IV Congreso de Economía y Empresa - Comunicación Eje 1

ESTRATEGIAS FRENTE A LAS FRAGMENTACIONES: UN ENFOQUE RICARDIANO

María Bonilla-Quijada Universidad Abat Oliba – CEU

Joan Ripoll-i-Alcon Universidad Abat Oliba – CEU

Resumen

A principios del siglo XIX David Ricardo presentó su argumentación a favor del comercio internacional justificando que Inglaterra se centrase en productos industriales al tiempo que aceptaba importar alimentos. La principal crítica de sus contemporáneos fue la situación de vulnerabilidad ante conflictos que podían afectar al suministro de productos tan esenciales. Este tipo de fragilidades han vuelto a primer plano recientemente, especialmente por la situación de dependencia de Europa respecto a los suministros energéticos, de minerales estratégicos y otros inputs críticos. Algunas de las vías planteadas para afrontar la situación tienen precedentes en los debates entre Ricardo y sus críticos: desde los planteamientos de “mantener abiertas las vías de negocio” pese al conflicto hasta buscar diversificaciones y alternativas en los suministros, pasando por reconversiones de proveedores locales y el aprovechamiento de nuevas opciones propiciadas por la tecnología, con planteamientos pioneros de lo que hoy denominamos reshoring, nearshoring, friendshoring o resiliencia.


Palabras clave:

Comercio; Fragmentaciones; Seguridad suministros; Inputs críticos

Trade; Fragmentations; Security of Supplies; Critical inputs;

Introducción

En los últimos tiempos los riesgos de fragmentaciones en la economía internacional han pasado a primer plano. El ideal escenario de unos mercados globales sin fronteras, el Flat World que describió en 2005 Thomas Friedman en un libro galardonado por Financial Times y Goldman Sachs, y que nunca se alcanzó, se ha visto sacudido por tensiones geopolíticas, cuyos efectos distorsionadores son objeto de creciente análisis y evaluación. Tanto desde las perspectivas de los países como de las empresas se formulan alternativas estratégicas que añaden a las tradicionales consideraciones de eficiencia y (ahorro de) costes las dimensiones de seguridad y resiliencia ante escenarios confusos y convulsos. Los problemas de suministros de materias primas y componentes, el papel creciente de las políticas industriales por parte de las principales potencias, que alteran los escenarios de teórica libre competencia, están a la orden del día. En este complejo escenario, consolidar los éxitos de las últimas décadas de nuestras empresas en sus estrategias de internacionalización requiere una adecuación al nuevo complejo entorno.

A la hora de buscar alternativas, las lecciones de la Historia pueden ser útiles referencias, entre ellas algunas basadas en los primeros episodios de los debates acerca de las ventajas del libre comercio y sus inconvenientes y riesgos. A principios del siglo XIX David Ricardo (1815, 1817, 1822) presentó su argumentación a favor del comercio internacional con un conocido caso que justificaba que Inglaterra se centrase en productos industriales, manufacturas, para aprovechar las ventajas comparativas que les generó su liderazgo en la implementación de la primera Revolución Industrial, al tiempo que aceptaba importar alimentos. La principal crítica de sus contemporáneos fue la situación de vulnerabilidad ante conflictos que podían cortar el suministro de productos tan esenciales. Este tipo de fragilidades han vuelto a primer plano en los tiempos recientes y están afectando especialmente, pero no exclusivamente, a Europa: su situación de dependencia respecto a los suministros energéticos, de minerales estratégicos, así como para muchos países incluso de alimentos, se ha convertido en un aspecto central de los análisis de los impactos de los conflictos. Extraer relevantes implicaciones de esos debates para los actuales retos de la internacionalización de nuestras empresas es una posible fuente de aplicaciones e implicaciones.

Algunas de las vías planteadas para afrontar la situación tienen precedentes en el debate entre Ricardo y sus críticos: desde los planteamientos de: mantener abiertas las vías de negocio, pese al conflicto, por vías a menudo indirectas de obtener los productos; hasta buscar diversificaciones y alternativas en los suministros, pasando por reconversiones de proveedores locales y el aprovechamiento de nuevas opciones propiciadas por la tecnología. Nociones como el reshoring, nearshoring, friendshoring, resiliencia o cambios en el mix de suministros tienen raíces en esos debates clásicos entre ganancias del comercio y necesidad de mejorar la seguridad en los suministros. Una combinación realista y pragmática de estas estrategias puede ser una forma de minimizar problemas, de mantener la necesaria resiliencia y afrontar unos retos globales que obligan, más de lo habitual, a buscar soluciones second best.

'1.' Fragmentaciones

Los efectos sobre la economía europea y global de las tensiones geopolíticas, acentuadas desde 2022 tras la invasión de Ucrania y otros conflictos, han sido un revulsivo en muchas dimensiones. Además de las vertientes humanas y sociales, el tablero geoestratégico se ha visto profundamente alterado, con riesgos de acentuar fragmentaciones, y nuevas amenazas a las dinámicas de la globalización. Desde la perspectiva económica, los efectos de la guerra y las tensiones subsiguientes y de las respuestas en forma de sanciones, bloqueos, etc., añadidos al aumento de las dosis de incertidumbres, han complicado los escenarios. Los análisis de los organismos internacionales agotan las apelaciones a los potenciales efectos de esos riesgos, desde el Price of War con que la OCDE tituló su Economic Outlook en junio de 2022 a las amenazas en alza a las que se refiere el World Economic Outlook del FMI de octubre de 2024.

