Tanto los investigadores como críticos y profesionales del medio están, en general, de acuerdo acerca de estas cuatro perspectivas para determinar la calidad en televisión: diversidad en cuanto a contenidos, géneros, pluralidad de opiniones y puntos de vista; rendimiento económico que no se detenga en los objetivos a corto plazo lo cual podría poner en peligro la responsabilidad social y ética; profesionalidad que asegure la calidad en el sistema televisivo, en las cadenas de televisión, en cuanto a planificación, programación y ejecución. ¿Se cumplen estos estandares en la televisión actual? Mediante el estudio de las técnicas de programación y de realización y producción de programas vemos cómo la «estrategia de la seducción», conjunto de recursos con los que opera la televisión actual, para la captación y la fidelización de la audiencia, convierte los programas en formatos, siendo también de observar el cambio del sistema de la programación vertical a la horizontal. Para algunos autores en la neotelevisión más que una programación hay una programática. La programación debe permitir conectarse y desconectarse en cualquier momento sin esfuerzo convirtiéndose en una programación autobús. La guerra de las audiencias convierte a los espectadores en un público a conquistar pero también a quien servir al mismo tiempo. Uno de los mecanismos esenciales de la seducción es la mistificación de los géneros que se opera, de modo que todos ellos adquieren un solo sentido: la televisión del espectáculo. Al decir espectáculo lo hacemos en el sentido que algunos autores le dan de pérdida de la autonomía intelectual por parte del espectador, lo cual resulta necesario para la seducción entendida como estructura de poder, es decir, de una apropiación de la voluntad del espectador a partir de la cual se hace posible condicionar sus gustos y sus hábitos de consumo de televisión. No hay una solución fácil en una televisión generalista pensada para un «broad casting» que necesariamente ha de conseguir un beneficio económico que haga viable la continuidad de la empresa, sin embargo la televisión que se hará posible con la expansión de la tecnología digital permite pensar en el futuro de un modo más optimista, pues eso implica la aparición de cadenas temáticas, especializadas en determinados formatos o géneros, que han de hacer programas para un grupo de espectadores reducido interesado en ese tema especifícamente, lo cual resitúa las relaciones de oferta y demanda, y hace posible una nueva actitud de los telespectadores ante el medio.
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Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05
Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25777
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