La democracia se basa en la capacidad de los individuos para generar libremente sus opiniones. Para hacerlo, necesitan tener acceso a una pluralidad de fuentes y contenidos veraces de información, y este acceso depende, en gran medida, de las características de sus entornos mediáticos. Uno de los principales problemas de la sociedad actual es el elevado volumen de desinformación que circula a través de las redes sociales. Este trabajo se centra en la desinformación parlamentaria. Observa si y cómo los parlamentarios contribuyen a generar desorden informativo en el espacio público digital. Mediante un análisis exploratorio del contenido de 2.307 mensajes publicados en Twitter por portavoces parlamentarios y representantes de la lista principal de cada grupo en el Congreso de los Diputados en España, se estudian las retóricas de desinformación. Los resultados permiten concluir que, si bien el volumen de mensajes de desinformación es relativamente bajo (14% de los tweets), tanto las temáticas (COVID-19, violencia de género, migrantes o colectivo LGTBI), como el tono y las líneas discursivas de los tweets conforman pautas que contribuyen al desorden informativo, generando desconfianza en las instituciones y entre los propios representantes parlamentarios. El estudio ahonda en el conocimiento de la desinformación generada por las élites políticas, sujetos clave en la gestación de narrativas polarizadoras.
Palabras clave
Desinformación, Twitter, parlamentarios, comunicación política, COVID-19, minorías sociales
Keywords
Disinformation, Twitter, MPs, political communication, COVID-19, social minorities
Democracy is based on individuals’ ability to give their opinions freely. To do this, they must have access to a multitude of reliable information sources, and this greatly depends on the characteristics of their media environments. Today, one of the main issues individuals face is the significant amount of disinformation circulating through social networks. This study focuses on parliamentary disinformation. It examines how parliamentarians contribute to generating information disorder in the digital public space. Through an exploratory content analysis − a descriptive content analysis of 2,307 messages posted on Twitter accounts of parliamentary spokespeople and representatives of the main list of each political party in the Spanish Lower House of Parliament − we explore disinformation rhetoric. The results allow us to conclude that, while the volume of messages shared by parliamentarians on issues susceptible to disinformation is relatively low (14% of tweets), both the themes of the tweets (COVID-19, sex-based violence, migrants or LGBTI), as well as their tone and argumentative and discursive lines, contribute to generating distrust through institutional criticism or their peers. The study deepens current knowledge of the disinformation generated by political elites, key agents of the construction of polarising narratives.
Palabras clave
Desinformación, Twitter, parlamentarios, comunicación política, COVID-19, minorías sociales
Keywords
Disinformation, Twitter, MPs, political communication, COVID-19, social minorities
A pesar de la dificultad epistemológica para definir el término, existe un cierto consenso en la literatura académica que plantea la desinformación como un problema de una naturaleza de mayor trascendencia para los sistemas democráticos. Esta comprende la creación, emisión, difusión y recepción de mensajes, a través de diversos medios, intencionadamente falsos o engañosos, con objetivos políticos y económicos que pretenden generar un efecto en audiencias concretas (Bennett & Livingston, 2018). En ello, las redes sociales son un factor clave, que permiten que la desinformación se propague a un ritmo sin precedentes, dañando y polarizando la esfera pública (Prokopovic & Vujovic, 2020), así como erosionando la confianza ciudadana en las instituciones democráticas (Jungherr & Schroeder, 2021).
Se trata de un problema global, que ha venido copando la agenda de la investigación desde las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, aunque sigue siendo un campo de trabajo incipiente (Freelon & Wells, 2020). Si bien, la literatura científica se ha centrado en la desinformación en el campo de la comunicación política (Cea & Palomo, 2021) existen, dentro de este, áreas todavía poco exploradas, como es el caso de la comunicación parlamentaria. Para intentar minimizar los efectos de las campañas de desinformación que ponen en riesgo los principios democráticos, diferentes cámaras legislativas han puesto en marcha medidas y planes de acción, entre ellos, el Plan experimental de Acción de la UE contra la Desinformación ante las elecciones al Parlamento Europeo en mayo de 2019 (Kouroutakis, 2019).