Un aspecto especialmente importante es la incidencia sobre los suministros de diversa índole, tanto los energéticos, principalmente gas y petróleo, como los minerales, algunos estratégicos para determinados procesos productivos tanto de tecnologías avanzadas como necesarios para afrontar el cambio climático, como los alimentarios. Sus implicaciones son de alcance, ya que se ve afectados tanto el funcionamiento de la industria (encarecimientos y escaseces de energía y determinados componentes, incluidos algunos tan esenciales como los microchips); como los hogares (contribución a los aumentos de precios ya iniciados antes de 2022 y cuyo control actual sigue suscitando dudas); y las posiciones geoestratégicas de los países. El alcance de estos impactos trasciende los ámbitos más estrictamente económicos para incluir otros tan relevantes como las posibilidades de hambrunas en países muy dependientes de los suministros alimentarios procedentes de Ucrania o Rusia, o las interacciones con las preocupaciones medioambientales y los proyectos de transición hacia fuentes de energía más sostenibles. Supera el ámbito de este texto incluso resumir el alcance de esas implicaciones, que han sido protagonistas de los análisis y prospectiva de gran parte de los principales Informes internacionales en los últimos tiempos (OCDE, BIS, FMI, Banco Mundial, UNCTAD, etc.).

Un aspecto central en los análisis recientes es la revalorización papel de la seguridad en los suministros. Como menciona Lagarde en su intervención en el Peterson Institute for International Economics, el 22 de abril de 2022: el “desplazamiento” desde la eficiencia hacia la seguridad como uno de los efectos de las dificultades recientes, junto al que iría desde la dependencia hacia la diversificación. Ya con anterioridad la Unión Europea había lanzado la iniciativa de “autonomía estratégica” a la vista tanto de las fragilidades experimentadas, sobre todo, al principio de la pandemia en el acceso fluido a suministros sanitarios, así como desde finales de 2020 a los problemas derivados de los ya famosos cuellos de botella en el aprovisionamiento internacional de muchos productos, desde materias primas hasta componentes, incluidos algunos tan esenciales como los microchips. La versión 2023 de los planteamientos de la UE (Comisión Europea, 2023 a) acerca del aprovisionamiento de materias primas estratégicas contiene detalles acerca de las opciones que incluyen comparaciones entre la eficiencia de los minerales utilizados respecto a otras alternativas, existen casos en los que la hay serias dificultades de sustitución; mejoras en reciclaje/reutilización; proveedores alternativos; etc. En junio de 2023 la Comisión Europea (2023 b) lanza el programa más sistemático de “Seguridad Económica Europea” que se va ampliando con diversas dimensiones desde entonces.

Las interacciones entre la fluidez del comercio y las consideraciones de seguridad estratégica tienen una larga tradición. Incluso David Ricardo, el autor de la formulación más conocida y todavía presente en nuestros libros de textos y programas universitarios de la argumentación en defensa del comercio internacional ya discutió en su momento, hace dos siglos, la objeción que se planteaba a su defensa de la libertad comercial consistente en la situación de fragilidad en que quedaría un país que dependiese en una magnitud importante de suministros esenciales o estratégicos que en la argumentación inicial eran los cereales y, por extensión, los alimentos. Cabe recordar que las formulaciones de Ricardo se producen en un contexto en que los escenarios bélicos están muy presentes: las proteccionistas Corn Laws contra las que argumenta Ricardo fueron adoptadas en 1815, tras finalizar las guerras napoleónicas, durante las cuales el bloqueo para el abastecimiento de Gran Bretaña había sido un arma, que había obligado a un mayor autoabastecimiento. En la actualidad algunos de los debates más importantes en Europa hacen referencia precisamente a los riesgos asumidos al hacernos demasiado dependientes de las importaciones de suministros críticos, así como de las alternativas disponibles para reducir riesgos y seguir siendo competitivos. El término ingenuidad aparece en ocasiones al describir las actitudes europeas previas a los recientes conflictos y superar esa debilidad se revela esencial.

Como ya se ha dicho, varias de las líneas argumentales ya planteadas por Ricardo tienen relevancia en la actualidad, tanto para entender los problemas como para evaluar alternativas. El economista británico no solo argumentó de forma convincente las ganancias a obtener del comercio internacional, sino que, de forma mucho más matizada de lo que plantean algunas simplificadoras argumentaciones a favor o en contra posteriores, esbozó alternativas para las situaciones en que se producían – o podían producirse – fricciones, tensiones o eventualmente guerra. Entre ellas las consideraciones de diversificación o de incentivar producción nacional pero siempre en la línea de buscar los mecanismos para sacar partido de unas abiertas opciones que ofrecían las innovaciones tecnológicas.

