El cemento aluminoso, cuya obtención se basa en la fusión de bauxita y caliza, ha demostrado desde que fue patentado en Francia, en 1908 por Cementos Lafarge, unas propiedades excepcionales que lo hacen idóneo para ciertas aplicaciones. Tales propiedades son fundamentalmente el desarrollo de elevadas resistencias mecánicas en las primeras edades de hidratación, posibilidad de hormigonar en tiempo frío, una gran resistencia química al agua de mar y a los sulfatos, propiedades refractarias, etc. Todo ello hizo que el cemento aluminoso del tipo fundido, con un 40 % de Al2O3, se utilizara ampliamente en la construcción. Sin embargo, a partir de un determinado momento empezaron a observarse alteraciones en algunas obras construidas con hormigón de este tipo, manifestándose importantes pérdidas de sus resistencias mecánicas (1). Las causas de tales deterioros han sido ampliamente estudiadas (2)-(13), atribuyéndose la principal a la "conversión" de los aluminatos cálcicos hidratados hexagonales en hidratos cúbicos, según reacción.
Published on 01/01/2012
DOI: 10.3989/mc.1981.v31.i182.1009
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