como son el BIS, Barcelona Institute of Sciences and Technology que ocupa a seis de los centros de investigación más destacados de Cataluña y a Eurecat que agrupa a cinco centros tecnológicos de reconocido nivel. Aunque esta tendencia nos parece muy positiva, cabe mencionar, que a la hora de escribir este artículo, aún es difícil apreciar la contribución que han tenido estas fusiones en los resultados de la transferencia tecnológica de estas instituciones.
La transferencia tecnológica de las instituciones académicas y de los centros de investigación debe ser más proactiva. Durante el estudio de la actividad realizada por las instituciones para la transferencia de sus tecnologías, hemos observado que es necesario refrescar el enfoque de las oficinas y unidades de transferencia, implementando nuevas estrategias que incluyan actividades proactivas hacia el plantel de investigadores de las instituciones (actividades internas), así como estrategias de relación con la industria y las empresas del entorno catalán (externas).
Entre las iniciativas proactivas que pueden emprender las instituciones académicas y de investigación, cabe destacar la generación de investigación contratada con la industria en el marco de ayudas proporcionadas por entes públicos como ACCIÓ y CDTI, así como colaboraciones variadas y flexibles a la medida de los requerimientos de las empresas.
Las actividades de servicios, colaboraciones e investigación contratada, más allá de generar un ingreso económico sustancial a las instituciones académicas, constituyen un excelente mecanismo de generación de confianza entre las empresas y las instituciones, permitiendo el desarrollo de relaciones estrechas que pueden culminar en desarrollos compartidos, alianzas o emprendimientos conjuntos (joint ventures). Asimismo, permiten acercar al investigador a las necesidades reales del mercado, a través de la interacción estrecha con el sector productivo (market pull).
Entre las actividades de relacionamiento, destacan los eventos de dating entre investigadores y emprendedores, para la creación de equipos de desarrollo tecnológico conjunto que generen nuevas empresas spin-off de base tecnológica. Es recomendable extender la práctica de creación de Consejos Consultivos de Negocio (Business Advisory Boards) por las instituciones académicas y centros de investigación para poder contar con el asesoramiento directo de representantes de la industria, la empresa y el capital privado cercano al sector.
En el marco de este tipo de actividades se recomienda la organización de eventos de transferencia tecnológica, como son conferencias y exhibición de tecnologías en un lenguaje apropiado para el público empresarial y financiero, que pueda facilitar la captación de nuevas tecnologías por la industria, el levantamiento de capitales en etapas incipientes y el desarrollo de mejores técnicas de comunicación por parte de los investigadores.
Las empresas catalanas que desean innovar en producto para competir globalmente tienen a su alcance un importante vivero de creatividad y capacidades científico tecnológicas en los centros académicos catalanes. Es por ello por lo que deben centrarse esfuerzos en acercar las empresas catalanas a las instituciones académicas a través de actividades de relacionamiento directo, o indirectamente a través de centros tecnológicos como EURECAT o LEITAT. Y por “acercar” nos solo nos referimos a compartir información sobre las actividades de cada parte y a establecer relaciones formales o informales entre las empresas y los investigadores (tal como se ha descrito en el punto anterior). Deben también levantarse puentes y mecanismos para facilitar la colaboración fluida entre los dos mundos, la universidad y la empresa.
Una fórmula utilizada con éxito en países como Israel o el Reino Unido es establecer un interlocutor único entre las empresas y los grupos académicos; por ejemplo, cada centro –o grupo de centros- podría tener su propia empresa de transferencia como nexo comercial con el mercado, i.e. las industrias interesadas en incorporar know how. De esta manera, los centros tendrían equipos comerciales y administrativos con mentalidad empresarial, y las empresas e industrias locales podrían colaborar fluidamente con centros de investigación, como lo harían con otra empresa. Muchas de las instituciones internacionales con mayor éxito en transferencia tecnológica se organizan de esta forma, como la Universidad Hebrea de Jerusalén, que a través de Yissum, su empresa de transferencia, tiene unos ingresos anuales más de 60 millones de dólares en colaboraciones con la industria y licencias.
Esta estrategia tiene un beneficio doble para la sociedad: por una parte, dota de mayores recursos y competitividad a la investigación de los centros públicos, y por otra pone al alcance de la industria local una cantera de ciencia y tecnología de primer nivel, que puede mejorar la competitividad internacional de sus productos. Es el llamado círculo virtuoso en el que todas las partes ganan, y negocian sus colaboraciones entre iguales, sin que una parte se sienta expoliada por la otra.