Los análisis de las consecuencias de estas tensiones y las evaluaciones de costes de eventuales alternativas ocupan un lugar destacado en las investigaciones recientes. Aiyar et al. (2023) y Cerdeiro et al. (2024) son formulaciones sistemáticas, con estimaciones empíricas. Arriola et al. (2024 a, 2024 b) examinan cómo las interdependencias globales, habitualmente consideradas un argumento de “intereses compartidos” en favor de la globalización, pueden convertirse en un arma que algunos países intenten aprovechar frente a otros percibidos como excesivamente dependientes/vulnerable. La Organización Mundial de Comercio (WTO, 2023) trata de apuntalar el mensaje de Ricardo como el comercio como mecanismo win-win que no debería ser abandonado, insistiendo en una Reglobalización como alternativa a la desglobalización. Gopinath (2023,2024), desde el FMI, alerta incluso de una “nueva guerra fría” que podría tener costes importantes. Desde la perspectiva europea, varias publicaciones del BCE: Panon et al. (2024), Ilkova et al. (2024), detallan las estrategias de respuesta y sus costes e implicaciones, incluido el tener que acceder a proveedores más caros, pero más seguros. Ya se han mencionado los cálculos que ofrece respecto a la eventual sustitución de algunos minerales el análisis de Comisión Europea (2023 a); por su parte Ilkova et al. (2024) mencionan incluso la cifra de aumentos de costes en torno al 30-40% en algunos casos para sustituir proveedores poco fiables por otras más de friendshoring. Panon et al. (2024) presentan resultados desagregados por sectores y territorios. Todo ello explicita cómo los problemas de las fragmentaciones incluyen renunciar a las ganancias de eficiencia del comercio de las que Ricardo fue pionero en detallar. Pero, asimismo, cabe insistir, los debates de hace dos siglos entre Ricardo y sus críticos apuntaron a algunas de las vías de afrontar riesgos y tensiones, con mensajes que tienen lecturas actuales ayudando a contextualizar las obvias complicaciones, pero asimismo a clarificar las oportunidades de hacer de la necesidad virtud que pueden ser de utilidad para dotar de perspectiva los retos importantes actuales.

En el resto de este texto se van examinando en paralelo los problemas analizados por Ricardo y los actuales. En la sección siguiente se presenta el riesgo de una dependencia como fragilidad que en situaciones críticas puede ir en contra de la apuesta por el comercio internacional. En la sección 3 se formulan los problemas de ajuste para buscar alternativas ante esas fragilidades. La sección 4 explicita el papel del aprovechamiento de todas las opciones tecnológicos como una vía esencial pero que debe contar con los incentivos suficientes. La sección 5 retoma otra preocupación de Ricardo que vuelve a tener actualidad: los impactos de las dinámicas comerciales (comercio abierto, desabastecimientos que generan inflación o escaseces, etc.) sobre la distribución de la renta. La sección 6 presenta unas consideraciones finales a modo de conclusiones.

'2.' Interdependencias: oportunidades y riesgos

Una de las dimensiones de la globalización ha sido un grado importante de apertura comercial, tanto en los intercambios de productos finales como en la configuración de las cadenas globales de valor alcance transnacional. Los beneficios en forma de ganancias de eficiencia de estas pautas de funcionamiento constituyen el punto de partida de los argumentos en favor de los mercados globales. Y cabe recordar que ahora cuando se discuten los efectos de retrocesos desglobalizadores o de fragmentaciones, sus principales costes se asocian a dejar de obtener los beneficios derivados de la especialización, del acceso a bienes extranjeros que incorporan avances tecnológicos con mejor productividad, aprovechamiento de economías de escala, acceso a una mayor variedad, etc. En todo caso, recordar asimismo que las críticas tradicionales al comercio apelan a la desigual distribución de los dividendos de la globalización y otras implicaciones sociales y, más recientemente, a los costes medioambientales.

Pero los argumentos de seguridad estratégica reaparecen con fuerza en momentos como los actuales. Por no remontarnos a las justificaciones de la Política Agrícola Comunitaria de la UE (y formulaciones similares de otros países), en 2018 los documentos del Departamento de Comercio de Estados Unidos con que se trató de justificar los iniciales aumentos de aranceles por parte de Estados Unidos a las importaciones procedentes de China de acero y aluminio, y que constituyeron el inicio de la guerra comercial, apelaban a la necesidad de no depender de unos suministros esenciales para diversas industrias, entre ellas las de defensa, que los proveedores extranjeros podían restringir o cortar. Similares apelaciones, así como las de priorizar las necesidades nacionales, se hicieron durante la pandemia a restricciones en el comercio de material sanitario primero y posteriormente a la distribución de vacunas. Con el inicio de la recuperación descubrimos las vulnerabilidades de depender de microchips cuya producción se había concentrado lejos de Europa, entre otros ítems. Desde la invasión de Ucrania el espectro de productos con dudas acerca de su presente y futuro suministro se ha ampliado enormemente, como ya se ha resumido. En 2023-2024 fueron noticia las restricciones que Estados Unidos impuso a las exportaciones a China de microchips de última generación y las respuestas en forma de limitaciones a las exportaciones por parte del gigante asiático a Occidente de galio y germanio, minerales de los que China es el productor mundial dominante, y que son esenciales para determinados productos de tecnologías avanzadas y medioambientales. En 2024 está a la orden del día la “guerra comercial” referida a vehículos eléctricos y sus componentes (baterías, etc.) y las represalias que ha suscitado en sectores tan diversos como las exportaciones europeas de porcino o de brandy. Todos estos casos ilustran cómo las interdependencias que articuló la globalización se estarían utilizando como armas en las pugnas estratégicas para perjudicar a los socios/rivales comerciales…y geopolíticos.

