I. Riera
Desde la perspectiva empresarial, el activo más importante es su capital humano. La disposición de recursos humanos abundantes y con las capacitaciones y habilidades precisas para el desarrollo de las tareas asignadas es determinante para la innovación, la asimilación y aprovechamiento tecnológico, la productividad y la competitividad de las empresas. Y, en definitiva, para su sostenibilidad y progreso.
Desde la óptica empresarial, en la actualidad existe un desajuste entre la enseñanza que se imparte en los distintos niveles educativos y las habilidades y conocimientos demandados en el mercado laboral. Al tiempo, una de las causas del reducido tamaño medio del tejido empresarial es la falta de capital humano, especialmente en determinados ámbitos de gestión y en los cuadros de dirección de las empresas.
Con mayor concreción, para las empresas, la Universidad, presenta buenos resultados globales en la generación de conocimientos, pero adolece de diversas debilidades, como la reducida vinculación con la empresa, la gestión burocratizada, la escasa transferencia de conocimientos del sistema de I+D+i a las empresas, la masificación en determinadas titulaciones, la lenta adaptación a las nuevas demandas o el insuficiente estímulo del espíritu emprendedor.
El resultado se resume en un dato revelador: apenas un tercio de las compañías españolas ha colaborado con las Universidades en su actividad productiva.
El análisis planteado trata de profundizar en la identificación de las necesidades del tejido empresarial en su relación con el mundo universitario, ofreciendo asimismo una visión sobre las oportunidades existentes para transitar hacia una mayor interrelación en aras del interés general.
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Published on 28/01/18Submitted on 19/01/18
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