Sin embargo, un marco exitoso de colaboración Universidad – Empresa debe ir más allá de la creación de un interlocutor único en las instituciones con mentalidad empresarial. El acercamiento Universidad – Empresa no se limita a “acercar la empresa a la universidad”, también consiste en acercar a los investigadores al sector empresarial. Es para ello fundamental continuar invirtiendo esfuerzos en divulgar la importancia de la transferencia tecnológica entre los investigadores, desmitificando tópicos tales como “o públicas o patentas”, “las universidades no se deben lucrar con la ciencia”, que no contribuyen al progreso científico, ni a la transferencia del conocimiento y la tecnología a la sociedad.
Y más aún, consideramos crucial que las instituciones académicas modifiquen sus parámetros de evaluación para premiar también las actividades de transferencia realizadas por los investigadores. La experiencia internacional muestra que la normativa interna de una institución puede conseguir una verdadera transformación reconociendo al investigador los logros en transferencia, y distribuyendo equitativamente los ingresos generados (entre el investigador, el grupo y la institución). Se trata, en suma, de alinear los incentivos de los agentes implicados hacia un interés social común: que la ciencia llegue a la calle en forma de productos y servicios de valor. Con los incentivos adecuados, los investigadores se acercan a las necesidades del mercado, a veces incluso creando sus propios emprendimientos tecnológicos, y la empresa apuesta por la innovación apalancándose en las capacidades tecnológicas de su ecosistema.
Una recomendación clave es la de seguir impulsando la creación de Spin-Offs, -empresas de base tecnológica basadas en la innovación de las instituciones académicas y de los centros de investigación. Estas Spin-Offs cumplen una misión doble en el entorno académico y científico: permiten el relacionamiento de empresas e industrias locales con el capital privado, y crean fuentes de trabajo para los jóvenes investigadores graduados de las instituciones.
Las unidades de transferencia tecnológica de las instituciones académicas y centros de investigación pueden fomentar la creación de Spin-Offs generando las condiciones óptimas para estimular a los investigadores a abordar nuevos emprendimientos. Estas condiciones incluyen entre otras facilitar la creación formal de las empresas, desarrollo de las pruebas de concepto, preparación de planes de negocio y asistencia en la vinculación con socios estratégicos y potenciales inversores, por ejemplo, a través de vehículos como aceleradores e incubadoras.
Por su parte, el Estado puede contribuir a la creación de Spin-Offs de instituciones públicas, como universidades y hospitales, a través de la legislación de normas que agilicen los procesos de toma de decisiones en las instituciones, y permitan que los investigadores puedan ser propietarios de capital accionario en las Spin-Offs y ejercer roles en sus consejos directivos. Todo ello, tomando las debidas precauciones para proteger la propiedad intelectual y los derechos económicos de las instituciones públicas, y creando mecanismos para evitar conflictos de interés que se puedan generar a los investigadores en su rol doble de académicos y emprendedores.
Es importante señalar, que las instituciones académicas y los centros de investigación interesados en crear empresas Spin-Off deben tener en cuenta que el periodo de maduración de estas empresas es muy largo, y que la institución que las crea debe estar dispuesta a acompañarlas en ese largo recorrido disponiendo de recursos, y brindando asistencia en el desarrollo tecnológico y comercial de las mismas.
En este sentido se ha ofrecido como una posible solución, generar co-inversión público -privada en las Spin-Offs tecnológicas, así como una mayor involucración de las instituciones públicas, a través de la creación de vehículos de inversión para tecnologías incipientes, que sean cogestionados por inversores del sector privado y por instituciones científicas.
Una vez obtenidos altos niveles educativos y académicos, como los conseguidos en España, y especialmente en Cataluña, un país tiene la obligación de aprovechar todo el potencial de riqueza que puedan generar los recursos públicos invertidos en educación e investigación. Es por ello que, más allá de verla solo como una palanca de competitividad industrial, la transferencia tecnológica debe entenderse como un elemento clave en la estrategia de desarrollo de un país.
Para que la transferencia alcance la relevancia que le corresponde, recomendamos que ésta se debata el Parlamento, y que los poderes legislativos y ejecutivos fijen objetivos plurianuales que requieran seguimiento parlamentario regular. Los poderes públicos y el conjunto de la sociedad deben estar al corriente del progreso y resultados de los esfuerzos del país.