Estas realidades son bien conocidas desde antiguo. Ya en 1815, Ricardo sistematiza las dos principales versiones de los peligros del comercio: “1º, que en caso de guerra…la influencia de nuestro enemigo principal puede privarnos de nuestro acostumbrado suministro…2º que cuando haya malas cosechas (o urgencias sanitarias, tensiones geoestratégicas, etc. podríamos añadir) los países exportadores tendrán medios, y los usarán, para retener la cantidad que habitualmente exportaban a fin de cubrir su propio déficit” (Ricardo, 1815: 17). Pero los argumentos de Ricardo tratan de convencer de que, pese a esos peligros, las ventajas de mantener abierto en sistema comercial, con la adecuada flexibilidad, superan a las tentaciones de refugiarse en la autarquía, prefigurando la defensa del comercio realizada ya en 2021 por la Organización Mundial de Comercio bajo el significativo título de “resiliencia económica y comercio” (WTO, 2021) y ratificada en un entorno con más complicaciones en 2023 (WTO, 2023).

Consciente de estos recelos, David Ricardo insistía en cómo los planteamientos en favor de los importantes beneficios del comercio internacional tenían que ser acompañados por “argumentos casi irrebatibles con respecto al peligro de depender del extranjero para una parte de nuestros alimentos” (Ricardo, 1815: 16). En 1822, en el documento con que justificó, ya elegido miembro de la Cámara de los Comunes, una propuesta (derrotada) para abolir las proteccionistas Corn Laws insistía en que esa “dependencia…de los países extranjeros respecto de una parte considerable de nuestros alimentos” (Ricardo, 1815: 196) como la principal objeción a su defensa de la liberalización comercial.

Las respuestas de Ricardo a lo que reconocía como la principal de las críticas a sus planteamientos combinaba varios ingredientes. Por un lado, apelaciones a los costes que supondría para los países productores restringir o cortar los suministros especialmente a clientes consolidados. A la vista de los acontecimientos recientes alguna de sus expresiones podría parecer ingenua: “Por mucho que concedamos a los sentimientos de enemistad y al deseo de causar sufrimiento a nuestro enemigo privándolo de una parte de su provisión habitual de alimento, estoy seguro de que el precio a que habría que producírselo…nos impediría ejercer ese poder” (Ricardo, 1822: 196). Por otra parte Ricardo introduce una referencia explícita a Rusia, que hoy llama la atención, al argumentar que “fueron los intentos de Bonaparte para impedir que Rusia exportase sus materias primas, más que ninguna otra causa, lo que produjo los sorprendentes esfuerzos del pueblo de aquel país contra la fuerza más poderosa…para subyugar a una nación” (Ricardo 1815: p.17). Aunque probablemente esta lógica puede extenderse a la respuesta de Ucrania ante las medidas rusas para bloquear sus exportaciones, principalmente las agrícolas.

Y en una línea, asimismo llamativa leída hoy, de realpolitik, en la línea de separar la guerra de los negocios, como algunos critican a los países que continúan comprando gas y petróleo ruso y con ello contribuyen a financiar su actividad bélica, Ricardo apela, desde la perspectiva británica en la confrontación con Francia, a cómo “Bonaparte, cuando más hostil nos era, permitió la exportación de grano a Inglaterra mediante licencias, cuando nuestros precios subía…aunque estaba prohibido todo el comercio restante” (Ricardo, 1815: 18). Business are business diríamos hoy, algunos para justificar esa vía comercial abierta, otros para criticarla. En el contexto más amplio de las tensiones entre Estados Unidos y China, con datos que muestran una moderación de los flujos comerciales (e inversores) directos entre ambas potencias, se va consolidando el análisis de Alfaro-Chor (2023) del papel de países conectores, que actuarían como pasos intermedios de una parte importante de esos flujos: los casos de Vietnam y de México están siendo especialmente estudiados (WTO 2024 b, Gopinath, entre otros). Asimismo, las vías por las cuales países de la UE soslayan los bloqueos a Rusia mediante transacciones con países de Asia central recibe atención como referencia del debatido, pero efectivo, business are business.

En resumen, y con las salvedades del párrafo anterior, aunque se ha destacado desde los tiempos de Ricardo el papel de las interdependencias como factor cohesionador, de integración al generar intereses creados compartidos, en momentos de especial tensión (y las amenazas de principios del siglo XIX las volvemos a ver en esta tercera década del siglo XXI) aflora la otra cara, más dura, de la moneda, al convertirse esas (inter)dependencias en una peligrosa arma arrojadiza (Arriola et al. 2024).

'3.' Diversificación, Nearshoring, Resiliencia

La respuesta más obvia, pero no siempre fácil de llevar a cabo a corto plazo, ante las disrupciones en suministros es, por supuesto, la diversificación. Los países que se encuentran con reducciones (o cese) en las importaciones de los proveedores tradicionales buscan alternativas…como asimismo las buscan los países exportadores que ven bloqueadas sus ventas a clientes tradicionales. No siempre es inmediato ni fácil la sustitución de gas ruso por el de otras procedencias, como el gas licuado en buena medida procedente de Estados Unidos, plantean nuevos retos, así como en algunos casos otras interacciones geopolíticas como las asociadas al gas procedente de Argelia. En los temas alimentarios la cuestión es especialmente delicada, sobre todo para algunos países de bajos ingresos. Ilkova et al. (2024) documentan las tendencias de las corporaciones europeas y estadounidenses a ampliar el espectro de sus proveedores, diversificando las fuentes de suministros, especialmente cuando los más “tradicionales” se ubican en el bloque geopolítico contrapuesto.