El Parlamento británico, a través de su Oficina de Asesoramiento Científico, POST (2019), consideró la desinformación como uno de los temas y retos claves del parlamento actual que, a través de «contaminadores de contenido», agitaban el debate en redes sociales sobre, por ejemplo, la eficacia de las vacunas ante su debate parlamentario. Pese a que los estudios que han tenido por objeto la desinformación política se han centrado mayoritariamente en los partidos y, específicamente, en los políticos de élite, no abundan los análisis de los discursos parlamentarios sobre desinformación ni sobre estos como actores y receptores de desinformación.
Este estudio se centra, por tanto, en los parlamentarios y pretende conocer si, y en qué medida, contribuyen a generar desorden informativo en la esfera digital. Para ello, parte de dos características que ayudan a comprender su particularidad: por un lado, considera las redes de comunicación parlamentarias como espacios políticos con unas características propias; por otro, toma en consideración las características de la desinformación dentro de un desorden informativo complejo.
Estudios previos han constatado la importancia de Twitter en las redes de comunicación parlamentaria (Esteve-Del-Valle et al., 2021) y han abarcado tres temáticas principales: un primer grupo ha analizado las características topológicas de las redes parlamentarias para encontrar a los parlamentarios más influyentes (Dubois & Gaffney, 2014).
Un segundo grupo, el más numeroso, ha estudiado la interacción de los diputados en Twitter con parlamentarios de similares o distintas posiciones ideológicas (Yoon & Park, 2014; Koiranen et al., 2019). Y un tercer grupo, el más minoritario, se ha centrado en los factores que explican la adopción de Twitter por parte de los diputados (Lassen & Brown, 2011; Chi & Yang, 2011). Sin embargo, todavía son pocos los estudios sobre desinformación en las redes de parlamentarios y en el caso de España, no se conoce ninguno.
Bradshaw y Howard (2019) señalaron Twitter como una de las plataformas más utilizadas para la desinformación en España. Jungherr y Schroeder (2021) demostraron cómo las plataformas digitales se erigen como poderosos conductos de información y mediación entre representantes y representados que permite deslegitimar discursos, ideas e instituciones democráticas, y obliga a replantear la complejidad de la desinformación. Se entiende que los mensajes de parlamentarios deberían obedecer a intereses consensuados, basados en realidades objetivas socialmente compartidas. Sin embargo, cuando ello no ocurre y los mensajes parlamentarios se inundan de controversia, la democracia deliberativa y parlamentaria se ve comprometida (Jungherr & Schroeder, 2021).
Se parte de los tres tipos de desorden informativo establecidos por Wardle y Derakhshan (2017): «misinformation», «disinformation» y «malinformation», en función de si, respectivamente, el mensaje contiene información falsa, errónea o engañosa sin intención de perjudicar a terceros; si los contenidos refieren información falsa, errónea, inexacta o engañosa deliberadamente (Karlova & Fisher, 2013); o si el mensaje contiene información fáctica o asuntos confidenciales con intención maliciosa de perjudicar a terceros.
Se considera que el desorden informativo no solo se refiere a la veracidad, engaño o falsedad del contenido de los mensajes, sino que también implica la retórica, en términos de tema y tono, y la construcción discursiva y argumental del mensaje, que hace percibir los hechos como engañosos, no veraces o falsos, independientemente de que en realidad lo sean o no (Hameleers & Minihold, 2020).
Por tanto, más allá del interés por detectar bulos entre los mensajes parlamentarios, en esta investigación interesa conocer cómo los parlamentarios contribuyen a crear desorden informativo, acusando a otros de difundir o crear mensajes deliberadamente falsos, cuestionando y deslegitimando las acciones y gestiones de sus adversarios parlamentarios, generando desconfianza institucional y apatía entre la ciudadanía (Bennett & Livingston, 2018).
Se entiende que la desinformación puede promover entendimientos falsos por medios distintos, sin necesariamente basarse en identidades ficticias, utilizando contenido verdadero, pero engañoso para desencadenar inferencias inexactas (Fallis, 2015) y promoviendo percepciones erróneas sobre la realidad y sobre el consenso social (McKay & Tenove, 2021). Como efectos, la desinformación a menudo busca amplificar las divisiones sociales, mediante ejes discursivos del «uno» y/contra «los otros», incluyendo la propagación de teorías conspirativas, de contenido polarizado y sensacionalista, altamente emocional y partidista (Howard et al., 2017).