Asimismo, es clave contar con recursos financieros suficientes y mecanismos acertados para que estos recursos lleguen a los proyectos adecuados en el momento apropiado. A continuación, nos detenemos en dos vías de financiación pública que consideramos adecuadas para el desarrollo tecnológico:
1) Creación y ampliación de marcos de financiación público-privados para el desarrollo de innovación conjunta universidad – empresa
Algunos de los actores han mencionado la escasez de recursos para el fomento de la relación universidad - empresa, o la coinversión empresarial en proyectos colaborativos con las universidades y centros de investigación. Estos recursos son imprescindibles para poder mitigar el riesgo de la inversión privada en I+D, así como para mitigar el riesgo de las inversiones privadas de capitales de riesgo en empresas Spin-Off.
Los recursos que dedica la administración pública, tanto a nivel nacional como a nivel regional, son insuficientes y no generan la motivación necesaria en las empresas para emprender desarrollos colaborativos con las universidades y los centros de investigación. El rol de estas ayudas públicas no es solo mitigar el riesgo, sino también motivar al sector empresarial e industrial a emprender desarrollos tecnológicos punteros junto al sector académico para dotar a la industria catalana de ventajas competitivas en base a tecnología propia.
Por su parte, el capital privado debe acompañar el desarrollo de estos instrumentos de financiación pública creando vehículos de inversión de impacto que, con un riesgo mitigado por las ayudas públicas, les permita invertir en tecnologías tempranas de alto riesgo y con un proceso de maduración largo.
Tanto a nivel empresarial industrial, como en el entorno académico, se ha mencionado repetidamente la escasez de recursos públicos destinados a la innovación tecnológica competitiva. Estos recursos tan necesarios para el desarrollo de nuevas tecnologías se ven limitados a un grupo muy reducido de ayudas. Aún con el apalancamiento de ayudas públicas a través de los programas de la Unión Europea, las instituciones catalanas se ven compitiendo año tras año por los mismos recursos con una cartera cada vez más grande de proyectos. En este sentido se ha mencionado repetidamente ejemplos de otros países, incluyendo la experiencia de EE. UU. , RU e Israel y la necesidad de crear nuevos vehículos de financiación pública y público-privada que permitan realizar pruebas de concepto y otros desarrollos tecnológicos para cruzar el valle de la muerte.
En este contexto, durante las conversaciones con los principales agentes del ecosistema de innovación suele mencionarse la introducción de figuras similares a la del Jefe Científico del Ministerio de Industria y Comercio de Israel (que coordina la ayuda pública al desarrollo tecnológico), o de un fondo público dedicado a la financiación de la innovación a nivel industrial empresarial y académico - empresarial.
Estos fondos públicos deberían estar destinados al desarrollo de tecnologías en etapas tempranas, y específicamente a temas como el desarrollo de pruebas de concepto, prototipos avanzados, solicitudes de patentes que permitan proteger la propiedad intelectual, y permitirles de esta forma madurar y valorizar la tecnología, paso previo al levantamiento de inversión en el mercado de capitales privados.
Asimismo, estos fondos públicos se deberían gestionar de manera que el Estado pudiese recuperar su inversión a través de regalías, generando un flujo de ingresos que permita reembolsar al fondo por sus inversiones, e inclusive generar un beneficio para ir incrementando las inversiones de año en año.
En conclusión, hemos podido constatar una deficiencia en los resultados de la transferencia tecnológica de las instituciones catalanas (y las instituciones españolas en general) en comparación con otros países europeos. Estas debilidades pueden explicarse en gran parte por la menor dotación de financiación pública en las fases iniciales de desarrollo tecnológico. Sin embargo, y tal como se estipula en las recomendaciones, la solución no consiste exclusivamente en el incremento de los presupuestos públicos. Cualquier solución que se desee implementar debe ser sistémica a nivel de país, y consistir en acciones, ayudas y vehículos variados que involucren a todos los agentes tanto públicos como privados.
En nuestra opinión la transferencia tecnológica es un elemento clave en la financiación equilibrada y sostenible de las instituciones públicas de educación e investigación a través del licenciamiento y la creación de spin-offs que generen ingresos económicos recurrentes. Es por lo tanto esencial contar con mecanismos de transferencia tecnológica a nivel de toda Cataluña que alineen los incentivos de los diferentes agentes públicos y privados involucrados, y dote de los medios necesarios para llevar las tecnologías catalanas al mercado.
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Published on 11/05/18
Accepted on 11/05/18
Submitted on 23/02/18
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