Las respuestas actuales han dado lugar a neologismos relevantes. Si al extenderse la globalización aparecieron términos como deslocalizaciones, offshoring o outsourcing, a finales de la década pasada, en el contexto de recelos hacia la globalización, slowbalization frente a hyperglobalization, empezó a hablarse de reshoring por diversos motivos (UNCTAD,2020; Javorcik, 2020). Y con las nuevas tensiones derivadas de la pandemia y la guerra están alcanzando difusión otros como nearshoring, centrado en deslocalizar solo a ámbitos cercanos y controlables, o, con dimensiones más crudamente geopolíticas los de friendshoring o alliedshoring. Se estima que, en los próximos cinco años, la producción de bienes que representan entre el 16% y el 26% del valor del comercio mundial podría desplazarse geográficamente mediante cualquiera de esas modalidades (Lund, Manyika et al. 2020).

La discusión de Ricardo contenía ya referencias a estas consideraciones. Ya en su texto de 1815 explicita como las consecuencias de restricciones/ceses en los suministros tradicionales serían lo suficientemente graves como para sustituirlos por “una cantidad considerable de los países con que no estuviésemos en guerra”, contando para ello con un mecanismo económico poderoso que hoy también experimentamos: “los prodigiosos efectos de un precio elevado sobre la posibilidad de abastecerse”. En buena medida es lo que está sucediendo desde 2022, con los elevados precios de suministros alternativos a los procedentes de Rusia convertidos en incentivos para otros proveedores…aunque su oferta inicialmente inelástica conduzca a mantener altos los precios mundiales con los subsiguientes efectos sobre la inflación, que requieren tiempo para acomodarse…En ese mismo texto (Ricardo, 1815: 18) Ricardo admite el carácter “sumamente penoso” de algunas de esas transiciones, pero, en una expresión referida inicialmente a los cereales pero aplicable a la estrategia europea para elevar en 2022 las reservas de gas ante el invierno, apela a que la moderación en el consumo junto a las alternativas de aprovisionamiento y el cuidado de las reservas “nos permitiría subsistir”. Se trataría pues de ganar tiempo en los momentos de urgencia para ir haciendo la transición a un nuevo mix de fuentes y modalidades de suministros, y en ello las políticas públicas deben asumir responsabilidades.

En su obra más conocida, los Principios de Economía Política, de 1817, Ricardo vuelve sobre algunas de esas cuestiones en el capítulo XIX, cuyo explícito título es: “Sobre los cambios repentinos en los canales del comercio”. Y en él constata algo tan actual como que: “El comienzo de una guerra después de una paz prolongada, o de la paz después de una larga guerra, produce generalmente un malestar considerable al comercio” (Ricardo, 1817: 199). Y plantea tanto la necesidad como diversas fórmulas de reajustes, de reasignaciones de recursos, en forma creativa, de lo que hoy llamaríamos resiliencia. Se apuntan tanto los riesgos de lentitud o incluso resistencia a las adecuaciones al nuevo entorno como los derivados de ajustarse a una situación transitoria que, al revertirse, pueda originar pérdidas. Ricardo ilustra cómo medidas de política fiscal (graduales y transitorias) pueden ayudar a realizar esos ajustes de la forma más conveniente (Ricardo, 1817, p. 200-201), de nuevo un tema con un mensaje plenamente relevante en la actualidad.

'4.' Un tema Ricardiano de actualidad: innovación

En esta sección y en la siguiente aplicaremos las consideraciones relativas a dos temas centrales de David Ricardo que hoy vuelven a tener llamativa actualidad. Por un lado, la importancia de los incentivos al cambio tecnológico, y de otro las consideraciones sobre cómo se distribuyen los costes de los ajustes entre los diversos segmentos de la sociedad.

Desde antes de la invasión de Ucrania, la elevación de los precios de la electricidad se había convertido en muchos países en un tema de controversia. La opinión pública descubrió entonces que el sistema de fijación de precios en ese mercado era, en gran parte de Europa, de tipo marginalista: las fuentes de suministro de electricidad se ordenaban de menor coste a mayor coste para cada período (día/hora en España) y la demanda de cada momento determinaba el precio para toda la electricidad suministrada, tanto la de coste más bajo (que obtenía así importantes beneficios) como la “marginal”, la última necesaria para atender la demanda. La justificación teórica de ese sistema era que favorecía la eficiencia, al otorgar beneficios a los más eficientes. Pero desde 2021 una conjunción de circunstancias mostró unos efectos colaterales problemáticos del sistema. Por un lado, la apuesta en Europa por la transición hacia energías no contaminantes tenía uno de sus elementos básicos en el papel de los precios, que debían encarecer las fuentes energéticas emisoras de gases de efecto invernadero (básicamente combustibles fósiles, como carbón, petróleo y gas) para disuadir de su utilización. Estos encarecimientos fueron especialmente importantes para las centrales de ciclo combinado que utilizaban varios de esos inputs energéticos y que se convirtieron en las fuentes marginales que marcaban los precios (elevados) para todos los demás (Pacce et alia, 2021) para una descripción no-técnica del sistema. La transición a un mix energético más sostenible tenía unos efectos transitorios de elevar los costes…a la espera de que las fuentes menos contaminantes adquieran el peso suficiente…