Reddi et al. (2021) señalaron que la desinformación en la política estadounidense funciona al servicio de las estructuras de poder existentes e identificaron, como temáticas susceptibles de desinformación, el racismo anti-negro, la misoginia y el sentimiento xenófobo. McFadyen (2021) indicó las temáticas de migración y de refugiados entre las frecuentes en bulos. Y, por su parte, Das y Ahmed (2021) concluyeron que la pandemia del COVID-19 ha supuesto un aumento de la desinformación sobre este asunto que ha llevado a protestas anti-máscara, anti-vacunas y anti-5G a escala mundial.
Sin embargo, Humprecht (2019) observó que los temas de las historias falsas reflejan fuertemente las agendas informativas nacionales y, por tanto, la desinformación no es solo un fenómeno impulsado por la tecnología, sino que también está moldeado por los entornos informativos nacionales. Con el objetivo general de plantear una aproximación a la desinformación parlamentaria, este estudio proyecta los siguientes objetivos específicos:
Se plantea un método mixto basado en el análisis de contenido descriptivo y cualitativo de los mensajes publicados en Twitter de una muestra de parlamentarios. Como caso de estudio se toma el español, con una significativa producción en lo que se refiere a los partidos políticos, pero no siempre considerado en otros estudios sobre desinformación parlamentaria y política (Jungherr & Schroeder, 2021). Siguiendo a Ng y Taeihagh (2021) se optó por identificar características distintivas en los mensajes de desinformación de modo no automatizado y por procedimiento manual.
El análisis de contenido permitió captar indicios de desinformación, facilitar la atención en elementos contextuales y los matices de los mensajes analizados. Para el análisis descriptivo se utilizó el software de análisis SPSS 26 y para el cualitativo NVivo 11, que permitió la creación e identificación de categorías por la derivación de datos de los mensajes. El análisis se articuló en base a tres fases de trabajo:
Interesaba abordar la construcción de la desinformación por parte de los representantes mediáticamente más expuestos de cada grupo parlamentario, así que el análisis de los tweets se hizo sobre una muestra de parlamentarios que se corresponde con los portavoces parlamentarios (8) y los diputados líderes de cada partido (8) con grupo propio en el Congreso de los Diputados (Grupo Socialista, Grupo Popular en el Congreso, Vox, Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, Republicano, Ciudadanos, EAJ-PNV y Euskal Herria Bildu). Se excluyó de la muestra al Grupo Mixto y al Grupo Plural, ya que su sistema de portavocía es rotatorio y su inclusión alteraba la representatividad del conjunto. En el caso de aquellos grupos cuyo portavoz era también el candidato (como ocurría en el Grupo Parlamentario Republicano, Ciudadanos, EAJ-PNV, Euskal Herria Bildu) se seleccionó al portavoz adjunto de cada grupo. A ello, se sumó el perfil de la presidenta del Congreso, que ejerce además de presidenta de la Junta de Portavoces del Congreso de los Diputados, de la que forman parte los portavoces parlamentarios. Las características y descripción de los diputados analizados se encuentran en este enlace: https://bit.ly/3snC2Ue. El periodo de la muestra abarcó desde el día 28/04/2020 hasta el día 15/07/2021, ambos inclusive, lo que supuso que la recogida de datos ocurriera justo antes de que el Congreso de los Diputados cerrase su periodo legislativo previo al receso del mes de verano. Este periodo ofreció una oportunidad para captar una instantánea estándar de las experiencias de los diputados en Twitter en el cierre de la actividad legislativa. No se detectó ningún mensaje ni ninguna cuenta que no pudieran ser codificados o que tuvieran que ser eliminados.
La Figura 1, que muestra la actividad regular en volumen de tweets, permite observar que los diputados analizados mantuvieron, en términos generales, una actividad regular durante el periodo registrado, aunque se identificaron varios picos de actividad que se corresponden con el 8 de marzo, el 11 de marzo, los días 20 y 21 de abril, y el 24 de junio de 2021. En estos días, solo los tweets publicados por los dos diputados de Vox se enmarcan en las temáticas de desinformación. En ninguno de estos dos casos, los mensajes se relacionan con ninguna actividad parlamentaria suya o de su grupo en el Congreso. El primero de ellos, Santiago Abascal, registró su pico de actividad el 20 de abril. Ese día emitió 33 mensajes, y hacían alusión al cartel electoral que Vox colgó en la madrileña estación de metro Sol para las elecciones a la Asamblea de Madrid, y que rezaba: «Un MENA, 4.700 euros al mes. Tu abuela, 426 euros de pensión/mes». Iván Espinosa registró su pico de actividad el 17 de junio de 2021. Ese día publicó 15 tweets de diversa temática en diferentes horas del día. Entre ellos, se encontraban varios vinculados con temas de género: «Brutal artículo de César Antonio Molina, ex ministro de Cultura con ZP (y sucesor de Carmen Calvo). Arremete contra la bajada de pantalones de la Complutense con Begoña Gómez, contra las feminazis del género, contra Pedro Duque y contra tanta estupidez generada por (su) izquierda https://t.co/6dHXUaanH9» (@ivanedlm, 2021-06-17,1.145RT).