Precisamente el primer gran ejemplo de referencia para el funcionamiento e implicaciones de un sistema marginalista es la formulación por parte de David Ricardo de la renta de la tierra: al existir terrenos de diferente fertilidad en la producción de cultivos, el precio de los alimentos producidos en ellos se determinaría por el coste de las últimas tierras (en una ordenación desde las más fértiles a las menos) necesarias para atender la demanda, de modo que los terrenos de más fertilidad/calidad obtendrían rentas extraordinarias. Este mecanismo es central para todas las cuestiones económicas y extraeconómicas que debate la Economía clásica desde Ricardo, incluyendo los efectos de que el comercio internacional sea más o menos abierto. Una sociedad cerrada al comercio y con pretensión/necesidad de autoabastecimiento requeriría poner en cultivos más tierras, llegando a las de menor calidad, lo que encarecería los alimentos…y generaría beneficios extraordinarios para (los propietarios de) las más fértiles, mientras que la apertura al comercio internacional reduciría, gracias a las importaciones de alimentos más baratos, la necesidad de cultivar tierras de menor calidad, reduciendo con ello los beneficios de los propietarios de la tierra. Si una situación de conflicto (guerra, sanciones comerciales, embargos) reducía las importaciones ello elevaría los precios generando rentas extraordinarias en los que suministran internamente los productos ahora más escasos. Parece clara la similitud de la problemática con los alimentos en la Inglaterra de principios del siglo XIX a otros episodios de tensiones, incluidas las actuales dificultades en el comercio internacional en algunos ítems estratégicos…y los debates obre la eventual fiscalidad sobre algunos tipos de rentas extraordinarias.

No obstante, los efectos a corto plazo generan incentivos a buscar fórmulas para eludir las consecuencias negativas. El objetivo nominal declarado del sistema marginalista de inducir a una mayor eficiencia en las fuentes de suministro, combinado con los planes que la UE insiste en ratificar acerca de la transición hacia energías verdes sería ahora más necesario que nunca, pese a que, a corto plazo, se está teniendo que apelar a fuentes que se habían empezado a descartar. Y para ello es esencial que uno de los efectos de la situación planteada sea incentivar a las mejoras tecnológicas que hagan más operativa y barata la explotación de fuentes de energía menos contaminante. Ricardo, a menudo enfrentado a Malthus, muestra una coincidencia con él al explicitar (Ricardo, 1815: 21-22) la conveniencia, especialmente en situaciones de tensiones en los suministros, de “se generalicen los mejor procedimientos (de cultivo) que ahora se practican en algunas partes” y que se obtenga un mejor partido de los recursos disponibles “proporcionalmente a sus ventajas naturales” (claramente aplicables al caso de energías como la solar o la eólica) pero asimismo con una utilización más eficiente del capital e inversiones hacia los ámbitos con más potencial al respecto. En una pregunta inquietante, Ricardo vuelve a citar a Malthus para plantear si debemos seguir utilizando con gran gasto “algunas de las peores” de las opciones existentes, en vez de apostar por inversiones en otras con más futuro. Las respuestas que, sesgadas por el statu quo, dificulten, bloqueen o ralenticen esa transición, son las que debemos evitar, acentuando, por el contrario, las medidas para acelerar esa optimización de los recursos. La lógica de Ricardo, referida en su literalidad al suministro de alimentos, es plenamente aplicable a otros suministros estratégicos, incluidos en los tiempos presentes de forma especial los energéticos.

'5.' Otro tema Ricardiano de actualidad: impactos sobre la distribución

La defensa por parte de David Ricardo del comercio internacional suele presentarse, política y mediáticamente, como una argumentación basada en la eficiencia, al margen de consideraciones sobre impactos sociales, en particular sobre la distribución de la renta. Realmente no es así. No solo porque desde el Preámbulo de sus Principios (Ricardo, 1817: 5) proclame que el “problema primordial de la Economía Política” es “la determinación de las leyes que rigen (la) distribución” de los ingresos entre los factores que contribuyen a su producción, sino, más en detalle, por el papel central que en su explicación de los efectos beneficiosos del comercio internacional desempeña el hecho de que éste abarate sobre todo los productos más relevantes en la “cesta de consumo” de los asalariados (Ricardo, 1817, p. 101). En esa línea, uno de los debates de las últimas décadas acerca de los efectos de la globalización ha sido evaluar en qué medida ha afectado a los precios de los artículos que más presencia tienen en las pautas de consumo de diferentes segmentos de la distribución de la renta (Tugores-Bonilla 2020 resumen ese debate).

Una aplicación reciente a esa polémica es cómo están afectando a diferentes grupos sociales, especialmente a los diversos segmentos en la distribución de la renta, las elevaciones de precios de los suministros de energía y alimentarios. Algunos análisis apuntan a que serían los grupos de menor poder adquisitivo los que estarían experimentando unos impactos negativos proporcionalmente más elevados de las restricciones y encarecimientos de esos ítems. Se trataría de la otra cara de la moneda de la formulación ricardiana: si las distorsiones de precios derivadas de restricciones al comercio inciden de forma especial sobre los más desfavorecidos, su coste social va más allá de la simple ineficiencia económica que generan. Y por eso sería especialmente relevante que las medidas de respuesta, tanto de las “alternativas” para mantener abierto el sistema comercial como de las “medidas de compensación” que se articulen, tengan en cuenta no solo los efectos agregados de los problemas comerciales sino su distribución. Por ello la OMC/WTO está insistiendo en el papel del comercio internacional como mecanismo de inclusividad, con potencial para generar mejoras para los segmentos y países más desfavorecidos: WTO (2024 a) sistematiza con amplitud los argumentos…siguiendo la filosofía que avanzó Ricardo.

Otro de los temas actualmente en debate, las propuestas para establecer impuestos sobre los beneficios extraordinarios obtenidos por determinados sectores, tiene asimismo resonancias ricardianas. En varios lugares de sus publicaciones explicita, en diversos contextos, cómo uno de los efectos del libre comercio es similar a los de la innovación y al progreso tecnológico, erosionando los privilegios de algunos sectores que con el comercio pierden posiciones previas en que obtenían precios más elevados y más “poder de mercado” (Ricardo, 1815: 27; Ricardo, 1817: 204). A sensu contrario las restricciones a las importaciones y subsiguientes escaseces y elevaciones de precios en la actualidad están elevando los beneficios de determinadas empresas en sectores que se ven favorecidos por esas realidades, pese a los efectos agregados negativos sobre el conjunto de las sociedades afectadas.

'6.' Consideraciones finales

En los últimos tiempos, con la guerra comercial desde 2018 iniciada entre Estados Unidos y China, los problemas de suministros durante la pandemia y los cuellos de botella en el transporte internacional y con nueva crudeza en las restricciones al comercio en productos estratégicos (especial pero no exclusivamente energéticos) tras la invasión de Ucrania y las tensiones geoestratégicas agravadas desde entonces, han pasado a primer plano las aristas delicadas de las interdependencias comerciales, que se habían convertido en uno de los aspectos más destacados de la globalización.

Aunque estas fricciones, que plantean situaciones de tensión y obligan a respuestas no siempre fáciles, puedan parecer una relativa novedad, tienen amplios precedentes en la historia. De hecho, están presentes en los orígenes de la más antigua de las argumentaciones en defensa del comercio internacional: el enfoque de las ventajas comparativas formulado por David Ricardo en Inglaterra a principios del siglo XIX.

El análisis de Ricardo, en un contexto de guerra y postguerra (conflictos napoleónicos) delicado, no se limita a una defensa teórica del libre comercio, sino que afronta como principal crítica precisamente las fragilidades que puede suponer en momentos de tensiones el haber dejado en manos de proveedores extranjeros una parte importante de suministros estratégicos. Y se elaboran argumentaciones poliédricas acerca de las alternativas, que conectan con recomendaciones tan de actualidad como la diversificación en los suministros que aumente lo que hoy llamamos resiliencia, el equilibrio entre eficiencia y seguridad (que enlaza con nociones como nearshoring o friendshoring) o las medidas de ajuste y compensación frente a las disrupciones…siempre atendiendo al papel esencial de que los nuevos escenarios se utilicen de forma constructiva y creativa para potenciar la innovación (no para perpetuar statu quo), algo especialmente relevante ante las exigencias de afrontar el cambio climático, y asimismo siempre teniendo en cuenta los efectos distributivos de los acontecimientos y de las medidas de respuesta que se planteen.

Por todo ello es elevada la utilidad en los tiempos presentes de retomar y actualizar líneas de debate, planteamientos de alternativas, y búsqueda de soluciones tanto de los problemas de fondo como de las adaptaciones a cambios delicados. La Historia ciertamente no se repite nunca del todo, pero hay lecciones valiosas que obtener del conocimiento de precedentes más similares a los problemas actuales de lo que a menudo se reconoce.

Referencias bibliográficas

Aiyar, S. et al. (2023), Geoeconomic Fragmentation and the Future of Multilateralism, Staff Discussion Note SDN/2023/001, FMI, enero de 2023, accesible desde: https://www.imf.org/en/Publications/Staff-Discussion-Notes/Issues/2023/01/11/Geo-Economic-Fragmentation-and-the-Future-of-Multilateralism-527266?cid=bl-com-SDNEA2023001

Alfaro, L. y Chor, D. (2023), “Global Supply Chain: the Looming Great Reallocation”, presentado al Simposium de Jackson Hole, agosto 2023, https://www.kansascityfed.org/Jackson%20Hole/documents/9774/AlfaroChor_JacksonHole_30Aug2023.pdf

Arriola, C. et alia (2024), Shocks in a Highly Interlinked Global Economy, OECD Trade Policy Paper 283, junio 2024, https://www.oecd.org/en/publications/shocks-in-a-highly-interlinked-global-economy_4a2f0127-en.html

Arriola, C. et alia (2024), Towards Demystifying Trade Dependencies: At What Point do Trade linkages Become a Concern?, OECD Trade Policy Paper 280, abril 2024, https://www.oecd.org/en/publications/towards-demystifying-trade-dependencies_2a1a2bb9-en.html

Cerdeiro, D. et alia (2024), “The Price of De-Risking: Reshoring, Friend-Shoring, and QualityDowngrading”, IMF working paper 24/122, junio 2024, https://www.imf.org/en/Publications/WP/Issues/2024/06/20/The-Price-of-De-Risking-Reshoring-Friend-Shoring-and-Quality-Downgrading-545774

Comisión Europea (2023 a), Study on the Critical Raw Materials for the EU 2023 – Final Report”, Comisión Europea 2023, accesible desde: https://single-market-economy.ec.europa.eu/sectors/raw-materials/areas-specific-interest/critical-raw-materials_en