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El análisis realizado en la Fase 1 permitió confirmar que, para el caso español, los verificadores Newtral y Maldita desmintieron mayoritariamente bulos sobre COVID-19, colectivo LGTBI, migración y género: el 41% de los mensajes analizados en las redes sociales de estos verificadores contenía bulos de estas temáticas, frente al resto que versaba sobre asuntos variados de política nacional e internacional, y mensajes promocionales de los propios verificadores.
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Se puede concluir que las temáticas de desinformación señaladas por Reddi et al. (2021), y por Das y Ahmed (2021) para otros países, se identifican también en el caso español.
De los 2.307 tweets con más retweets de los parlamentarios analizados en la Fase 2, se detectó que únicamente el 14,3% de ellos (344 tweets) se vinculaba con alguna de estas temáticas de desinformación (COVID-19, migración, género y LGTBI). Si este dato apenas puede ser, en su volumen, significativo, lo es en tanto y cuanto refleja que los diputados tuitearon, mayoritariamente, sobre temas que no coincidían con las temáticas de los desmentidos de Newtral y Maldita, ni sobre las temáticas que la literatura científica indica como centrales de la desinformación.
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No obstante, en la Fase 3, el análisis cualitativo del 14,3% de mensajes de parlamentarios sobre temas de desinformación permitió observar una clara alineación con la agenda informativa del momento: Los tweets sobre COVID-19 hacen referencia a la gestión de la pandemia tras el fin del tercer estado de alarma, que concluyó el 9 de mayo de 2021, así como a la vacuna contra el COVID-19. En relación con los tweets que referían contenidos de migración, la mayoría están centrados en el incidente fronterizo entre España y Marruecos de mayo de 2021. Por su parte, dentro del tema LGTBI, los mensajes predominantemente hacen alusión al asesinato de Samuel Luiz, en La Coruña, el 3 de junio de 2021, así como también al anteproyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI, aprobado a finales de junio de 2021. En relación con los mensajes incluidos dentro de la temática de género, la mayoría de los mensajes se refieren a las niñas Anna y Olivia, asesinadas por su padre en Tenerife, a mediados de junio de 2021. A ello, se suman otros mensajes por el Día Internacional del Orgullo LGTBI (28 de junio), Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), aniversario del fallecimiento de Clara Campoamor (30 de abril) y su homenaje en el Congreso por su impulso al voto femenino en España (12 de abril de 2021). Los datos descriptivos muestran que los diputados Socialistas (30%) y de Vox (18,90%) fueron los que más mensajes emitieron en Twitter sobre las temáticas de desinformación (Tabla 3), y los populares los únicos que, en conjunto, publicaron más mensajes sobre COVID-19.
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Atendiendo al contenido, se aprecia que el 53% de los mensajes analizados dentro de la temática COVID-19 tiene alguna característica de polarización, y también el 33,9% sobre migración, género y LGTBI. El análisis cualitativo permite detectar matices en el contenido de los mensajes parlamentarios e interpretar retóricas desinformativas destinadas a generar desconfianza institucional y parlamentaria.
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Grupo 1. Mensajes que no contribuyen a generar desorden informativo. No se incluyen dentro de las retóricas de desinformación, se conforman como declaraciones institucionales, en cuyo contenido no se aprecian elementos de crítica ni se interpreta la intencionalidad de generar desconfianza en las instituciones ni apatía ciudadana (Tabla 4).