Comisión Europea (2023 b), Comunicación sobre “Estrategia de seguridad económica europea”, junio 2023, accesible (en varios idiomas) desde: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?uri=CELEX%3A52023JC0020&qid=1687525961309

Evenett, S. y Fritz, J. (2023), The Scramble for critical Raw Materials: Time to Take Stock?, 31st Global Trade Alert Report, julio 2023, https://www.globaltradealert.org/reports/gta-31-report

Gopinath, G. et alia (2024), “Changing Global Linkages: a New Cold War?”, IMP 24/76, abril 2024, https://www.imf.org/en/Publications/WP/Issues/2024/04/05/Changing-Global-Linkages-A-New-Cold-War-547357

Gopinath (2024), “Geopolitics and its impact on Global Trade and the Dollar”, mayo 2024, https://www.imf.org/en/News/Articles/2024/05/07/sp-geopolitics-impact-global-trade-and-dollar-gita-gopinath

Gopinath, G. (2023), “Cold War II? Preserving Economic Cooperation Amid Geoeconomic Fragmentation, Congreso mundial de International Economic Association, diciembre 2023, https://www.imf.org/es/News/Articles/2023/12/11/sp121123-cold-war-ii-preserving-economic-cooperation-amid-geoeconomic-fragmentation

Ilkova, I.; Lebastard, L. y Serafini, R. (2024), “Geopolitics and trade in the euro area and the United States: a de-risking of import supplies?”, Recuadro 1 del Boletín Económico del BCE 5/2024, agosto 2024.

Javorcik, B. (2020). “Reshaping of global supply chains will take place, but it will not happen fast”. Journal of Chinese Economic and Business Studies, 18(4), pp. 321-325.

Lagarde, C. (2022), “A New Global Map: European resilience in a changing world”, intervención en el Peterson Institute for International Economics, 22 de abril de 2022, accesible desde: https://www.ecb.europa.eu/press/key/date/2022/html/ecb.sp220422~c43af3db20.en.html

Lund, S., Manyika, J., Woetzel, J., Barriball, E., Krishnan, M., Alicke, K., ... & Hutzler, K. (2020). “Risk, resilience, and rebalancing in global value chains”. McKinsey Global Institute.

OCDE (2022), The Price of War - Economic Outlook, junio 2022, accesible desde: https://www.oecd.org/economic-outlook/

Pacce, M. ; Sánchez, I. y Suárez-Varela, M. (2021), El papel del coste de los derechos de emisión de CO2 y del encarecimiento del gas en la evolución reciente de los precios minoristas de la electricidad en España, Documentos Ocasional 2120, Banco de España, 2021, accesible desde: https://www.bde.es/f/webbde/SES/Secciones/Publicaciones/PublicacionesSeriadas/DocumentosOcasionales/21/Fich/do2120.pdf

Panon, L. et alia (2024), “Input in distress: geoeconomic fragmentation and firms’ sourcing”, working paper ECB 2992, octubre 2024, https://www.ecb.europa.eu/pub/pdf/scpwps/ecb.wp2992~ccb9cb4a80.en.pdf?19a5fb30b26df621192ef2a9ae70ce9f

Ricardo, D. (1815), “An Essay on the Influence of a low Price of Corn on the Profit of Stock with Remarks on Mr. Malthus’s two last publications”, edición en español en “David Ricardo: obras y correspondencia” editadas por Piero Sraffa, vol. IV, Fondo de Cultura Económica, 1960.

Ricardo, D. (1817, 1821), Principios de Economía Política y Tributación, edición en español a partir de la tercera edición inglesa 1821) en ”David Ricardo: obras y correspondencia”, editadas por Piero Sraffa, vol. I, Fondo de Cultura Económica, 1959.

Ricardo, D. (1822), “On Protection to Agriculture”, edición en español en “David Ricardo: obras y correspondencia” editadas por Piero Sraffa, vol. IV, Fondo de Cultura Económica, 1960.

Tugores, J. y Bonilla, M.R. (2020), “Comercio, distribución y crecimiento: una aproximación ricardiana a problemas actuales”, Revista de Economía Mundial, 55, 2020, accesible desde: http://www.uhu.es/publicaciones/ojs/index.php/REM/article/view/3828/0

UNCTAD (2020), World Investment Report 2020 – International Production Beyond the Pandemic, United Nations 2020, accesible desde: https://unctad.org/system/files/official-document/wir2020_en.pdf

WTO (2021), World Trade Report 2021 – Economic Resilience and Trade, WTO, 2021, accesible desde: https://www.wto.org/english/res_e/publications_e/wtr21_e.htm

WTO (2023), World Trade Report 2023 – Re-globalization for a secure, inclusive and sustainable future, WTO, septiembre 2023, accesible desde: https://www.wto.org/spanish/res_s/publications_s/wtr23_s.htm

WTO (2024 a), World Trade Report 2024 – Trade and Inclusiveness: How to make trade work for all, WTO, 2024, https://www.wto.org/english/res_e/publications_e/wtr24_e.htm

WTO (2024 b), Global Trade Outlook and Statistics – update October 2024, WTO, 2024, https://www.wto.org/english/res_e/booksp_e/stat_10oct24_e.pdf

Back to Top

Document information

Published on 02/03/25
Submitted on 13/11/24

Volume L’economia catalana dins el nou marc geoestratègic global, 2025
Licence: CC BY-NC-SA license

Document Score

0

Views 0
Recommendations 0

Share this document

claim authorship

Are you one of the authors of this document?