La crítica explícita en estos mensajes se aprecia tanto con críticas «ad hominen» como afirmaciones que cuestionan la veracidad de las declaraciones de sus homólogos –mensajes emitidos por parlamentarios del Grupo Popular señalando que el equipo de gobierno oculta información sobre la crisis sanitaria– o la honestidad de los representantes –presente, por ejemplo, en mensajes de la portavoz socialista–.
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Las críticas en los mensajes analizados no solo pretenden desprestigiar al gobierno, oposición o a homólogos parlamentarios, sino que también incluyen críticas a otras instituciones, como es el caso de la monarquía española (en mensajes procedentes fundamentalmente de ERC y EH-Bildu) o al poder Judicial (fundamentalmente, procedentes del portavoz de Unidas Podemos) (Tabla 6).
Se encuentran aquí los mensajes que emiten fundamentalmente parlamentarios de Vox y que refieren a la inseguridad ciudadana en un contexto en el que el enemigo se identifica con un «ellos», un agente externo o incluso un país concreto (Marruecos o China), y en los que se intenta señalar la «deslealtad» del gobierno para defender los intereses de España frente a los «enemigos» externos. De la misma manera, destacan los tweets en los que se atacan a colectivos específicos (fundamentalmente migrantes menores y mujeres) y en los que se pretende demostrar la superioridad de un grupo, el «nuestro», frente a estos colectivos (el «ellos»). Estos mensajes también se aprecian fundamentalmente entre los parlamentarios de Vox.
Por último, se observan mensajes que cuestionan la legitimidad del periodismo y a los medios de comunicación, especialmente en los tweets emitidos por los portavoces de Vox y Unidas Podemos; así como aquellos tweets que explicitan (o acusan de) contenidos «fake», que se encuentran en el caso de los mensajes emitidos por los mismos portavoces (Vox y Unidas Podemos).
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Más allá del interés por detectar mensajes falsos o engañosos entre los diputados, en esta investigación se pretende realizar una aproximación a la desinformación parlamentaria e indagar en qué medida los representantes del Congreso de los Diputados en España contribuyen a generar desorden informativo.
En primer lugar, se detecta que el volumen de tweets de los diputados sobre las principales temáticas de desinformación (es decir: COVID-19, migración, LGTBI y género) apenas supone el 14% del total de los mensajes en Twitter analizados. Este dato permite señalar que los parlamentarios generan mensajes de temática variada y que su contribución, en volumen de mensajes, al desorden desinformativo es limitada.
En segundo lugar, a pesar de este reducido volumen, se aprecian retóricas de desinformación, no tanto vinculadas con la veracidad o engaño de esos mensajes, sino a la relación con su construcción argumental y discursiva, tal y como señalan Hameleers y Minihold (2020). En este sentido, se detectan tweets de los parlamentarios que evidencian estrategias discursivas como la acusación de falsedad a otros representantes, contribuyendo así estratégicamente a generar desconfianza institucional y apatía entre la ciudadanía (Bennett & Livingston, 2018). Especialmente, destacan los mensajes centrados en criticar a una institución, una acción del gobierno o atacar a un homólogo parlamentario, que refuerzan la desconfianza de la ciudadanía tanto en las instituciones políticas como en sus representantes. El análisis permite detectar una tendencia predominante de mensajes de parlamentarios destinados a deslegitimar al otro y a aquellos cuya ideología no coincide con la propia, mediante divisiones polarizadas entre el grupo interno, el «nuestro», que hace lo correcto, y los «otros», que hacen lo incorrecto, creando así un marco propicio para la desinformación. Además, la retórica de desinformación enfatiza la división antagónica en la sociedad y en la política, donde el grupo interno, el «bueno», se yuxtapone a los otros, los «malos», «corruptos» o «mentirosos» (Jagers & Walgrave, 2007), contribuyendo así a conformar una visión binaria de la actividad parlamentaria y de los representantes parlamentarios y, por extensión de la sociedad, que se yuxtapone a una élite corrupta y peligrosa (Hameleers & Minihold, 2020). Este es un aspecto especialmente preocupante en el contexto actual de fuerte crecimiento de la desafección política. El enfrentamiento entre representantes y representados suele acabar beneficiando a expresiones políticas emergentes, con discursos y actitudes a menudo dañinos para las instituciones democráticas.
Por otro lado, el análisis también permite detectar mensajes en Twitter de diputados que se basan en la acusación de falsedad documental y utilizan etiquetas para deslegitimar o atacar a los oponentes políticos (Egelhofer & Lecheler, 2019), o incluso, mensajes de diputados culpando a los medios de comunicación de ser deshonestos y de engañar o manipular a los ciudadanos (De-Vreese et al., 2018) introduciendo así ataques a la legitimidad del periodismo. De nuevo, estos mensajes pueden resultar muy preocupantes en tanto que atacan a instituciones clave para el correcto funcionamiento de los regímenes democráticos. Tómese en este sentido, por ejemplo, el daño a la credibilidad de los medios de comunicación que hicieron los repetidos ataques del Donald Trump vertidos, normalmente, mediante su cuenta de Twitter.
Dentro del conjunto de tweets analizados, también se observan mensajes que enfatizan los grupos dominantes identitarios construidos como medio para mantener y asegurar un orden racial hegemónico (Kreiss, 2021), que trabajan para afirmar la superioridad de su propia identidad a través de la estigmatización de otros grupos. En este caso concreto, el afianzamiento de la dominación racial blanca se produce a través de la explotación de estereotipos y prejuicios preexistentes para socavar la autonomía y la legitimidad políticas de las personas marginadas (en este caso, migrantes, LGTBI y mujeres). Estos resultados proporcionan datos significativos en relación con las redes de desinformación parlamentaria en Twitter. Permiten detectar un número mayoritario de mensajes que favorece el desorden informativo y otro, más minoritario, que refuerza este desorden.
En Twitter, los diputados pueden actuar como agentes movilizadores de dinámicas polarizadoras (Esteve-Del-Valle & Borge-Bravo, 2018) o pueden adoptar actitudes mucho más dialogantes, como debatir posturas diferenciadas mediante el uso de razonamientos fundamentados en hechos (Esteve-Del-Valle et al., 2020). La salud de la esfera pública depende en parte de las actitudes que los diputados adoptan en estos nuevos espacios en red. El propio Habermas (2006) ya reflexionó sobre el efecto que las redes sociales, como flujos de información (o desinformación), pueden tener para la generación de opiniones razonadas. Se espera, pues, de los diputados, como agentes centrales de esta nueva esfera, que actúen responsablemente considerando las consecuencias de sus comportamientos en este espacio. Con todo, la responsabilidad de velar por el funcionamiento cívico de la esfera pública parlamentaria en red no debería recaer exclusivamente en los diputados. El Congreso o el Senado pueden, por ejemplo, desarrollar programas de alfabetización cívica digital («civic media literacy») (Mihailidis, 2018) con el objetivo de crear conciencia entre los diputados de las consecuencias perniciosas que tiene para la salud del debate público un uso nocivo de las redes sociales, así como para dotarlos de los instrumentos necesarios para, en la medida de lo posible, evitar que difundan contenidos desinformativos vía sus redes sociales.
Las principales limitaciones de este trabajo se refieren al marco temporal y geográfico utilizado, que ha podido influir en las temáticas tratadas por los diputados en función de la agenda política e informativa. También, la selección de los mensajes más difundidos ha podido dejar fuera otros mensajes que hayan podido estar relacionados con la desinformación. No obstante, esta investigación es una de las primeras contribuciones que traza un mapa de cómo se configuran los contenidos de desinformación y descrédito en la comunicación de los parlamentarios, lo que puede ser un dispositivo retórico influyente para deslegitimar versiones incongruentes de la realidad y obtener éxito político promoviendo realidades consistentes. En los actuales entornos digitales y de información fragmentada, las construcciones y acusaciones de engaño, incapacidad en la gestión de gobierno, corrupción o deslealtad pueden ser más influyentes que la difusión de información objetiva. Por supuesto, el estudio solo recoge una instantánea de los tweets enviados de los diputados. Aunque se incidió en que el muestreo evitara sesgos, existe la posibilidad de que el muestreo de un período diferente pueda arrojar resultados distintos. Para futuros estudios, se podrán ampliar las variables de control teniendo en cuenta el tema del tweet enviado por los diputados, si han recibido recientemente una cobertura mediática negativa y, tal vez, tener en cuenta la prominencia a través de un medio distinto al de los seguidores de Twitter. (1)
Published on 13/06/22
Accepted on 13/06/22
Submitted on 13/06/22
Volume 30, Issue 1, 2022
DOI: 10.3916/C72-2022-04
Licence: CC BY-NC-SA license
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